Diario Cofrade

El futuro en sus manos

  • Las cofradías dan cada vez mayor importancia a los menores en los cortejos

  • Vera-Cruz estrenó su pavera y Las Penas los infanticos del Pilar

El mundo está en sus manos. El futuro de las tradiciones heredadas de padres a hijos durante siglos depende de ellos. De los niños. Dejad que se acerquen a mí, cuentan las escrituras que proclamó el Señor. Y esa máxima, esa enseñanza que encierra una confianza ciega en las próximas generaciones, es la que quieren aplicar muchas de las cofradías de la Semana Santa gaditana. Algunas llevan años incentivando la presencia de jóvenes en sus filas de hermanos, otras se han sumado más recientemente, pero el caso es que durante estos días, son centenares y centenares los menores que forman parte de unos cortejos que en este 2018 contarán con novedades muy importantes.

Uno de los más entrañables llegó el Lunes Santo de la mano de Vera-Cruz con su sección de pequeños monaguillos, integrada por los miembros del Grupo Infantil 'Infancia Crucera' de la hermandad. Desde la cofradía se destaca que tras su puesta de largo el pasado mes de septiembre, la Junta de Gobierno ha tenido a bien ilusionar a estos niños con su presencia en el cortejo penitencial. Salieron ubicados en la segunda sección de la Virgen de la Soledad con una sotana negra con botonadura verde, esclavina de idéntico color y fajín. Esta pavera, como también se le conoce, repartió durante el recorrido de la hermandad franciscana pequeñas cruces de madera, el símbolo más importante e identificativo de las hermandades de la Vera-Cruz.

Cofradías como La Palma están haciendo túnicas más pequeñas para los niñosLos grupos jóvenes organizan actividades para los niños durante todo el año

Pero la pavera de Vera-Cruz no ha sido el único estreno importante. La cofradía de Las Penas, que procesionó el Domingo de Ramos, incorporó por primera vez a monaguillos infantiles, un grupo al que ha denominado los Infanticos del Pilar, en honor de la virgen que también da nombre a la hermandad. "Serán 22 niños de entre los dos y los seis años. Es una buena base de cantera pensando en el futuro, porque esos niños, cuando cumplan unos años más podrán incorporarse a las secciones de penitentes", indicaba Inma Ruiz Gené, su hermana mayor.

Según confirma, Las Penas cuenta con una gran representación de menores. "Es algo que comprobamos fácilmente, porque cuando celebramos algún cabildo, hay más del 80% del censo que no tiene derecho a voto por ser menor de edad".

Además del grupo de monaguillos infantiles y del resto de menores que jalona el cortejo, en la primera sección del Cristom hay 20 penitentes que tienen como máximo 10 años.

Como otras hermandades, la de San Lorenzo tiene un grupo joven que plantea talleres en la Casa de Hermandad y actividades externas. "Invitamos a los niños a participar en la limpieza de los enseres, o también tenemos el denominado Sábado de Flores, en el que los jóvenes ayudan a adornar los pasos de nuestros titulares".

Además, como previa al desfile procesional, la cofradía organiza una jornada de convivencia para que los pequeños puedan conocer a los responsables de sus secciones. "Estas personas tienen una responsabilidad importantísima, porque aunque los padres siempre están pendientes viéndolos aquí o allá, se hacen cargo de los niños, que llevan una crecencial debajo de la capa con sus datos. Cada jefe de sección lleva un listado con los nombres de los niños y los teléfonos de contacto de sus padres o tutores, que delegan su confianza en nosotros. Son muchos niños los que ponemos en la calle y hay que organizarse muy bien".

La presencia de niños como penitentes es algo común actualmente. Sin embargo, no siempre fue así. Durante décadas, era costumbre que los más pequeños se iniciaran en cortejos como el de Borriquita, pero otras hermandades siempre fueron más reacias a tener túnicas de tamaños adaptados para las necesidades de los menores. Sin embargo, ahora la mayoría ha entendido que si se quiere fidelizar a los hermanos es necesario ofrecerles la posibilidad de que acompañen a sus titulares desde temprana edad. Por eso, La Palma, cofradía señera, está abriéndose a esta nueva tendencia. Francis Lucero, hermano mayor, reconocía a este diario hace algunos días que durante años "la túnica más pequeña medía entre 1,20 y 1,25 del cuello al suelo. Ahora estamos dando la posibilidad a los hermanos más jóvenes de la cofradía que tengan su túnica en propiedad y también estamos adaptando algunas para que niños que no llegan a esta estatura puedan procesionar".

La idea de Lucero y de su junta de gobierno es "rejuvenecer el cortejo y asegurar el futuro. Incluso muchos de nosotros estamos arreglando algunas de nuestras túnicas para favorecer la presencia de niños, que este año se ha notado mucho. Lo bueno es que la mayoría de los que lo prueban repiten, quieren volver a salir, se crea un vínculo y para nosotros es muy importante", indicó.

A pesar de estas novedades, hay quienes llevan involucrando a los más pequeños desde hace décadas. Es el caso del Caído, en el que ya salían monaguillos llevando incensiarios y ciriales mucho antes de que se empezaran a utilizar los cuerpos de acólitos. Emilio López Vázquez recuerda como desde la década de los 70 ya salían estos monaguillos. "Yo mismo fui uno de ellos", indica, y ahora es una de las personas que trabaja en el día a día de la hermandad para que todo luzca el Martes Santo. "Actualmente seguimos teniendo monaguillos, unos 80, que desfilan en las primeras secciones de la Virgen".

El Caído cuenta desde hace tiempo también con su Grupo Joven y el Grupo Infantil. "La cofradía cuenta con una vocal de juventud que una vez al mes organiza actividades, por ejemplo en las últimas semanas han estado confeccionando los lacitos que tenemos en la iglesia, realizan juegos o se les lleva de visitas culturales. Consideramos que la presencia de los niños es importante para nosotros y para todas las hermandades, porque es el futuro, y además porque a los niños les hace mucha ilusión. Es algo que viven con intensidad y no hay por qué privarlos de ese sentimiento".

En su caso, cuenta Emilio, cada menor que procesiona porta una pulsera identificativa en la que figuran sus datos personales y los de la persona que se encargará de recogerlo del cortejo cuando este finalice.

López asegura que de las 400 personas que conformaron este Martes Santo el cortejo de Caído "el 50% son menores.

Y por último, desde la nueva junta de gobierno de la hermandad de El Perdón, que tomó posesión de su cargo el pasado 1 de noviembre, se está trabajando para potenciar el Grupo Joven que ya existía. Manolo Garrido, hermano mayor, reconocía que ir dando entrada a niños en El Perdón es "una de nuestras prioridades de cara al futuro".

Además, El Perdón ha creado recientemente el denominado Grupo Infantil, que nació estas pasadas Navidades con fiestas como la que trajo a un Cartero Real a la Casa de Hermandad, y que la pasada semana se vio refrendada con una merienda de hermandad que tuvo lugar en la parroquia de Santa Cruz. "Además organizamos una visita guiada por los diferentes titulares que hay en Santa Cruz y mostramos a los niños cómo son los pasos por dentro. Para estos niños poder meterse bajo el paso de misterio del Perdón es tremendo. Y para nosotros, verlos disfrutar con esa ilusión nos reconforta".

El Grupo Infantil del Perdón está abierto a todos los menores, aunque no sean hermanos de la cofradía. "Es una forma de fomentar la cantera, porque hay muchos chicos que llegan al grupo sin ser hermanos, simplemente porque conocen a otros amigos que sí lo son, y acaban haciéndose. Los monitores de este grupo para los más pequeños pertenecen a su vez al Grupo Joven, que mezcla actividades de catequesis con divertimento. "El objetivo es que pasen un buen rato y que se integren en la cofradía, en la que este año vamos a contar con un número muy importante de menores en el cortejo. Es algo que nos alegra mucho".

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