Un arquitecto habla sobre lo que pasa al vivir en un último piso en verano: "Durante el día, el techo acumula calor, y por la noche, ese calor no se disipa"

El experto explica las claves físicas y arquitectónicas que provocan que las viviendas en las plantas superiores sufran más el calor en verano

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Viviendas en un último piso / M. G

Comprar un ático o vivir en el último piso de un edificio puede parecer una gran idea por las vistas, la tranquilidad o la ausencia de vecinos arriba. Sin embargo, esta elección puede conllevar un importante inconveniente en verano: el exceso de calor. Así lo explica el arquitecto Edu Saz, que ha detallado en su canal de YouTube las razones técnicas que explican este fenómeno habitual y que muchos propietarios no valoran hasta que sufren altas temperaturas en el interior de su vivienda.

"Cuando compras un último piso, tienes que pensar que el techo absorbe una gran cantidad de calor", afirma Saz. Esa es la clave principal del problema: al no haber otra vivienda por encima, la cubierta de la finca se convierte en el elemento directamente expuesto al sol durante todo el día. Este contacto constante con la radiación solar provoca un sobrecalentamiento del techo, que transmite ese calor al interior de la vivienda.

Radiación solar directa: el factor determinante

El arquitecto aclara que la radiación solar no afecta por igual a todas las plantas. Mientras los pisos intermedios están protegidos tanto por el suelo como por el techo de otros apartamentos, los últimos quedan completamente expuestos a la intemperie. Esto no solo incluye el sol directo, sino también el aire caliente que se acumula en la parte superior de los edificios.

"Durante el día, el techo acumula calor, y por la noche, ese calor no se disipa tan fácilmente como en una pared lateral", explica Saz. El resultado es un efecto acumulativo: las temperaturas se mantienen altas incluso cuando cae el sol, lo que afecta directamente al confort térmico de quienes viven en esa planta.

Otro factor que hay que tener en cuenta en un úlltimo piso es el tipo de cubierta del edificio. Según Saz, los tejados planos y sin aislamiento son especialmente problemáticos. "Muchos edificios antiguos no tienen un aislamiento térmico adecuado en la cubierta, lo que incrementa la transferencia de calor al interior", explica. En cambio, si la finca cuenta con una azotea ajardinada o un sistema de aislamiento térmico eficiente, el impacto del calor puede reducirse de forma notable.

¿Existen soluciones para no tener tanta calor en la vivienda?

Edu Saz sugiere varias medidas para paliar este problema. La más efectiva es instalar un buen aislamiento térmico en la cubierta, especialmente si se trata de una comunidad que puede abordar una reforma conjunta. También recomienda el uso de toldos, pérgolas o cubiertas vegetales para minimizar la radiación directa.

A nivel particular, los propietarios pueden optar por soluciones como falsos techos con aislante, instalación de ventanas con cristales bajo emisivos, o el uso de cortinas térmicas. Y, por supuesto, un sistema de climatización eficiente que compense el calor acumulado, aunque esto suponga un aumento en el gasto energético.

Saz insiste en que, aunque los áticos pueden ser muy atractivos por estética o privacidad, es fundamental tener en cuenta este aspecto térmico antes de comprar o alquilar. "No se trata solo de diseño, también de confort y eficiencia energética", concluye.

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