La bola de fuego a 55.000 kilómetros por hora que se vio desde Cádiz

El pasado 17 de agosto irrumpió una bola de fuego a 55.000 kilómetros por hora en la atmósfera a la altura del mar Mediterráneo, entre las costas malagueñas y marroquíes. Como todo lo que tiene que ver con los avistamientos en el cielo, muchas personas reportaron su encuentro visual con la bola. En este caso se testimonió la presencia en el cielo de este meteoro desde Cádiz, Sevilla, Huelva o Málaga.

Este fenómeno ha sido investigado por José María Madiedo, del Instituto de Astrofísica de Andalucía, quien confirma que la entrada de la bola en la atmósfera pudo verse desde varios puntos de la costa andaluza. Según cuenta, la roca procedente de un asteroide entró en los cielos con una apariencia de luna llena por su brillo.

Al entrar en contacto con la atmósfera, comenzó a arder a una altura de 83 kilómetros sobre el Mediterráneo y a unos 55 kilómetros del litoral de Málaga y a otros 50 del de Marruecos. El fuego del meteoro se extinguió cuando le quedaban 23 kilómetros para tocar el mar. El primer análisis que maneja este experto es que una parte del meteorito sí llegó a caer al agua.

En Cádiz se pudo ver este fenómeno

A las 23.18 horas del 17 de agosto se pudo ver en Cádiz, entre otros puntos, el paso de esta roca ardiente. Todo un regalo para los ojos de aquellos que estuvieran esa noche atentos al cielo, en unos días donde aún continúan pasando las conocidas como perseidas.

El reporte de este fenómeno es posible gracias a la presencia de estaciones de detección de meteoritos en Sevilla y Huelva. Estas sirven al proyecto Smart, que lo desarrolla la Red de Bólidos y Meteoros del Suroeste de Europa (Red Swemn). El objetivo no es otro que registrar y estudiar el paso de rocas y cuerpos procedentes del Sistema Solar.

En el vídeo, puede verse cómo en los cielos, de repente, se ilumina un punto que baja a cierta velocidad hacia tierra. Y para que no haya dudas, se hace el dibujo de las estrellas, para que este punto móvil pueda ser diferenciado de los cuerpos celestes. Un espectáculo más del universo que solo unos pocos privilegiados pudieron presenciar, al no ser nada fácil percatarse de estos movimientos.