Diario Cofrade

San Fernando busca su Domingo de Ramos

  • La Isla se emociona con la sombra de una Semana Santa en otro año que se queda sin la gloria cofrade de la calle

Domingo de Ramos en San Fernando / Loreto Camacho (San Fernando)

Al fuerte viento de levante que hoy ha dado la bienvenida a una nueva Semana Santa en La Isla le ha dado igual que fuera Domingo de Ramos. Pero aunque ha soplado con fuerza desde bien temprano y durante todo el día no ha llegado a ser suficiente para desterrar ese pensamiento colectivo de lo que debería estar pasando sino fuera por el maldito virus, ese ahora la cruz de guía de Borriquita estaría ya en la calle que toda La Isla cofrade ha recordado cuando han dado las cuatro de la tarde. Ha sido imposible resistirse a esa sensación de otra Semana Santa robada, a esa añoranza cofrade en el segundo Domingo de Ramos que se queda huérfano de calle. ¡Qué se le va a hacer!

Porque lo que se ha visto en los templos, por mucho empeño y cariño que pongan las hermandades para acercar a sus titulares a fieles y devotos en estos momentos tan complicados en tantos sentidos, queda muy muy lejos de la gloria que pone apellido a un Domingo de Ramos de esos de bullas, marchas procesionales, penitentes con sus cirios derramando cera por la calle... Apenas es una sombra de esos intensos y vívidos momentos con los que por tradición late la ciudad cada primavera.

Aunque a pesar de todo esta jornada de Domingo de Ramos –hay que reconocerlo– ha conseguido emocionar con muchas cosas: la cola que aguardaba a las dos de la tarde a que abrieran las puertas de la Iglesia Mayor, el aplauso que recibió la hermandad en ese preciso momento, la íntima imagen que ofreció el altar de los titulares en este insólito Domingo de Ramos... No ha estado el día falto de detalles, ni mucho menos. Y los sentimientos cofrades, qué duda cabe, andaban a flor de piel en esta primera jornada de la Semana Santa, por mucho que uno estuviera resignado de antemano y llevara meses hecho a la idea de que no, de que esta vez tampoco hay Semana Santa: un Domingo de Ramos es un Domingo de Ramos y tira siempre de las emociones hasta en el caso de los más duros y escépticos.

La hermandad de Columna, a los pies de su altar, ha recreado su misterio de la Pasión con las imágenes secundarias de los sayones azotando a Cristo. Y ha hecho un guiño clásico al incluir en el conjunto a la imagen de San Pedro, históricamente vinculada con la cofradía. Como peana para este altar se han utilizado también los respiraderos del paso y se ha iluminado la escena con los brazos de luz. Al fondo, la imagen de la Virgen de las Lágrimas ha presidido el conjunto. Ha sido una de las escenas que ha quedado para el recuerdo en este primer día de la Semana Santa isleña.

Hubo muchos más detalles que han hecho para los hermanos de Columna un Domingo de Ramos que ha merecido la pena, como la importante acción social con la que han acompañado la jornada y que mantendrán durante los próximos días, el gesto que ha tenido con el número 1 de la hermandad, Manuel Valverde Gutiérrez, al brindarle la apertura de las puertas, el estreno de un nuevo cordón para el Cristo donado por la familia San Laureano... Y, por supuesto, las emotivas escenas que se vivieron dentro de la Iglesia Mayor cuando los hermanos se vieron muy cerquita de sus titulares en un Domingo de Ramos azotado por la pandemia. A más de uno se le vio cómo afloraban las emociones al rostro..

En la parroquia de La Ardila también se han visto colas para arropar a la hermandad de Humildad y Paciencia en la tarde en la que debería andar también de camino a La Isla. Los actos preparados para la cofradía en esta jornada de Domingo de Ramos se han desarrollado a partir de las cinco de la en la iglesia de San Servando y San Germán. Allí han estado los romanos de La Ardila esperando a La Isla cofrade. Los romanos, sí. Porque el montaje preparado por la cofradía para esta ocasión –al que además se le dio forma apenas unas horas antes– ha echado mano de todo el misterio para arropar al Santísimo Cristo de Humildad y Paciencia y a María Santísima de las Penas que, junto a las imágenes de San Juan y de La Magdalena, ha presidido el altar mayor del templo. Un 10 para el montaje, que además ha utilizado el canasto y de otros elementos del paso de misterio.

Y la hermandad además ha aprovechado también para presentar sus nuevas túnicas, con el escudo de la cofradía y unos azules más vívidos y –podría decirse– más cofrades. Un premonitorio cartelito puesto a sus pies proclamaba oportunamente: estreno en la Semana Santa de 2022. Que así sea.

Aunque la primera de todas en arrancar ha sido la hermandad de la Borriquita, que a las 11.30 horas ha celebrado en la parroquia de San Francisco su función principal, que coincide con la misa de palmas. Las imágenes de Cristo Rey y de María Santísima de la Estrella han permanecido en su altar habitual, que se ha exornado para la ocasión de un modo especial con los respiraderos y candelabros de cola del paso de palio.

Por la mañana se respiró un gran ambiente durante la función de la hermandad, aunque a la tarde los actos continuaron con una meditación que sustituyó el momento inicial de su salida procesional... Y de la Semana Santa isleña.

Otra cosa ha sido el animado ambiente que se ha visto en la calle desde mediodía y que, a pesar de lo desapacible de la jornada, ha conseguido llenar bares y terrazas. Casi llegó a parecer un Domingo de Ramos normal.

Las visitas a los templos, claro está, se han llevado a cabo con las consabidas restricciones, las limitaciones de aforo, rutas marcando las entradas y salidas para ver a los titulares de las hermandades y cartelitos con indicaciones. Los protocolos se han asimilado con la familiaridad que deja un año de pandemia.

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