Coronavirus Cádiz

Los que nos dan de comer

  • Los otros héroes de esta crisis por el Covid 19 se esfuerzan para que no falte de nada en la mesa. Empresas en Arcos surten de hortalizas y verduras a grandes cadenas y exportan a Europa

n operario con mascarilla y guantes transporta el brócoli recién cosechado en la Pequeña Holanda, en Arcos, para los mercados nacionales y europeos.

n operario con mascarilla y guantes transporta el brócoli recién cosechado en la Pequeña Holanda, en Arcos, para los mercados nacionales y europeos. / Ramón Aguilar

Han respondido en este maremágnum de incertidumbres. Se levantan por las mañanas a pesar de los miedos por ese bicho invisible, el Covid19, lidiando por extremar a la enésima potencia las medidas higiénicas. Se levantan por las mañanas porque nos tienen que dar de comer, porque sin ellos nuestros frigoríficos serían la nada, porque no tienen más remedio. Son los otros héroes. Los que pisan el tajo, los que tienen la cara pelada de aguantar el frío al amanecer, los que entresacan de la tierra la col o la zanahoria que vemos en cualquier lineal del supermercado, los que amasan con guantes imposibles la telera que no nos faltará en la mesa.

La maquinaria del sector primario en Arcos no para en este tiempo de confinamiento y pandemia global. La localidad más grande de la Sierra gaditana se encuentra en estos días inmersa en plena campaña de hortícolas, recolectando y procesando toneladas de hortalizas y verduras que alimentan a grandes cadenas como Mercadona, en España, y otras firmas, entre ellas LIDL, en media Europa. También Arcos es un referente en la producción de patatas fritas, que se consumen en muchas provincias y se está convirtiendo, además, en punto destacado en la producción de pan. No es fácil, pero las firmas asentadas en este municipio ligadas a la mesa y el comer están haciendo un gran esfuerzo por mantener jornales y garantizar la producción a pesar de lo que está cayendo con la mayor crisis sanitaria global por el coronavirus.

Un agricultor de la Pequeña Holanda recolectando chirivía para vender en los mercados. Un agricultor de la Pequeña Holanda recolectando chirivía para vender en los mercados.

Un agricultor de la Pequeña Holanda recolectando chirivía para vender en los mercados. / Ramón Aguilar

“Queremos reconocer el gran esfuerzo de los trabajadores en estos momentos tan duros. Cualquiera podría decir ‘me quedo en casa porque no tengo fuerza mental’. Pero han respondido como nunca para dar salida a los productos, que estamos mandando a España y países de Europa. Estamos sumamente agradecidos a ellos”. Lo dice Lorenzo Carrasco, el administrador de la firma la Pequeña Holanda, uno de los bastiones hortícolas de Arcos, que mueve al año unas 5.000 toneladas de productos. La empresa, que es proveedora a nivel nacional de Mercadona y que exporta a países como Holanda, Inglaterra y comercia, también, con el Golfo Pérsico, se encuentra en estos momentos en plena campaña de recolección del brócoli y la coliflor. De aquí a unos días comenzarán con la chirivía, tan demandada en el mundo anglosajón y con la col. Pese a la que está cayendo, la producción está llegando en perfectas condiciones a destino. “Se está haciendo con más trabajo, además de los costes del transporte que han subido por el Covid 19, que está en toda Europa, y los chóferes, que también lo están acusando”, dice Carrasco. 

Cuando la empleabilidad se ha derrumbado en todo el país por el confinamiento y la parada de la actividad económica con las apabullantes cifras del paro, la agroindustria aguanta. “Seguiremos manteniendo los puesto de trabajo. Aquí está entorno a las 120 personas, que vienen del mismo Arcos, Bornos, Espera y Villamartín”, añade Carrasco.

Unas trabajadoras de Arcoval, una de las grandes firmas de zanahoria. Unas trabajadoras de Arcoval, una de las grandes firmas de zanahoria.

Unas trabajadoras de Arcoval, una de las grandes firmas de zanahoria. / Arcoval

En este soplo de optimismo se mueve también uno de los gigantes de la producción de zanahorias en la provincia gaditana como es Arcoval, una firma dirigida por José Martínez, que cuenta con unas 200 hectáreas de terreno para la siembra entre los términos municipales de Arcos y Jerez y con una fábrica de manipulación y envasado del producto entre Jédula y la Junta de las Ríos. Arcoval, que da trabajo a unas 200 personas en campaña desde la siembra y hasta la manipulación, provee de zanahorias al mercado nacional e internacional. Acaba de iniciar la recolección en plena crisis de la pandemia para extenderla hasta la primera semana de julio, según las previsiones. Sus zanahorias alimentarán estos meses las mesas de miles de hogares en España, Francia, y otros puntos de Europa pues son proveedores de la cadena Lidl en Alemania y Hungría, entre otros.

Arcoval pone en los lineales de los supermercados cada año una media de unos 10 millones de kilos de zanahorias. Y estas semanas y meses que tiene por delante será igual. Eso sí, la firma ha redoblado esfuerzos para extremar las medidas higiénicas en toda la cadena de producción. Un pequeño suplicio, a veces, para los propios trabajadores de todo España, que están al pie del cañón en las industrias agroalimentarias pertrechados entre mascarillas, guantes y procesos de desinfecciones de ropas para garantizar las medidas que exige Sanidad. “Los trabajadores están aguantando por el bien de todos los ciudadanos medidas excepcionales. Cuando llegan por la mañana soportan una desinfección con una especie de aspersores y otra después en las zonas concretas de trabajo, aparte de los hidrogeles…”, confiesa José Martínez.

La agroindustria extrema las medidas de higiene por el virus. La agroindustria extrema las medidas de higiene por el virus.

La agroindustria extrema las medidas de higiene por el virus. / Arcoval

Ante la incertidumbre de la gente de a pie sobre los miedos a un desabastecimiento en la tienda, el gerente de Arcoval manda un mensaje de tranquilidad a la población. “La agricultura sigue funcionando igual que otros años. Habrá más o menos producción, dependerá como siempre de la meteorología, que no haya plagas, pero el consumidor tiene que estar tranquilo. En este caso, no van a faltar zanahorias. Hay de sobra”, explica.

El horno de pan arcense Artesa sigue prestando servicio y ahora surte mediante mensajería a la Bahía. El horno de pan arcense Artesa sigue prestando servicio y ahora surte mediante mensajería a la Bahía.

El horno de pan arcense Artesa sigue prestando servicio y ahora surte mediante mensajería a la Bahía. / Ramón Aguilar

En el reconocido horno artesanal Artesa, también en Arcos, las máquinas y las manos están a todo gas. El reconocido panadero Paco Ruiz Salguero no se ha amilanado con la tempestad que nos ha traído el coronavirus. Al revés, ha dado más facilidades a su clientela. Paco ha ideado todo un sistema de protección de mamparas en su despacho arcense para garantizar las medidas de seguridad e higiene con los clientes, además de poner carpas en los exteriores para que los mismos se refugien de las inclemencias del tiempo mientras les toca el turno guardando las preceptivas distancias de seguridad.

Artesa ha montado unas carpas en el exterior para clientes Artesa ha montado unas carpas en el exterior para clientes

Artesa ha montado unas carpas en el exterior para clientes / Ramón Aguilar

Además, como muchos de sus clientes son de la Bahía y ante el confinamiento no pueden salir, estos días envía sus productos a través de mensajería para que no falten en la mesa. “Las compras han cambiado con esto del virus. Antes la gente se llevaba para uno o varios días. Ahora se llevan más kilos para evitar tener que salir”, cuenta Paco. Reconocido por la alta cocina española, que demanda su extensísima gama de panes especiales artesanales, caso de Aponiente, Mantúa, Cataria, entre otros, sí Artesa ha notado el cierre de los restaurantes por la cuarentena, con lo que la facturación de las harinas se ha notado. Pese a todo, Paco es positivo y dice a las claras que “de aquí a nada saldremos todos de este mal sueño”. Que así sea.

Lo cierto es que en estos días que se habla de héroes sin capas que velan por la salud, que se sacrifican por salvar vidas, que patrullan las calles en cumplimiento de las normas del Estado de Alarma, hay que hacer un hueco también a estos otros héroes que trabajan la mesa para que la tengamos bien puesta.

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