Con el paso del tiempo, las gaviotas se han instalado en la ciudad como si de vecinos se trataran. No es raro verlas en las terrazas, alrededor de mesas con restos de comida que aún no han sido retiradas, o esperando sin más a que alguien les arroje algo de alimento, como 'la mascota' de Las Cortes de Cádiz. Y lo cierto es que, como ocurre en el mundo animal, ellas se acercan al lugar donde se les ofrezca alimento. Da igual si es un gato, un pajarito, una paloma o una gaviota... los animales urbanos han perdido buena parte del miedo que les tenían a los humanos por esta tendencia de echarles algo que llevarse al gaznate.

El hecho además de que el humano se haya convertido en una fuente de alimentación estaría detrás también del carácter agresivo que pueden llegar a tener en ocasiones. Aprovechándose de sus dimensiones físicas, son ellas las que deciden en ocasiones qué comida toman, sin esperar a que nadie se las ofrezca. A veces una patata frita que se nos escapa de las manos y otras incluso hasta un bocadillo completo cuando no estamos atentos. Cualquier cosa puede desaparecer de nuestro lado si hay gaviotas al nuestro alrededor.

Otros motivos de agresividad pueden venir, como ocurre con tantos animales, si en algún momento consideran que estamos ocupando su territorio o simplemente es una madre que tiene a sus crías por la zona. En estos casos, de nuevo las características físicas de este pájaro marino puede hacer que nos llevemos un buen susto.