El truco de David Delisle, experto en finanzas, para ahorrar: "Un mes puede cambiar tu forma de pensar sobre el dinero"

El experto ha dado con la clave para ahorrar bastante dinero en poco tiempo

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David Delisle, autor y divulgador canadiense / @theawesomestuff

En tiempos de incertidumbre económica, con la inflación que aprieta los bolsillos y las familias buscando fórmulas para llegar a fin de mes, cada pequeño gesto de ahorro cobra más valor que nunca. Los expertos en finanzas personales insisten en que no se trata únicamente de ganar más dinero, sino de aprender a gestionar mejor lo que ya se tiene. Entre las propuestas que circulan, destaca la de David Delisle, autor y divulgador canadiense, que asegura haber encontrado una estrategia tan sencilla como efectiva para cambiar de raíz nuestra relación con el gasto.

Delisle, que ha dedicado años a estudiar el comportamiento financiero de las personas y a enseñar educación económica a jóvenes y adultos, sostiene que un hábito muy simple puede transformar el modo en que consumimos: pasar un mes completo pagando en efectivo en lugar de con tarjeta. Lo presentó como un experimento personal, pero los resultados —según él mismo reconoce— fueron tan reveladores que acabaron convirtiéndose en una auténtica lección de vida. En apenas 30 días logró recortar sus gastos a la mitad, sin sentir que estaba sacrificando nada esencial.

Un método tan básico como transformador

El planteamiento no recurre a cálculos complicados ni a sofisticados planes de inversión. Se trata de algo tan directo como dejar aparcadas las tarjetas y usar dinero físico en la mayor parte de las compras. El propio Delisle explica que, antes de comenzar, reservó las tarjetas únicamente para aquellas operaciones que no podían hacerse de otro modo: suscripciones digitales, facturas automáticas o ciertos servicios online. En todo lo demás, solo efectivo.

Lo que parecía un simple cambio de medio de pago acabó generando una transformación mucho más profunda. Al pagar con billetes y monedas, cada transacción exigía un acto consciente: abrir la cartera, contar el dinero, recibir cambio. Ese gesto, que con la tarjeta se resuelve en segundos sin apenas pensar, le obligaba a preguntarse si realmente necesitaba aquello que estaba a punto de comprar.

Los beneficios inmediatos

Tras las primeras semanas, Delisle comprobó tres efectos claros:

  1. Mayor conciencia de gasto. Cada café, cada prenda o cada capricho se hacía visible de manera tangible. El simple hecho de ver cómo disminuía el efectivo en su cartera funcionaba como un freno automático.
  2. Reducción de compras impulsivas. Gran parte de lo que solía adquirir respondía a la costumbre o al impulso del momento. Al tener que pagar en metálico, esos gastos superfluos desaparecieron casi sin esfuerzo.
  3. Un "dolor" positivo. Manejar billetes puede resultar incómodo en un mundo dominado por lo digital. Pero esa molestia se convirtió en aliada: fue el recordatorio constante de que gastar implica desprenderse de algo valioso.

En 30 días, su nivel de gasto descendió aproximadamente un 50 %. Y lo más sorprendente: no echó de menos la mayoría de lo que dejó de comprar.

Cómo ponerlo en práctica

El método es tan sencillo que cualquiera puede probarlo:

Una lección más allá del ahorro

Más que una técnica pasajera, Delisle considera que este experimento enseña a mirar el dinero de otro modo. No se trata únicamente de ahorrar por ahorrar, sino de descubrir qué gastos aportan valor y cuáles responden a la inercia. En sus propias palabras: "Un mes puede cambiar tu forma de pensar sobre el dinero".

Su propuesta no pretende desterrar para siempre las tarjetas, sino demostrar que un cambio temporal puede reeducar los hábitos de consumo. La verdadera clave está en la conciencia: entender que cada euro cuenta, y que gastar de forma automática suele ser el mayor enemigo de unas finanzas sanas.

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