Que la atención a los niños que han llegado a nuestras costas se convierta en otra bronca política da asco. El Gobierno ha tardado un año en resolverlo y encima ha librado a Cataluña y al País Vasco de la acogida, es difícil no pensar que por causa de sus aliados parlamentarios . Que el PP se haya lanzado contra el decreto de acogida es de una crueldad y un racismo que raya en lo delictivo.
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