Francisco De Mello-Breyner. Propietario Zmar Eco Camping Resort en Portugal

"Hay que hacer algo distinto"

  • El promotor portugués visita esta semana la provincia para impulsar su proyecto de 'ecoturismo' en Barbate · "El planeta ya no soporta más construcción", sostiene

Cita a mediodía en el Hotel Jerez para conocer al empresario Francisco de Mello-Breyner (Cascais, 1951). El portugués está de visita en la provincia para dar un impulso a su primer proyecto en España, Zmar, un camping pero con servicios de hotel, o un hotel con servicios de camping; todo muy eco. En Barbate. El año pasado inauguró un negocio similar en la costa sur de Portugal. De Mello viste una camisa vaquera, pantalones beis con dibujos y unas babuchas de colores. Le acompañan su hijo, enfrascado en un ordenador portátil, y María Asenjo, que dirige una agencia de comunicación y es representante de Zmar en España, parte muy activa del proyecto barbateño, puntal en cuestiones clave. "¿La provincia es Andalucía? ¿La Diputación es Andalucía? ¿El alcalde [Rafael Quirós, PSOE] es de Cádiz o de Barbate?", dispara él.

De Mello es promotor inmobiliario. Ha construido viviendas, edificios de oficinas y centros logísticos en Portugal. Una vez probó suerte en Rusia. "Muy divertido, pero es muy difícil ir a un país cuando no se habla la lengua. Aquí, más o menos", apunta. Asegura que esa dedicación "no tiene nada que ver con el turismo", aunque los proyectos inmobiliarios "tenían algo distinto, parques, jardines... otra forma de ser".

-Entonces, ¿cómo surge Zmar?

-En un momento de locura total. Había que hacer algo distinto, algo ecológico, hay que hacer algo distinto. No por el momento, sino por convicción profunda. Si el gran problema de la construcción es el respeto al entorno, vamos a intentar solucionarlo haciendo algo que, digamos, una esos dos mundos; vamos a juntarlos. El planeta no soporta más construcción.

"Licenciar" el complejo portugués costó cuatro años y la construcción se prolongó nueve meses, hasta el verano de 2009, cuando Zmar Zambujeira Do Mar abrió sus puertas. Aquello son 80 hectáreas de zonas de acampada, casas de madera, instalaciones deportivas y de spa, restaurantes y otros equipamientos. "Hay edificios grandes, pero sólo de una altura, grandes, pero uno sólo ve la estructura de madera". El complejo, capaz de albergar a 3.000 personas, se gestiona "de la forma más sostenible posible": sistemas de reciclaje, depuración y autoabastecimiento energético, empleo local, materias primas de la zona. De Mello esboza la lista y se remite a la web y a las certificaciones logradas (www.zmar.eu).

-¿Cómo ha funcionado el complejo en este primer año y medio?

-Son quince meses que han sido buenos aunque con la crisis todo es difícil. Nada es bueno. Zmar se ve menos afectado por la crisis que los hoteles tradicionales. Tenemos una temporada fuerte del 15 de junio al 15 de septiembre, aunque estamos abiertos todo el año. Aunque llueva, tenemos instalaciones para que la gente lo pase bien.

Con Zmar Portugal en marcha, en el verano de 2009, se buscó ubicación para un segundo proyecto en España. María Asenjo, a caballo entre Marbella y Madrid, animó a De Mello a centrarse en Cádiz ["es una maravilla"] y se establecieron contactos en la provincia. El principal, la diputada de Turismo, Irene Canca (PSOE), que tanteó posibilidades de desarrollo en La Janda y las encontró en Barbate con el apoyo del alcalde del municipio, Rafael Quirós.

Este martes, el promotor y los políticos examinarán terrenos próximos a Zahora y La Breña adecuados para Zmar, en manos privadas pero con opciones de compra. "Buscamos un lugar en el campo, grande y cerca del mar. Nunca un Zmar en la Costa del Sol. Allí ya se hizo todo y se hizo mal". Aunque hay que elegir la parcela, De Mello asegura que el proyecto para Barbate está redactado. "El plan está arrancando", apunta el promotor, que confía en "seguir contando" con el apoyo de las administraciones para una tramitación ágil. El miércoles habrá una presentación en Diputación.

-¿Está resuelta la financiación?

-Es un momento difícil, no hay plata y no hay confianza. Contamos con socios interesados en participar en el proyecto y también con socios financieros. Ahora hay que atarlo todo.

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