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En el actual escenario educativo y profesional en España, la Formación Profesional Dual ha emergido como un elemento diferenciador y esencial en la transición de los jóvenes al mercado laboral. La realidad contemporánea revela que la obtención de títulos universitarios o de grado superior ya no constituye garantía suficiente para conseguir un empleo estable y acorde al perfil profesional adquirido en los estudios reglados. Por ello, se ha intensificado el interés por vías formativas que vinculen la preparación académica con las demandas reales del entorno productivo, ubicando a la Formación Dual como una de las principales alternativas para mejorar la empleabilidad juvenil en 2025.
Datos recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE) y del Ministerio de Educación de España publicados en este 2025 constatan esta tendencia. Tanto responsables educativos como agentes sociales coinciden en resaltar que la especialización junto con la experiencia práctica constituyen dos factores determinantes para acceder a un trabajo de calidad. Los informes señalan que el tejido productivo demanda perfiles profesionales capaces de adaptarse a contextos cambiantes y de aplicar conocimientos teóricos a la resolución de situaciones reales, funciones que el sistema dual incorpora de manera estructural en sus planes de estudio.
El acercamiento entre el mundo académico y empresarial queda garantizado mediante un diseño formativo en el que el estudiante alterna periodos en el centro educativo y estancias prácticas en una empresa desde el primer día de su formación. Fuentes del Ministerio de Educación afirman que “el alumnado cuenta desde el primer momento con un pie en la realidad laboral”. Esta integración favorece el desarrollo de competencias que van más allá de lo puramente técnico, al fomentar actitudes y destrezas como la responsabilidad, la resiliencia, la iniciativa y el trabajo autónomo.
La Formación Dual se estructura como un modelo híbrido basado en la colaboración efectiva entre entidades educativas y empresas, de tal modo que ambas partes participan activamente en la planificación, seguimiento y evaluación de los aprendizajes. Desde el curso 2019-2020, la normativa impulsada por el Gobierno de España promueve la expansión y consolidación de esta modalidad, adaptándola a las peculiaridades de los diversos sectores productivos. Tanto pequeñas como grandes compañías, así como asociaciones empresariales, participan actualmente en acuerdos de colaboración, permitiendo que los estudiantes accedan a una oferta diversificada de puestos para su formación práctica remunerada.
La posibilidad de cursar ciclos de Formación Profesional Dual está abierta en la mayoría de comunidades autónomas, abarcando áreas como tecnología, sanidad, administración, hostelería, comercio, industria, y ramas emergentes como la digitalización, la logística avanzada o la economía verde. Esta flexibilidad permite adaptar el contenido formativo y las prácticas a las necesidades específicas de los sectores más dinámicos de la economía nacional, lo que repercute positivamente en la preparación de los futuros profesionales.
La principal fortaleza de este sistema reside en la combinación de aprendizaje teórico y experiencia práctica. Esto se traduce en varias ventajas relevantes respecto a la formación convencional. Entre los principales beneficios señalados por los expertos del Observatorio de la FP, se destaca el “aprendizaje orientado al puesto de trabajo gracias a la participación directa en procesos reales dentro de la empresa”. La interacción en proyectos y tareas del entorno laboral dota a los estudiantes de una experiencia indispensable que incrementa su valor de cara a futuros empleadores.
Otro aspecto determinante es la retribución de las prácticas, elemento que contribuye no sólo a la profesionalización del alumnado sino también a su autonomía económica durante el periodo formativo. El vínculo con el tejido empresarial fortalece igualmente la integración en equipos multiculturales y multigeneracionales, lo cual potencia el desarrollo de habilidades interpersonales y la capacidad de adaptarse rápidamente a entornos diversos.
Respecto a la inserción laboral de los titulados, el modelo Dual arroja datos notoriamente superiores a los del sistema académico tradicional. Según el Observatorio de la FP, el 67 % de los titulados en FP Dual accede a un empleo en los seis meses siguientes a la obtención de su título, frente a tasas mucho más modestas en otros itinerarios. Además, esos empleos suelen estar mejor alineados con la preparación académica y las expectativas de los jóvenes.
La adquisición de competencias transversales y tecnológicas, como la gestión del tiempo, la resolución de conflictos, la comunicación efectiva o el pensamiento crítico, ofrece un valor añadido muy apreciado en el mercado laboral contemporáneo. Los directores de recursos humanos consultados recalcan que “la experiencia laboral previa y el contacto con la realidad empresarial son clave en la decisión de contratación de personal joven”, un factor que refuerza el interés por la formación dual entre estudiantes, familias y empresas.
El efecto multiplicador de la Formación Dual trasciende el plano individual, extendiéndose a la dinamización del tejido productivo, la reducción de las tasas de desempleo juvenil y la mejora de la competitividad nacional. Las empresas participantes reconocen los beneficios derivados de incorporar a sus plantillas a jóvenes formados bajo parámetros adaptados a las demandas actuales, aportando frescura, capacidad de innovación y motivación constante.
El alumnado participante también experimenta un notable desarrollo personal. Según orientadores de centros educativos, “la motivación y la ambición por proyectar una carrera profesional propia aumentan notablemente entre quienes han realizado una formación dual”. Esta modalidad facilita la identificación de intereses y aptitudes, ayudando a definir trayectorias profesionales y a consolidar un sentido de pertenencia dentro de la organización.
El atractivo de la Formación Dual ha crecido notablemente desde 2023 entre titulados universitarios, quienes optan por completar su formación realizando ciclos de FP Dual especializados en sectores donde la demanda supera la oferta. En especial, ramas como las tecnológicas, industriales y de transformación digital han captado el interés de numerosos graduados, motivados por la rápida inserción y la posibilidad de acceder a puestos cualificados mediante contratos vinculados a las prácticas desarrolladas.
España ha adaptado el sistema dual inspirándose en modelos de éxito de países como Alemania, Suiza y Austria, donde las bajas tasas de desempleo juvenil avalan la eficacia del aprendizaje basado en la alternancia. La estrategia nacional contempla la contextualización de los itinerarios duales a las especificidades territoriales y sectoriales del mercado español, promoviendo su implantación progresiva en todos los ciclos formativos.
De acuerdo a los datos publicados por el Ministerio de Educación en febrero de 2025, la demanda de plazas de FP Dual ha crecido más de un 30 % en los dos últimos cursos académicos –esto es, desde el inicio del curso 2023-2024 hasta el curso 2024-2025–. El compromiso institucional apunta a una implantación mayoritaria de la dualidad en todos los niveles de FP de grado medio y superior antes del año 2030, con el objetivo de equiparar la inserción laboral de los jóvenes españoles a las cifras europeas más avanzadas.
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