La crónica del Viernes Santo de 2025 en Cádiz: el señorío de las cuatro cruces... en otra jornada incompleta
Buena Muerte decidió volverse de la Catedral a su templo por los desfavorables partes meteorológicos que manejaba
Las cuatro cofradías habían llenado de contrastes una gran jornada cofradiera
Imágenes de la salida de Expiración en la Semana Santa de Cádiz 2025
Impresionante Descendimiento, por la calle Hospital de Mujeres en el Viernes Santo de Cádiz

Las cuatro hermandades del Viernes Santo gaditano, con sus respectivas cruces en sus pasos de misterio, iban camino de resarcirse del nefasto precedente de 2024, cuando la lluvia impidió sus salidas procesionales en aquella Semana Santa para el olvido. Cada una con su estilo, cada una con su aire, estaban dando brillo a una jornada cofradiera que contó con menos público en la calle que en días precedentes. Hasta que, pasada la medianoche, la jornada se quedó incompleta. La cofradía de la Buena Muerte decidía volverse a San Agustín cuando estaba dentro de la Catedral "ante los partes meteorológicos adversos", según anunciaba en redes sociales el Consejo de Hermandades y Cofradías. Era un Viernes Santo en el que había un ligero riesgo de llovizna ya metidos en la madrugada del Sábado Santo. Expiración, Descendimiento, Siete palabras y Buena Muerte se habían reunido por la mañana, decidiendo todas ellas mantener sus horarios y salidas.
El Viernes Santo se estrenó a la misma hora en dos puntos distintos y distantes de la ciudad. La gran novedad estaba en la iglesia de El Carmen, desde donde salía la cofradía de la Expiración, al encontrarse en obras su sede canónica, que es la parroquia del Santo Ángel Castrense. Ya iba a salir el año pasado desde el templo carmelitano, pero la lluvia dejó a la cofradía en el templo.
Mucho público esperaba al cortejo en la Alameda, un bello paraje que se iba a convertir en estampa inédita para este cortejo que se vio obligado a discurrir luego por la plaza de Argüelles para llegar a plaza de España camino de la avenida 4 de Diciembre. La cofradía iba a pasar por Fermín Salvochea, pero un andamio la obligó a cambiar de itinerario.
Más novedades para esta hermandad castrense: su paso por la plaza de España, un magnífico lugar que ha ganado el Cádiz cofradiero. Allí lució especialmente el cortejo, con el Cristo de la Expiración y el palio de la Virgen de la Victoria, que sigue avanzando en el bordado de las bambalinas.
Una oración por las personas enfermas
A la misma hora salía de La Merced la hermandad de Siete Palabras. El desarrollo del cortejo se convertía en una oración por las personas enfermas, y en especial por el hermano mayor de esta cofradía, José Manuel Calvo, que no pudo procesionar debido a una dolencia. Hizo las veces de hermano mayor el vicehermano mayor, Ángel Miguel García, un zamorano afincado en Cádiz desde 1978. Hubo además un especial recuerdo a los compañeros de la hermandad de las Siete Palabras de Zaragoza, que celebran este año su 85 aniversario. Un hermano de esta cofradía mercedaria gaditana llevaba la medalla de la hermandad zaragozana.
El vicehermano mayor señalaba que, según un parte meteorológico de la Base Naval de Rota, existía un ligero riesgo de llovizna a la una de la madrugada del Sábado Santo, justo la hora prevista de llegada a La Merced de esta cofradía. La idea era poder recogerse un poco antes de la hora estipulada. Más vale prevenir que curar. Y así fue, llegando a la Merced con adelanto.
Una vez salió al exterior de la iglesia de la Merced el paso de misterio del Cristo de la Sed con María Santísima de la Piedad a sus pies, sonó una emocionante saeta desde un balcón de la calle Yedra. Al poco tiempo comenzó a andar el paso a los sones de la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Salud de Cádiz.
Desde San Lorenzo salía el magnífico misterio del Descendimiento, con ropas bordadas, de estreno, magistralmente dispuesto por Juan Carlos Romero. "Disfrutad, rezad, pedid por vuestros familiares, vuestros amigos, por vosotros mismos. Qué tengáis una buena estación de penitencia”. Eran las palabras del hermano mayor, José Antonio Gómez, después del rezo previo a la salida.
Con el paso ya en la calle, la cuadrilla de cargadores guiada por David Alejo completaba la maniobra de salida, tras la que el Cristo, con los dos santos varones (Nicodemo y José de Arimatea), era izado a la altura propia en la que iba a procesionar. Capataz y ayudantes, que vestían de negro absoluto (camisa incluida), daban las últimas instrucciones a la cuadrilla para iniciar su recorrido por las calles de la ciudad, mientras sonaba una saeta en la calle Sagasta.
Continuidad de las dos hermandades de negro
Tres de las cuatro hermandades estaban ya en las calles del centro, cumpliendo escrupulosamente los horarios previstos de llegada a la calle Nueva, el inicio de la carrera oficial. Quedaba rematar la jornada con la salida de una cofradía señera, la de Buena Muerte, aunque antes justo de su salida pasaba por la puerta de su iglesia, la de San Agustín, el Descendimiento, ya con el alumbrado público apagado justo antes de acceder a la carrera oficial por Nueva. La muñidora anunciaba junto a la cruz de guía la llegada del cortejo con su matraca, otorgando el rigor penitencial y la solemnidad propia de una hermandad de negro.
Buena Muerte le daba continuidad al color negro, al luto por la muerte del Señor, saliendo incluso minutos antes de lo previsto también en un ambiente de sobriedad. Por algo esta hermandad es conocida también como ‘El Silencio’.
El recogimiento se hizo más patente con la aparición en la calle del portentoso crucificado, joya de la Semana Santa gaditana y de la ciudad en general. El paso llegaba a San Agustín guiado por Pablo Lacave, iniciando su andar con la música de la capilla Calvarium.
Con el paso de palio de María Santísima del Mayor Dolor en el exterior del templo agustino estaban en la calle las cuatro hermandades del Viernes Santo gaditano, que no habían tenido hasta ese momento ningún susto en forma de lluvia. La jornada iba camino de ser completa, algo para celebrar teniendo en cuenta los amargos antecedentes de esta misma Semana Santa y de muchas de las anteriores, pero no pudo ser. Poco después de la una y media de la madrugada entraba el paso de Buena Muerte en San Agustín.
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