JOAQUÍN CORTÉS CAPATAZ DE DESPOJADO, SOLEDAD Y MAYOR DOLOR

"Yo me considero cofrade antes que capataz"

  • Hoy debuta al frente de la Virgen del Mayor Dolor de Buena Muerte, un reto que le ilusiona mucho

Joaquín Cortés Molina posa delante del paso del Despojado en el pabellón de Salesianos

Joaquín Cortés Molina posa delante del paso del Despojado en el pabellón de Salesianos / Joaquín Pino

Pese a su juventud, es uno de los capataces con más pujanza de la Semana Santa de Cádiz y también de los que están en el punto de mira de muchos por la forma de andar del Despojado. Hoy debutará al frente de la Virgen del Mayor Dolor de la cofradía de la Buena Muerte, un reto que le ilusiona muchísimo por ser una cofradía de riguroso silencio.

-¿Cómo vivía el Joaquín Cortés niño la Semana Santa?

-Yo empecé saliendo en Vera-Cruz cuando apenas tenía seis años. Era la cofradía de mi tío Manolo y éste nos apuntó a los tres hermanos. En Vera-Cruz he salido de todo: de penitente, de acólito, cargando, de ayudante de capataz, ahora de capataz en la Virgen. También he salido tres años en el Caminito.

-Y después de ese recorrido, se convierte en el fundador de la hermandad del Despojado.

-Sí, soy el hermano número 4.

-¿No le parece increíble la dimensión que ha alcanzado la cofradía en tan pocos años?

-En aquel momento cuando empezamos a crearla, la gente se echaba las manos a la cabeza y nos decían que era una locura. Pero quizás fue cosa de Dios porque fue todo muy rápido y no hubo ninguna traba. La verdad es que veníamos con el apoyo de una comunidad como la salesiana y la base del proyecto era buena.

-¿Cómo se acerca al mundo de la carga?

-Cargué por primera vez el Cristo de Columna con 15 años y al año siguiente ya salí con Manuel Ruiz Gené en Patrocinio para pasar ya a Soledad de Vera-Cruz y he cargado también en Piedad, Las Aguas, Medinaceli, Cigarreras, Sanidad, Sentencia y los palios del Perdón y el Huerto. Y como capataz empecé con 21 años en San Juan Bosco y al año siguiente me nombraron para el de María Auxiliadora, donde estuvo doce años. En Semana Santa tras la retirada de Jiménez-Mena empecé ayudando a mi tío en Soledad de Vera Cruz hasta que en 2014 ya quedé de capataz. Antes ya lo era en el Despojado desde su primera salida y este año me estreno en la Virgen del Mayor Dolor de Buena Muerte.

-Su nombramiento para el Despojado estaría cantado.

-Pues le diré que mi intención inicial era no sacar el paso pero se barajaban nombres que era muy complicado que pudieran venir, decidimos liarnos la manta a la cabeza.

-¿Qué capataz le ha influido más?

-Siempre he intentado quedarme con lo mejor de cada una. Con Manolo Ruiz Gené me he llevado muchos años y es muy bueno y con Gerardo Navarro me gustaba mucho la forma de trabajar y cómo trata a los cargadores.

-¿Qué condiciones debe reunir un buen capataz para llevar un grupo?

-Tener un poco de técnica, tener buen trato con la gente y ser responsable.

-Imagino que la primera vez que llevó al Señor del Amor Despojado de sus Vestiduras tuvo que ser una explosión de emociones.

-Pero sobre todo me emocioné cuando se puso la Cruz de Guía en la calle. Además, mi padre (Alfonso Cortés, actual hermano mayor del Despojado) era el que la portaba. Habíamos trabajado mucho para ese momento y era ver el sueño cumplido. Delante de un paso me emocioné mucho cuando vinimos el Domingo de Resurrección de vuelta a casa tras participar el la Magna del Sábado Santo de 2012.

-¿Es complicado ser capataz en Cádiz?

-Sí, sobre todo por el poco compromiso de la gente en el trabajo previo. Después cuando cargan no hay ningún tipo de problemas, pero lo que hay antes, como son los ensayos, reuniones y demás no existe el compromiso que hay en otros sitios.

-Usted ha recibido insultos de todo tipo, Tiene que ser complicado ir delante de un paso cuando le están diciendo de todo.

-Delante del Despojado se ha pasado muy mal en ese sentido pero al final hemos aprendido a vivir con eso. Con los años me ha ido afectando mucho menos las cosas.

-Digamos que usted deja como legado el doble paso tan característico del Despojado. ¿Cómo se le ocurrió?

-Pues dándole muchas vueltas a la cabeza. Al meter menos gente era más fácil para poder andar. Nosotros teníamos las cosas muy claras. En la primera reunión que convocamos sólo había 20 personas y al final conseguimos sacar dos cuadrillas,

-¿Le gustaría llevar algún paso en concreto?

-He tenido la suerte de ser capataz de las hermandades con las que he tenido más vinculación personal. No tengo ninguna preferencia. Ahora mismo soy capataz en tres cofradías bastante buenas y de bastante peso en la ciudad.

-¿Cómo es Joaquín Cortés como capataz?

-Yo intento ser muy serio en el trabajo y que haya un respeto, aunque también procuro que la gente se sienta a gusto. También creo que soy una persona templada y que no tengo miedo a ponerme delante de un paso.

-Este año debuta con la Virgen del Mayor Dolor de Buena Muerte. ¿Cómo lo afronta?

-Estamos muy ilusionados como todo proyecto nuevo que se afronta. La Junta de Gobierno conoce como trabajamos y fue muy fácil entendernos para llegar a un acuerdo.

-¿No cree que los capataces y la carga tienen demasiado protagonismo en la Semana Santa de Cádiz?

-Pues sí. Estamos siempre en el candelero pero a veces también dentro de las cofradías.

-Pero hay gente que mataría por tener un martillo.

-Hay gente que ofrece el oro y el moro por sacar un paso, a veces lo que no tienen. Pero la culpa de eso la tienen las propias cofradías, que han sido las que han sacado a subasta los martillos. Lo realmente importante debería ser el proyecto y las ideas entre otras cosas.

-Usted ha tenido también experiencias en otros sitios.

-El año pasado salí en la Lanzada de Jerez con Martín Gómez como capataz y este año lo he hecho en la Clemencia el Martes Santo, también en Jerez.

-Ahora todo el mundo podemos ver la espléndida imagen del Señor del Amor Despojado de sus Vestiduras pero imagino que tuvo que ser muy emocionante ver todo el proceso de creación.

-Yo la primera vez que lo vi fue con una foto que nos mandó Romero Zafra del boceto. La verdad es que nos quedamos con la boca abierta porque nos enganchó desde el principio. Cada vez que íbamos a Córdoba a verlo, nos gustaba aún más. Es curioso porque es un Cristo que tiene mucha devoción entre la gente de fuera. Recuerdo que un vía crucis que hubo en México tuvo en el cartel a una imagen del Despojado.

-Usted es una persona tranquila pero, ¿no ha vivido ninguna mala experiencia al frente de un paso?

-Un año en Vera-Cruz, cuando todavía era ayudante, recuerdo que tuvimos que sacar de debajo del paso a un cargador que se había desmayado. Eso te asusta, la verdad. O también cuando otro se cogió el pie con la pata del paso.

-En esta obsesión que hay por la carga, hay gente que parece que va buscando nada más si un paso va cayendo de un lado o de otro y parece que se regodean con ello.

-Yo lo paso muy mal cuando veo que un paso no va bien y lo está pasando mal, para empezar porque en casi todos los pasos van amigos míos.No disfruto en absoluto de ello.

-¿Le hubiera gustado cargar con algún capataz?

-Me hubiera encantado cargar con Pájaro padre. Era un señor. Si se llevó tantos años al frente de los pasos es porque era muy bueno.

-Usted ha pertenecido también a la junta de gobierno del Despojado.

-He estado desde el principio pero ya no pertenezco a la junta porque me era imposible seguir. No obstante, en lo que puedo colaborar, colaboro. Desde la fundación era el mayordomo y la verdad es que los primeros años fueron muy duros. Últimamente se me hacía un mundo con la organización de los pasos. La verdad es que ahora estoy mucho más tranquilo. Eso sí, yo me considero cofrade antes que capataz.

-¿Sufre mucho al ir delante del paso?

-Me siento responsabilizado pero si sufriera no sacaría tres pasos a la calle.

-Los martillos es como el tesoro de los capataces porque suele haber una historia detrás de cada uno de ellos.

-El mío me lo regaló la que es hoy mi esposa por un cumpleaños. Tengo que decir que este sólo lo utilizo para el Domingo de Ramos: los otros los utilizo para los ensayos y por si se me rompe el que suelo llevar.

-Usted sigue cargando pasos pero hay muchos que no saben vivir ese cambio de papel y tratan de seguir siendo capataces en el pozo.

-Yo soy un cargador más en esas circunstancias. Ni se me escucha ni digo nada porque además si lo hago, se puede mal interpretar.

-¿Y dónde disfruta usted de la Semana Santa cuando no está cargando o dirigiendo pasos?

-Pues cuando no lo he cargado, me encanta ver todos los años a Sanidad por el barrio del Pópulo. Es un sitio muy bonito para ver a esta cofradía del Martes Santo.

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