Dolores Vázquez representa el ejemplo perfecto de que la justicia no es siempre justa. Esta mujer, que actualmente tiene 69 años, fue injustamente condenada por el asesinato de Rocío Wanninkhof en 1999, una sentencia que le llevó a permanecer ingresada durante 519 días en la cárcel.

Recientemente, el documental Dolores: La verdad sobre el caso Wanninkhof, ha vuelto a despertar la curiosidad por esta persona que, en su momento, fue inculpada popular y judicialmente por una sociedad que la señalaba a ella como la única e indiscutible asesina de la joven malagueña.

El documental, producido por Unicorn para HBO Max y con la figura coprotagonista de Toñi Moreno, le ha dado la oportunidad a Dolores Vázquez de requerir lo que el Estado y la sociedad española le debe desde hace ya veinte años: un sincero perdón. 

"Nunca he vuelto a ser la misma y nunca lo seré", ha declarado Vázquez

"Hace veinte años lo perdí todo, mi libertad, mi vida, mi voz e incluso mi nombre. Nunca he vuelto a ser la misma y nunca lo seré. Pero ha llegado el momento de enfrentarme a tantas sombras y contar por primera vez mi historia", comienza narrando Dolores en la producción.

"Mentalmente me siento más fuerte y necesito que la gente sepa un poco más del caso y que esto no vuelva a ocurrir", ha aclarado. Algunas de las declaraciones que más ha repetido ha sido que, durante todo ese tiempo, esta gallega fue estigmatizada por su sexualidad y su supuesto carácter, a lo que se añadió una aparente indiferencia hacia el caso. Todo ello la llevó a ser considerada como una asesina fría, calculadora e inteligente.

La vida que Dolores se obligó a llevar

En la producción, esta gallega cuenta que en el año 2010 se autoimpuso un exilio a Reino Unido, donde poder escapar de todo lo que le estaba ocurriendo en España. Su regreso, según publicaron algunos medios en su momento, fue en 2018, y desde entonces ha permanecido en el país. 

Hasta la fecha, no se conocían grandes detalles de la vida que esta mujer había tenido durante sus años de anonimato en Reino Unido, algo que se trata en profundidad durante el documental. Se sabe que, en la actualidad, Dolores Vázquez vive en Betanzos, en La Coruña, la ciudad donde nació y donde, según explicó, intenta llevar "una vida normal".

No obstante, apunta a que, en realidad, nunca ha podido volver a desarrollar una vida normal.