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María José Martínez, experta en descaso: "Dormir mal provoca que las hormonas del apetito se desregulen"

La experta aclara que un adulto debe dormir una media de entre 7 y 9 horas para tener un descanso óptimo

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María José Martínez, experta en sueño / M. G

Dormir bien se ha convertido en un reto cada vez mayor. La vida acelerada, el uso prolongado de pantallas, las jornadas laborales extensas y la exposición constante a estímulos dificultan que muchas personas logren un descanso profundo y reparador. La doctora María José Martínez, coordinadora del grupo de Cronobiología de la Sociedad Española del Sueño, ha dejado claro en una entrevista en Las Mañanas de RNE que "dormir mal altera las células".

En este contexto, el sueño ha dejado de ser una prioridad para convertirse en un bien escaso, con consecuencias que afectan tanto al cuerpo como a la mente. El problema no es solo dormir pocas horas, sino también la calidad del descanso. Alteraciones en los ritmos circadianos, despertares frecuentes o no alcanzar las fases más profundas del sueño pueden tener efectos significativos sobre la salud, incluso aunque se pase suficiente tiempo en la cama. Y es precisamente sobre esto sobre lo que ha querido llamar la atención la doctora María José Martínez.

Durante su intervención, Martínez subrayó que el sueño no es un proceso uniforme ni pasivo, sino una secuencia activa de fases necesarias para la reparación física y mental. "Tenemos que dar margen a que nuestro cuerpo y cerebro pasen por todas las fases de sueño y se recupere todo de una forma integral", explicó.

Comparó el sueño con un "taller" en el que, durante la noche, el cuerpo realiza funciones esenciales: restauración celular, consolidación de la memoria, regulación emocional y limpieza de toxinas del sistema nervioso central. Si el descanso se interrumpe o es insuficiente, este proceso de reparación se ve limitado.

Dormir mal afecta no solo al cansancio

Martínez alertó sobre las consecuencias científicamente demostradas de dormir mal de forma continuada. Según explicó, el mal descanso altera el metabolismo de múltiples células del organismo, incluidas las neuronas, y favorece procesos inflamatorios y de estrés oxidativo. "No dormir bien daña la salud cardiovascular y afecta a la memoria", advirtió, citando hallazgos recientes.

Esta alteración metabólica puede tener efectos similares a los observados en enfermedades neurodegenerativas, algo que se ha confirmado en diversas investigaciones que vinculan el mal sueño con un mayor riesgo de deterioro cognitivo a largo plazo. "Si tenemos un déficit crónico de sueño nuestras neuronas van a funcionar peor y sé vana centrar en sobrevivir y van a dejar el paso de memoria a largo plazo a un segundo plano", afirma la experta en sueño.

En una sociedad que premia la actividad constante, dormir se percibe a menudo como una pérdida de tiempo. Sin embargo, la evidencia científica y la experiencia clínica coinciden en lo contrario: el sueño es una necesidad biológica irrenunciable. "Hay que darle al cuerpo la oportunidad de hacer su trabajo mientras dormimos", concluyó la experta.

En definitiva, como recordó María José Martínez, dormir no es un lujo, sino una condición esencial para vivir bien. Darnos ese margen no es solo un gesto de autocuidado, sino una medida imprescindible para mantener el equilibrio físico y mental

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