Alcances

Caballeros (y dama) sin espada

Zindabadi. HHHHH Paquita y todo lo demás.

Caballero sin espada es una estupenda crítica fílmica de F. Capra -al que se le dedicó un ciclo en Alcances- sobre el individuo enfrentado a un sistema injusto. Años después la historia -interminable- se repite y los cineastas vuelven a contar cómo el estado se convierte en madrastra patria de sus propios ciudadanos, olvidando, como decía la Constitución de 1812, que el objeto del Gobierno "es la felicidad de la nación". En el primer trabajo, situado en Bombay, se denuncia cómo las autoridades pretenden erradicar la pobreza, aniquilando, prácticamente, a sus víctimas, mediante leyes injustas, especulación apoyada por la corrupción y represión por parte de unos cuerpos de seguridad que actúan como el caballo de Atila.

De forma didáctica, mediante entrevistas a implicados y expertos -que ofrecen testimonios y reflexiones, respectivamente- se explica el origen del conflicto desde diferentes puntos de vista: histórico, político, legislativo, social, económico, coyuntural e incluso cultural, que nos remite -aunque no se cita explícitamente- al injusto sistema de castas.

El mosaico se completa con planos generales descriptivos e ilustrativos que desvelan sin tapujo la miseria, pero también la rebeldía de los que se niegan a seguir siendo parias y demostrando la importancia de unas leyes escritas que nos amparen, aunque parezcan estar escritas sobre papel mojado.

Por su parte, el segundo trabajo, con estética y apariencia de vídeo doméstico, es la descripción de una vida agotada por una reforma psiquiátrica demente e inconclusa. Los propios protagonistas toman la cámara, a su manera, para describir su entorno, que a veces se nos muestra de manera fragmentada, como fuera de quicio. La protagonista no lucha, pues es una heroína al borde de sus fuerzas.

Pero ahí tenemos nuestra parte el resto de la ciudadanía, para recordar a quien corresponda, que "el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen", que resulta la mejor manera de celebrar el Bicentenario de la Pepa.

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