Su propio afán

enrique / garcía / mÁiquez /

Nicolasito Pertusato

SIN querer me va a salir una trilogía de la Operación Menina. Y uso la expresión "sin querer" en su sentido fuerte, esto es, no porque me vaya a salir sin esfuerzo, sino porque lo va a hacer en contra de mi voluntad. Yo habría querido escribir sólo el primer artículo de la serie, el que analizaba las sutilezas políticas que encerraba la denuncia de Pablo Iglesias. El segundo tuve que hacerlo porque había quien consideraba machismo decirle "menina" a Soraya Sáenz de Santamaría. Ahora es peor, porque tengo que escribir el tercer artículo para remediar un fallo mío. ¿Recuerdan que asigné el personaje del extremo izquierda de la escena, llamado Nicolasito Pertusato, a Íñigo Errejón? Qué tremendo error.

Un error muy literario. El gran peligro de los escritores es enredarnos en las palabras, tan espesas, y cegarnos a la realidad. Para cualquiera que mire con los ojos y no con el diccionario el cuadro de Velázquez resulta evidente que Pablo Iglesias es idéntico a Nicolasito Pertusato: el mismo pelo, el mismo tamaño, el mismo estilo postural y hasta la misma desenvoltura vistiendo. Me engañó el diminutivo de "Nicolasito", ay de mí, tan enganchado a los prefijos y a los sufijos, lo que me hizo asociarlo mentalmente a Íñigo Errejón y su fama de Peter Pan empollón.

Vuelvo a mirar el cuadro de Velázquez, y me pasmo. Pablo, quiero decir, Nicolasito, está ahí, clavado. Y con un perro, profecía del más puro perroflauta. Aunque, cuidado, no vayamos a equivocarnos de nuevo y tenga que escribir otro artículo. Una trilogía aún tiene un pase, pero una tetralogía ya no hay quien la aguante. Vayamos con tino.

¿No le está pegando una patada al paciente animal? La actitud sí es muy "Podemos" y pre-republicana. En vez de hacer referencias a la infanta, liarla. Hay quien sugiere que pega un puntapié al perro para que se levante cortesanamente porque han entrado los reyes, pero eso es la casta mediática que intoxica las posturas más revolucionarias. Nicolasito, si no fuese por el anacronismo, regalaba a Felipe IV unos cds de "Juego de Tronos". Vale, pero, ¡la patada al perro!, qué poca sensibilidad, ¿no? Aunque siendo un mastín de sangre azul, se puede disculpar como un arrebato de conciencia social. Si fuese un chucho, lo acariciaría…

La patada me da, de golpe, otro motivo para publicar este artículo a toda prisa. Antes de que censuren esa escena y recorten el cuadro por maltrato animal.

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