Sí, adiós, hace unos días, a nuestra muy querida amiga María Luisa Fernanda Picardo Carranza. También una gran aliada, benefactora y enamorada de su tierra natal: Cádiz. Creemos, los que disfrutábamos de su potente y generosa amistad, que se ha ido con ella una etapa anterior en Cádiz. Una etapa en la que la gran burguesía que tanto luchó por generar riquezas en esta ciudad, como todas en sus predecesores con grandes luces y algunas sombras, dejó una huella imborrable que forma parte del Patrimonio común de los gaditanos.

Sus esfuerzos por mantener perfecta la mejor casa que tiene la ciudad del siglo XVIII, el Palacio de Moreno de Mora en la calle Ancha, hoy disfrutable en sus visitas, simplemente ese hecho y su denodada fuerza por consérvarlo tal como lo recibió de su adorada madre Carmen Carranza y su padre Álvaro Picardo, le merecen el mejor de los recuerdos y una cariñosa añoranza para siempre. La salvaguarda, mientras pudo, de casas palacios de los primos Aramburu, panteones familiares, etc, y su lucha por aglutinar voluntades de acrecentamiento, junto con su maravilloso carácter, que hacía de sus tertulias y encuentros recuerdos difíciles de borrar, es una herencia fundamental para y por Cádiz.

Descanse en paz nuestra muy querida amiga Toti. Cádiz debe recordarla también como una de sus más atentas anfitrionas y una persona, en su estirpe: sencilla, generosa, afectuosa, siempre sonriente y muy querida por los que tuvimos la honra de estar entre sus amigos. Brindamos por ti y tu ausencia con un vaso con un cubito de hielo y dos deditos de Juanito Caminante que era lo que nos acompañaba en esos maravillosos ratos. Que Dios te guarde en nuestra memoria muchos años y la tierra te sea leve, transmitiendo con el mismo cariño, nuestro más sentido pésame a la familia. / Familia Esteban Riba