"Para el riñón beba agua Lanjarón, pero para la nariz es mejor Mondariz" podría ser el eslogan de una campaña de marketing de alguna compañía de agua embotellada. La gente consume agua envasada por variadas razones. Hay quienes piensan que tiene mejor sabor que la del grifo y, a su vez, la perciben como más segura y de mejor calidad, creen que es más limpia y que sus minerales mejoran o previenen algunas enfermedades.

El cuerpo humano está compuesto por agua en casi más del 60%. Para reponer las pérdidas diarias que se producen a través de la orina, el sudor y las heces se debe ingerir entre 1,5 y 2 litros de agua u otras bebidas al día. ¿El agua del grifo puede cumplir esta función? En Europa hay un consumo creciente de aguas embotelladas. A nivel global, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que su consumo aumenta cada año en un 12%.

La moda de consumir agua embotellada se inició en un pequeño pueblo llamado Evian, situado próximo al lago Ginebra, al sur de Francia. Actualmente la compañía Evian embotella más de 1.500 millones de litros de agua al año, que vende a 150 países.

"Prefiero beber agua embotellada, ya que el agua de Lanzarote tiene muy mal sabor", así opina el lanzaroteño Luis Fernando, de 35 años. Mientras que el sevillano, Sebastián García, de 20 años, afirma que bebe del grifo, ya que entiende que es buena y barata. Su afición es tal que, como trabaja captando socios para una ONG, lleva siempre consigo una botella que llena del grifo. "Ésta es agua de grifo, no es de esa que venden", resalta sonriente.

Una encuesta dada a conocer reciente por la compañía Philips revela que a más de la mitad de los españoles (53,3%) no le gusta el sabor que tiene el agua del grifo aunque, de ellos, un 24,7% la consume igualmente. Asimismo, el estudio indica que el ingerir agua del grifo es habitual en Navarra (83,4%), Extremadura (77,8%) y Madrid (76%).

Para los españoles, el principal inconveniente de tener que consumir agua embotellada es el gasto que supone (37,7%), seguido de la contaminación que generan los envases (31,2%) y el tener que cargar con las botellas (29,8%). No todos tienen la misma opinión, pues los jóvenes se preocupan más por su bolsillo, los adultos por el medio ambiente y los mayores por el dolor de espalda que les produce el transporte de las botellas.

Por otra parte, existe quienes consumen agua directamente del grifo, mientras que 1 de cada 10 españoles prefiere filtrarla antes de beberla. Pero el 49,5% ingiere habitualmente agua embotellada; se sitúan a la cabeza Canarias (93,8%), Baleares (90%) y Valencia (76,1%).

España es el cuarto consumidor de agua embotellada de la UE, por detrás de Francia, Alemania e Italia. Según la Asociación Nacional de Aguas y Bebidas Envasadas (Aneabe), en 2007, la producción española de aguas minerales fue de 5.637 millones de litros. El 95,68% correspondió a las minerales naturales; el 2,37%, a las de manantial, y el resto, a las potables preparadas.

Los Estados Unidos consumen la mayor parte del agua embotellada en el planeta (33,4 millones de litros), mientras que en los Emiratos Árabes Unidos se consume más agua envasada per cápita -259,7 litros por persona y año-. Asimismo, los italianos están entre los mayores consumidores de agua mineral envasada del mundo y pioneros en Europa, según un estudio del instituto medioambiental estadounidense Earth Policy Institute.

"El consumo de agua envasada es una moda que sale cara para el consumidor desde el punto de vista económico y para el medio ambiente, debido al exceso de envases de plástico que genera. Su consumo puede comprenderse en zonas de España donde la de grifo no tiene buen sabor, aunque sea potable; pero en muchas otras, el agua de distribución pública es igual de buena, tanto en calidad y sabor, como las envasadas", resalta Ileana Izverniceanu de la Iglesia, directiva de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).