La primera de su nombre
botón de muestra
En anteriores entregas (LA anterior entrega) hablamos de la principal ventaja de ser una madre añosa, característica que (años arriba, años abajo) hemos hecho abundante en esta nuestra sociedad. Y esa ventaja reluciente no es otra que el superpoder de no quedar bien. Créeme, lo vas a necesitar.
Nunca simpática, siempre antipática, es un superpoder que tuve la oportunidad de poner en práctica nada más nacer mi heredera. No me era, como digo, desconocido, pero tampoco hubiera nunca imaginado que podía ser capaz de llegar hasta esos límites. O, más bien, de galopar sin límite.
Empecemos diciendo que, si el amor de una madre es potente, más fuerte es la morfina:"Y tú, guapa, te quedas con el botón de muestra y ya está, ¿eh? Ya no más", fue la frase para la historia en el paritorio.
Tras pasar 24 horas grogui, cuando desperté todo era distinto. El mundo había cambiado. Había una criatura en una cunita de metacrilato con una versión jibarizada de mis pies. Una versión gigantesca de los suyos me saludaba, de hecho, desde el suelo, por primera vez en meses. Y había cosas sospechosas. Cosas nazis.
Dos pares de pendientes de oro que volvieron de vuelta -"No le voy a poner pendientes"-. Un faldón de puntillas absurdas para el bautizo -"La niña no se va a bautizar"-. Y había, también, gente. Era muy desagradable.
La peque (en adelante en esta serie, Botón) no tendría pendientitos, ni faldones, pero sí tenía una cosa muy importante: mi apellido. El ejecutor final fue el padre, bajo la especie de que iba a ser "lo mejor para todos". Tengo una fama que, de verdad, me merezco.
Qué quieren que les diga: la tierra para el que la trabaja. Y bueno, sí, el feminismo está muy bien. Pero aquí he de confesar que esa no es la verdadera razón por la que defendí lo del apellido materno para Botón. La verdadera causa por la que Botón tiene el nombre que tiene en el mundo real (Claudia Vera) es porque podría viajar en el tiempo a la Antigua Roma y seguir llamándose igual, sin cambiar una letra. Claudia Vera Drusa Germánica, o algo. Dos mil años después, y siguen siendo los amos. Eso es un imperio y lo demás, imitaciones.
Esta entrega es un ejemplo de los textos que podrán encontrarse, a partir del próximo mes de septiembre, en 'Botón de muestra': la newsletter sobre niños hallados y padres perdidos que ofrece Diario de Cádiz. Una vez cada quince días, habrá un correo en tu buzón que arroje un poco de luz sobre esto de ser padres. O que te permita reírte un poco a costa de los que se pasan la vida luchando con krákenes (y creo que es la primera vez que pongo este plural). Si te apetece, puedes apuntarte aquí.
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