El alquiler de una vivienda en ciudades es toda una afrenta económica. Cada vez más. Los costes se disparan en urbes como Madrid o Barcelona, donde se dan condiciones casi dantescas. En Cádiz, la situación tampoco es mucho mejor. Un parque de viviendas escaso y limitado a temporada escolar, complican las opciones. La media de alquiler en la ciudad está en 800 euros al mes, ocupando el décimo puesto a nivel nacional de lugares más caros.

El reto mayor para los inquilinos es ingresar de nuevas a un apartamento. Normalmente, ha de abonarse el pago de una fianza, a veces dos. Cada una de ellas equivale a una mensualidad. Así que, ingresar a un nuevo piso supone asumir el pago del mes corriente y de las fianzas. Aún hay más. Si el inmueble lo gestiona una inmobiliaria, estas piden honorarios, cuya cantidad también es igual a un mes. Por lo que el arrendatario que entra alquila por primera vez puede encontrarse en la situación de abonar tres mensualidades de una vez. Si el apartamento es de 800 euros al mes, 2.400 euros.

Precisamente, estas comisiones están en el punto de mira. Los interesados en alquilar cada vez buscan más casas gestionadas por particulares, para saltarse este impopular pago. En el fondo de la cuestión, los inquilinos no sienten que este gasto deba ser asumido por ellos. Bajo el punto de vista del arrendatario, el trabajo de la inmobiliaria es beneficioso para el propietario. La discusión ya está en el Congreso. Unidas Podemos quiere que en la ley de la vivienda se incluya la prohibición a las agencias de cobrar estas comisiones por enseñar los pisos a los inquilinos. Y solicitan que se pase estos costes a los dueños de los apartamentos.

La última polémica en torno a las prácticas de las agencias ha llegado desde Barcelona. Según un reportaje de eldiario.es, una inmobiliaria hizo pagar a unas inquilinas 1.800 euros para renovar la estancia en el piso. Por miedo a ser expulsadas, pagaron. Sin embargo, esto resultó un hecho insólito. Hasta ahora, las agencias cobraban, normalmente, solo en la firma del contrato. Este caso activa las alarmas ante la posibilidad de que proliferen los abusos.

¿Se debe cobrar comisión por renovar el alquiler de un piso?

La última modificación de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) de marzo de 2022 introdujo una serie de cambios. El más sustancial, que los caseros no podían subir más de un 2% el alquiler a sus arrendatarios al actualizar la renta. Una cláusula que permite revisar la cuota mensual según la subida del IPC.

Además de eso, sobre los gastos que debe soportar el inquilino, hubo actualización. Cuando los contratos han sido formalizados entre particulares, no hay nada escrito. De igual modo, lo normal es que no haya problemas para renovar la estadía en el inmueble. Los contratos se firman por cinco años, pudiendo el inquilino abandonar la casa sin pérdida de fianza a partir de los seis meses de la firma.

La cosa cambia cuando quien alquila un inmueble es una empresa o persona jurídica. En el caso polémico de Barcelona, quien arrendaba era una compañía propietaria de varias viviendas. Aquí la ley es clara: "Los gastos de gestión inmobiliaria y de formalización del contrato serán a cargo del arrendador, cuando este sea persona jurídica". Pese a esto, la inmobiliaria en cuestión exigió el pago de honorarios para formalizar nuevos contratos o renovaciones. Esto mismo les pasó a otras tantas personas en Barcelona y ahora ya hay en marcha una demanda colectiva.

Cuánto cobran las inmobiliarias en Cádiz

Por suerte, la situación de la vivienda en Cádiz, no tiene situaciones tan abusivas como la que se ha dado en Barcelona. Las agencias gaditanas cobran por enseñar el piso a los arrendatarios. Normalmente, a los propietarios no se les pide el abono de ninguna cantidad. Pese a ser estos, los que solicitan a la agencia el movimiento del inmueble en el mercado.

Las comisiones que fijan las agencias al inquilino al firmar un piso están entre el 5% y el 10% de la renta anual de un piso. O dicho de otra forma, una mensualidad. No obstante, se pueden requerir el pago de retribuciones extras por otras circunstancias. Por ejemplo, gestionar el cambio de suministros.