Semana Santa

La primera salida del Despojado regala un rosario de vivencias

La primera salida procesional de la hermandad salesiana de Jesús del Amor Despojado de sus Vestiduras ya está en la historia de la Semana Santa gaditana, en cuyos mentideros se siguió hablando, y bien, en la jornada de ayer. En estas líneas, el hermano mayor de la cofradía, Luis Rivero, el director espiritual, José Antonio Perdigones, y el capataz, Joaquín Cortés, son quienes comentan ese histórico desfile, que sigue estando presente. 

Disipadas las dudas

Era consciente de que la primera salida procesional del Cristo del Amor Despojado iba a congregar a muchas personas, pero no esperaba tantas miradas. Espectacular es la palabra con la que el hermano mayor de la hermandad del Despojado, Luis Rivero, envuelve a esa multitud. “Hacía tiempo que no se concentraba tanta gente en la ciudad para presenciar una salida. Creo que esa acogida ha servido para disipar todas las dudas sobre esta nueva hermandad”, comenta el cofrade.  

Rivero experimentó el domingo diversas sensaciones. Recuerda que su nerviosismo tornó tranquilidad cuando vio al Cristo desfilar, y en el avance de la cofradía por una masificada avenida María Auxiliadora le pudo la emoción. Está satisfecho por cómo transcurrió todo, aunque cree que el próximo año podrían recrearse más en la salida, puesto que llegaron a San Juan de Dios con bastantes minutos de antelación, y eso les obligó a ralentizar la marcha por la calle Pelota. “Tras la experiencia, creo que la salida nos la podremos tomar con más tranquilidad el año que viene. Pero en general todo ha salido bastante bien”. Bastante mal, en cambio, terminaron algunos pies que anduvieron descalzos por la avenida principal de la ciudad. “El asfalto quemaba y hasta que no llegamos al arco de las Puertas de Tierra no sentimos alivio. A partir de ahí, los hermanos que íbamos descalzos continuamos el trayecto algo más relajado”.

El momento más duro psicológicamente lo ubica Rivero dentro de la Catedral, y lo explica: “Sabíamos que teníamos que esperar allí, pero finalmente fue más tiempo del estimado, y como aún nos quedaba mucho... yo estuve dando ánimos y finalmente el recorrido fue cómodo y bonito. Disfrutamos muchísimo”, recuerda el hermano mayor, que se queda con la imagen de la hermandad a su paso por Santa María. “Recibimos mucho calor de sus vecinos. Fue para quitarse el sombrero”.   

Desde la humildad

El sacerdote salesiano José Antonio Perdigones, primer director espiritual y hermano número uno de la cofradía de Jesús del Amor, califica de “impresionante” todo lo vivido en la jornada del Domingo de Ramos con la primera salida procesional de la nueva hermandad.

“Fue un día clave para la hermandad y para todo Cádiz, y eso demuestra lo que es capaz de hacer un grupo de gente joven, en la que a veces se desconfía, y que han demostrado que tienen mucha riqueza y son capaces de sorprendernos”, resalta.

Como momentos más emotivos, señaló “la salida, con el público llenando toda la avenida María Auxiliadora, el aplauso al salir la imagen, y también la recogida”, además de apuntar que no se le  hizo largo ni pesado el recorrido.

Como reflexión personal, comenta que la junta de gobierno y todos los hermanos recogieron el domingo el trabajo de muchos días, “aprendiéndolo todo con humildad y con sencillez, y ahora están llenos de alegría porque han aportado al menos una página a la historia de la Semana Santa de Cádiz, con el apoyo de todos”.

Cumplir los horarios

Era el responsable del paso donde iba el Cristo del Amor Despojado de sus Vestiduras, es decir, del lugar donde se concentraban todas las miradas y el examen lo pasó con un sobresaliente. Joaquín Cortés estaba ayer muy contento por lo que había vivido el Domingo de Ramos y cree que lo más positivo es que “se habían cumplido los horarios, cuando había mucha gente que decía que estábamos locos”.

La manera de andar el paso ha sido uno de los aspectos más comentados por todo el mundo, la mayoría con opiniones favorables y algunos con detractores “pero tenemos claro que había que procesionar así”.

Recuerda con especial emoción el momento en el que iba camino del pabellón con la cuadrilla y vio que la cruz de guía salía para fuera y afirmó sentirse sorprendido por la cantidad de público que había en María Auxiliadora. Otro momento especial fue la entrada en la Catedral. El momento más duro fue la parte de Santo Domingo y Teniente Andújar de vuelta, “donde se anduvo mucho tiempo a paso normal y todavía quedaba por delante mucho recorrido”.

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