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El Banco de Alimentos de Cádiz lanza un SOS desesperado: pide donaciones de emergencia

Voluntarios trabajando en el Banco de Alimentos de Cádiz, en una imagen de archivo.

Voluntarios trabajando en el Banco de Alimentos de Cádiz, en una imagen de archivo. / Julio González

Miles de personas vulnerables, entre ellas muchos niños y menores, se están quedando en la provincia de Cádiz sin alimentos imprescindibles para la subsistencia, como leche, aceite y hasta potitos para los bebés. Y buena parte de ellas no volverán a ponerlos en sus mesas o a dárselos a sus pequeños a no ser que instituciones, empresas y particulares atiendan de manera urgente a la llamada desesperada a las donaciones que están haciendo las asociaciones de vecinos, otros colectivos sociales y los propios Bancos de Alimentos de los que se nutrían regularmente hasta hace poco.

Como en otras ocasiones, la voz de alarma la daba este fin de semana a través de sus redes sociales José Gaviño, presidente de la Asociación de Vecinos de los Antiguos Terrenos de Astilleros, en Cádiz. Ya no tienen nada que repartir entre las alrededor de 2.300 personas a las que suministraban mensualmente la comida básica para sobrevivir: “Queremos haceros partícipes de lo que está ocurriendo en nuestro Banco de Alimentos: NO TENEMOS ABSOLUTAMENTE NADA Y NECESITAMOS ALIMENTOS BÁSICOS COMO ACEITE, LECHE, POTITOS. ESPERAMOS VUESTRA COLABORACIÓN. ES MUY URGENTE”. Así lo expresaba José Gaviño a través de su Whatsapp. Todo en mayúsculas. Como quien grita socorro en medio del mar, de un incendio o de cualquier otra catástrofe. Porque a juicio de quienes conocen el terreno social a pie de calle se trata de una auténtica catástrofe. Sólo subsanable desde una rectificación política y administrativa sobre el nuevo modelo de ayuda decidido y todavía no implantado, su complemento con otras a las que este no va a llegar y desde la solidaridad y la generosidad ciudadana.

La causa de esta absoluta precariedad entre quienes más lo necesitan hay que buscarla en la situación límite que se está viviendo en los Bancos de Alimentos después de que se les retirase lo que aportaba el Fondo de Ayuda Europea a Desfavorecidos (FEAD), cofinanciado en un 15% por el presupuesto por la Administración General del Estado. Lo gestionaba el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente a través del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA).

Si en 2019 se recibieron en Cádiz unos 1,2 millones de kilos de comida, en 2023 se vieron reducidos a tan solo unos 500.000, según ya alertó a través de este periódico en febrero del año pasado Isabel Gomís, presidenta del Banco de Alimentos de Cádiz, que atiende a 23.000 personas al año en la provincia. Actualmente reciben un 40% menos que el año pasado y eso no permite en absoluto abastecer a las asociaciones con la cantidad y regularidad con las que lo hacían antes.

Ese sistema de ayuda directa ha sido sustituido por el Gobierno central, al menos provisionalmente, por otro de ayuda indirecta, el de las tarjetas monedero, que gestionará Cruz Roja Española en exclusiva, que no entrará en vigor hasta el próximo mes de abril y que se mantendrá hasta el 31 de diciembre de 2024.

“Las familias que se verán beneficiadas por estas ayudas son aquellas que, en condiciones de privación material severa, tienen uno o más menores a su cargo”, comunican oficialmente desde el Ministerio de Derechos Sociales. El importe que recibirán en sus tarjetas va desde los 130 euros hasta los 220 euros mensuales, dependiendo del número de miembros de la unidad familiar. De esta manera, quedan excluidas de este programa todas aquellas personas que no tengan menores a su cargo. José Gaviño calcula que entre las que atienden desde su asociación serán en torno a un millar las que no percibirán esta ayuda, la mayoría de avanzada edad.

Desde el Banco de Alimentos de Cádiz evitan criticar esta decisión, pero confiesan sentirse “muy afectados”, ya que se ven obligados a “un esfuerzo enorme” añadido al que ya desarrollaban en las grandes recogidas de alimentos en supermercados y en la captación de donaciones. Ya están preparando otra gran recogida para mayo, aunque aún no han fijado el día.

Pese a todo, están percibiendo generosas aportaciones, tan importantes como los 80.000 litros de leche que les han llegado de la Fundación Amancio Ortega, los 6.000 euros de la Fundación Octavio Comes, los otros 6.000 euros aportados por los Salesianos para el mismo fin o los 2.000 litros de leche que consiguió recoger con su pregón de Semana Santa el hermano mayor de la Soledad y Santo Entierro y periodista de Diario de Cádiz Fernando Díaz. Desgraciadamente no son en absoluto suficientes: el Banco de Alimentos repartía hasta no hace mucho 700.000 litros de leche al año entre las 23.000 personas que atiende en la provincia de Cádiz. Y si bien siguen recibiendo recursos y alimentos de la federación nacional y de instituciones como la Junta de Andalucía, el déficit comienza a ser dramático.

Encontrar solución a este asunto fundamental se convertirá, sin duda, en el principal reto del Congreso Nacional de Bancos de Alimentos que acogerá Cádiz los próximos días 19 y 20 de abril, organizado por la Federación Española de Bancos de Alimentos (Fesbal). En el evento, que se celebrará en el Palacio de Congresos, participarán 54 entidades y unas 200 personas.

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