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De andar por casa

Brillo y equilibrio en la calle Bizcochero de Jerez

  • La pasión por la historia, la belleza y la estética de su propietario han sido la base para la restauración y decoración de esta casa

Imagen del patio principal de la casa.

Imagen del patio principal de la casa. / Ignacio Casas de Ciria

La casa que hoy se muestra es una antigua residencia de cargadores de Indias en el que su propietario Rafael Lorente ha estado durante treinta años restaurando todos sus espacios. Todas las estancias de la casa reflejan el cariño de su propietario por los elementos arquitectónicos que ha recuperado y su amor al arte que se vislumbra en su decoración. 

La casa tiene una superficie de 650 metros cuadrados repartidos en dos plantas. La planta baja comprende un zaguán, patio de entrada, patio principal, bodega, y un cuarto de estar con una biblioteca y una pequeña cocina. En la parte superior se encuentra la galería que comunica con las diferentes estancias de la vivienda. En dicha planta se ubica el salón, sala de estar,  comedor, cocina, y dos dormitorios con baños. 

En la entrada de la casa se encuentra el zaguán, que era el antiguo patio de carruaje. La loza de Tarifa da la bienvenida en este espacio que lo ornamenta un arcón del siglo XVII y una original lámpara diseñada por su propietario con diferentes copas de vino, haciendo un guiño a la ciudad de Jerez. Esta estancia comunica con el primer patio presidido por cinco columnas de mármol. Entre los muebles que decoran este espacio se encuentra una mesa San Antonio donde se apoya un reloj inglés de la época de Jorge III. La parte central la ocupa una mesa victoriana de caoba con una pareja de mecedoras isabelinas de rejillas. En una de sus paredes laterales se ubica un lienzo de muralla restaurado, en el que se coloca una original colección de lámparas realizadas por Rafael Lorente.  Un bebedero con su mascarón se coloca en dicha pared. Entre ellas,  también cuelga una pintura de Rodríguez Losada que representa un ángel de la guarda.

Esta zona comunica con el patio central renacentista de columnas en las que se apoyan los arcos de medio punto y le acompaña el  suelo de ladrillo y albero. Una fuente  octogonal de mármol se coloca en su parte central. Diferentes colecciones decoran sus paredes, entre ellas una colección de antiguos  lebrillos de  fajalauza y fragmentos de azulejos del siglo XVII. A todo ello le acompaña los herrajes de las ventanas de la  época. También un pilón de azulejos portugueses y un brocal de mármol genovés ocupa parte de este espacio. 

Una puerta de castaño gótica conduce desde el patio a una sala de estar con su pequeña cocina y una biblioteca realizada en madera y decorada con muebles en su mayoría del s.XIX la cual alberga libros de diferentes temáticas.Desde el patio principal una importante escalera  de mármol San Vicente, con un arco  ojivalde piedra recuperado con una pintura de San Bruno, comunica con la parte superior de la vivienda a través de una  puerta de caoba y  clavos. La galería decorada con muebles, tallas, relojes y pinturas comunica con las diferentes estancias.

El comedor lo preside una gran mesa inglesa de caoba sobre la que se apoya una sopera de Compañía de Indias. A ello, le acompaña un conjunto de sillas isabelinas. Entre sus paredes cuelgan una colección de Compañía de Indias y varios lienzos de Montenegro.  Entre los muebles que le acompaña en este espacio se encuentra un aparador Sheraton y una vitrina con una colección de Compañía de Indias de familia rosa y  porcelana de Imari. 

En el salón destaca una  chimenea de mármol de Carrara y en su parte superior cuelga  una pintura de Paco Lorente que se titula la familia de pescadores. Un sillón fernandino tapizado en flores  y una pareja de sillones  en tonos verdes, se ubica sobre una original mesa central diseñada por el propietario con una reja de ventana y un cristal. 

La sala de estar está compuesta por un conjunto de sillones tapizados en chinilla verde junto a otro cuadro del pintor Paco Lorente que refleja el realismo mágico.

El propietario  Rafael Lorente, ha recogido toda la restauración y decoración de la casa en un libro titulado ‘La casa que hablaba a su dueño, 30 años de rehabilitación’.

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