Diario Cofrade

Punto y aparte en La Palma

  • Entrevista al hermano mayor, el mayordomo y el capataz de la Virgen de las Penas en vísperas de la coronación

El hermano mayor y el mayordomo de La Palma flanquean al capataz de la Virgen de las Penas.

El hermano mayor y el mayordomo de La Palma flanquean al capataz de la Virgen de las Penas. / Germán Mesa

Posiblemente, si hubiera que destacar tres rostros –entre cientos– en La Palma con motivo de la coronación de la Virgen de las Penas sería el de ellos. El hermano mayor, que estaba al frente cuando empezó a hablarse de la coronación en 2006, que fue a quien el obispo el dijo que pusiera fecha en 2019 y que estará sentado este domingo en el primer banco de la Catedral. El mayordomo, alma máter de todo cuanto se ha vivido y disfrutado estos meses y sobre todo estos últimos días. Y el capataz del palio, a cuya delantera llegó en agosto de 1988 y desde entonces sigue mandando la Dolorosa “que me da la vida”, como él mismo confiesa abiertamente.

Francisco Javier Lucero, Juan Jesús López y Ramón Velázquez analizan todo lo que rodea a la coronación, desnudan sus sentimientos sobre todo lo vivido estos años, meses y días en La Palma; y analizan desde su punto de vista el presente de la hermandad y el futuro más allá de este 14 de agosto. Los tres dejan claras dos clave más que interesantes: La Palma de hoy ha cambiado, es distinta, es más completa, está asentando nuevos cimientos. Y la coronación de la Virgen supone el final de un ciclo y el inicio de una nueva etapa en la corporación de la Viña.

En medio del trasiego de traslados, besamanos, montajes y tallamientos de cuadrillas, Lucero (el hermano mayor), López (el mayordomo) y Velázquez (el capataz) hacen un paréntesis y aceptan la invitación de este Diario para hablar de La Palma. De su Palma. De La Palma de la que todos hablan estos días.

-¿Cómo estás viviendo todo el proceso de la coronación?

-Francisco Javier Lucero. Desde el primer momento cuando el obispo me dice, después del rosario, que ponga fecha a la coronación ha sido muy emocionante. Y me satisface mucho el compromiso del obispo, que cumplió con lo que nos había dicho, vio el trabajo realizado con las misiones y aprobó la coronación. Me dejó impactado porque había vivido otros casos anteriores que no se cumplía lo que nos decían. A partir de ahí ha habido mucho trabajo y muchos momentos complicados, con la pandemia de por medio que en casa la vivimos muy de cerca.

Estos días el trabajo es muy intenso, pero tengo un buen equipo de trabajo. Tengo que reconocer que estaba loco por escuchar una corneta, y en el momento en que el paso se levantó el miércoles me cambió todo. Estoy disfrutando mucho de lo que me encuentro en la calle, de las palabras de felicitación y de ánimo. Veo mucha satisfacción en la gente, y mucho compromiso con la hermandad y de forma seria con la devoción a la imagen. Esto es auténtico.

-Juan Jesús López. Es un sueño cumplido. Yo siempre supe que ocurriría, y que el día que se coronara trascendería de la Viña; no podía ser una coronación nuestra y para nosotros; tenía que trascender del barrio, de la ciudad y de Andalucía. De ahí que todos los actos planteados hayan sido de cara al exterior, con una proyección más allá de la ciudad, con artistas de fuera y utilizando las redes sociales. Teníamos que crear la ‘Marca Palma’, que para mí hoy es esencial para hacer grande a una hermandad aunque poca gente lo entienda. La Macarena es una marca, y la marca Palma tiene que serlo también.

La Palma es mucho más grande de lo que la gente se cree, pero a la gente le cuesta verlo. Eso hemos procurado, que la gente de dentro comprenda la grandeza que hay aquí; todo lo que nos propongamos hacer va a salir adelante, porque las instituciones responden, porque las ideas son buenas, porque hay gente con contactos y porque las cosas se hacen con fundamento.

Un momento muy claro para esto es cuando hicimos las misiones, que cuando el obispo nos lo propuso lo vimos como algo imposible. Pero luego se hicieron los grupos de mayores, jóvenes y vecinos; y fuimos casa por casa del barrio, que es una cosa que ha pasado desapercibido, con una carta y una estampa; y la misión salió adelante, que es cuando tuve claro que había que romper la estética de la Virgen por completo, e inventamos la estética de la misión, alejada de todo lo cofrade. Estoy convencido de que esa vestimenta, horrible para nosotros los cofrades, y el rosario que no estuvo organizado, con una pequeña parihuela o mesita, sirvió para que el obispo comprobara que no hace falta banda, no hace falta cuadrilla, bordados, nada; lo único que hace falta era la presencia de la Virgen en la calle.

Desde ese día, la coronación ha superado todo lo que yo pensaba. Yo no me imaginaba todo esto.a.

-Ramón Velázquez. A tope, porque llevábamos 14 años esperándola. Creíamos que iba a ser fácil y rápido, por la devoción y el tirón de la Virgen; pero han sido 14 años en los que no hemos dejado de trabajar desde la cuadrilla. Una de las alegrías que me llevo es que gente que llegó por la carga, por afición o por lo que fuera se han hecho verdaderos hermanos de la cofradía y devotos de su Virgen. Hemos conseguido una gran familia, muy grande. Cuando cogí por primera vez un martillo en el año 79 no me podía imaginar que íbamos a llegar a lo que tenemos hoy, procurando siempre dignificar el estamento del cargador. Estoy totalmente pletórico; se me olvida todo lo que tengo que hacer, con la cantidad de trabajo que tengo, pero no me importa dedicar a la hermandad y a la cuadrilla todas las horas que sean necesarias, de día y de noche.

-¿Ha sido fácil llegar hasta aquí?

-FJL. Ha sido muy fácil. Una cosa que le dije al mayordomo cuando empezó todo esto: “esto va a ser lo más fácil que yo voy a gestionar como hermano mayor de todo lo que he hecho”. Vi la respuesta de la gente, cómo se ponía a disposición de la hermandad, las facilidades de las instituciones, y lo tuve claro. Todo se ha solucionado. Si había que hacer una corona, se hace; y ahí está el resultado. Si había que hacer un manto, se hace. Y eso en el plano material, si te vas a la organización ha sido brutal la de gente que se ha implicado; por no hablarte de las donaciones que se han recibido. Parece que la gente estaba esperando este momento. Y así todo es muy fácil.

-JJL. No ha sido cuestión de suerte, desde luego; ha habido mucho trabajo. Y no ha sido fácil porque hemos tenido una pandemia de por medio, en la que nos tuvimos que inventar cosas para que esto se mantuviera a flote, en contra de la opinión de algunos pero con la idea clara de que la coronación no podía morir con la pandemia, no podíamos pararla. Hemos luchado, además, contra cosas que no nos esperábamos. Pero también hemos encontrado muchas facilidades; con la corona, por ejemplo, que la gente trajo tanto oro que se ha hecho, sin que la hermandad hiciera ninguna petición ni iniciara campaña alguna para recoger oro. Cuando yo pensaba en la corona, esperaba que pudiera tener un filito de oro, y de repente aparecen los cuatro kilos de oro y plata y todas las piedras preciosas regaladas por la gente, sin que la hermandad se gaste un duro. Ahí tú dices: lo que tenemos en La Palma es grande, esto no lo hace cualquiera. Y la gente de fuera cuando se entera de cómo salen las cosas se sorprende. Nos estamos acostumbrando a ver como normal cosas que no lo son.

En todo esto ha sido clave también el buen equipo que hago con el hermano mayor. Pensamos lo mismo, sabemos discutir y solucionarlo al momento. Pepe Valero dice siempre que hermano mayor y mayordomo tienen que formar un matrimonio perfecto, y aquí lo somos sin duda. Yo puedo tener ideas en cosas, pero no soluciones; Francis sí tiene las soluciones. Eso da mucha tranquilidad.

-RV. No, qué va. En un colectivo tan grande es difícil. Hay gente que viene expresamente el Lunes Santo a cargar desde Pekín, Valencia, Galicia, Valladolid, Tarragona, Lion, Málaga, por muchos sitios de la provincia… Gente que tiene que sacar billete de avión, que se acerca a algún ensayo. Todo eso lleva mucho trabajo. A mí me gusta estar muy encima de las cuadrillas, muy pendiente a ellos y a los cuadrantes. Para mí el buen capataz es el que hace cuadrilla, llevar un paso en la calle lo hace cualquiera.

-¿Con qué te quedas de todo lo vivido en torno a la coronación?

-FJL. Puede sonar un poco cursi, pero me quedo con la paciencia que tiene mi mujer conmigo y con mi familia. Le he quitado muchísimo tiempo a ellos, y me lo han respetado. Y me quedo también con la hermandad, yo sabía que La Palma es muy grande, pero me he dado cuenta de la dimensión que tiene la cofradía y lo bien que está. Las misiones populares ha sido todo un acierto que debemos agradecer al obispo Zornoza, la hermandad ha conocido más y mejor el barrio de la Viña gracias a las misiones, y ha mejorado espiritualmente.

-JJL. Una cosa que me ha impactado mucho es la gente, la ilusión de la gente, sobre todo en estos días. Mira, nosotros cuando terminamos un montaje, nos volvemos y rezamos a la Virgen. El otro día les hice una foto mientras rezábamos y me quedé con esas caras de la gente viendo la Virgen. Y me quedo con el rosario de las misiones, que marcó un antes y un después en La Palma y en la Virgen de las Penas; ese día, que se anunció la coronación, cambió todo.

-RV. Con la cantidad de gente que ha habido en torno a todos los preparativos. El equipo de jóvenes volando por las azoteas colocando los exornos de noche, el equipo de Mayordomía totalmente desbordado trabajando día y noche, que no es un decir, sino de trabajar de noche y terminar a las siete de la mañana trabajando desde el día anterior; eso ha sido soberbio.

-Eres el hermano mayor/mayordomo/capataz de la coronación: ¿Cómo se afronta y se lleva eso?

-FJL. Con responsabilidad. Cualquier miembro de una hermandad que le toque ser hermano mayor de su coronación, es un orgullo y una satisfacción enorme. Yo creo que es un regalo que me ha hecho la Virgen. Cuando planteamos las misiones y todo el trabajo de la coronación sabía que yo me tenía que ir, que tenía que convocar elecciones; y luego se me dio la oportunidad de seguir. Ha sido un regalo de la Virgen.

-JJL. Con orgullo, claramente; y con mucha responsabilidad. El orgullo es haber hecho equipo, porque si no no sale esto; haber sabido gestionar a la gente, tener mucha mano izquierda en ocasiones, agrupar a la gente, convencer a los que eran más incrédulos… de eso es de lo que me siento muy orgulloso.

-RV. Para mí es la guinda del pastel después de tantísimos años. 58, en concreto, junto a Ella, y los últimos 14 trabajando por la coronación, que esa procesión ha ido por dentro, preguntándome si llegaría a este momento. Ser el capataz de la coronación va a ser el premio más grande que me puedan dar en la vida; disfrutar con Ella esa noche, llevarme siete u ocho horas mirándola a Ella, porque no puedo mirar para otro lado. Las dos perillas de delante y Ella es lo primordial para mí en la calle.

-¿Piensa en el 14 de agosto?

-FJL. Pienso en levantarme como un día normal, me visto, me voy para la Catedral, me siento y me pongo a esperar con la satisfacción del trabajo realizado y del deber que me impuse de cumplir hasta el final. Creo que con mi hermandad he cumplido lo que me correspondía como hermano mayor, he trabajado para que esto sea una realidad, junto al equipo de trabajo que es muy bueno y amigos que me han ayudado mucho. Hay mucha gente detrás.

-JJL. Pienso en la mucha responsabilidad que en mi caso tendré por salir a acompañar la corona. Pienso que me voy a desmayar antes de llegar. Y pienso en la gente, pienso en los nervios, los llantos, las emociones, en todo lo hecho hasta ahora, en todos los que no están… En todo eso pienso, mucho. Ya la procesión me da más igual, la procesión es compartir la Virgen con toda Andalucía que va a estar aquí. Pero la coronación sí pienso mucho, y me da también sentimiento de nostalgia, porque además con la coronación se acaba un ciclo, y me da mucha pena.

-RV. Sueño con el momento de abrirse las puertas de la Catedral y aparecer Ella al pueblo de Cádiz coronada. Sueño con humo, con flores, con cañones de colores, la banda tocando su marcha, el coro cantando el himno mientras baja muy despacito la rampa, sin pararse y sin alardes. Y luego pienso en la llegada al barrio, que va a ser apoteósica.

-¿Qué supone para la hermandad la coronación?

-FJL. Va a suponer un cambio de ciclo total en la vida de la hermandad. La hermandad ya es diferente, tiene otros objetivos planteados, ha dado un giro de 360 grados. Ha sido reforzada desde el punto de vista espiritual, estético, humano… La coronación ha supuesto un giro total, para bien, de la hermandad.

-JJL. Le supone dos cosas, creo. La primera es el reconocimiento de la devoción ininterrumpida de la Virgen de las Penas desde que llega a La Palma hasta nuestros días; algo que siempre se ha visto velado por la devoción del Cristo de la Misericordia. Con esto se pone en valor, la Virgen de las Penas es Ella por sí misma. El trabajo de la coronación no es de dos años y pico, es desde que llegó aquí. Siempre se ha pretendido lo mejor para la Virgen. Y en segundo lugar, creo que la coronación pone a La Palma en lo más alto donde se puede estar, con dos vírgenes coronadas, una obra social muy importante en el barrio, un patrimonio enriquecido notablemente.

-RV. Supone ver la grandeza que tiene la hermandad. Aquí se ha seguido trabajando en estos años del Covid. Que si acercar la Virgen a la puerta, que si esto, que si lo otro… No ha bajado la guardia en ningún momento. Y nosotros igual; yo no podía imaginar que la cuadrilla podía regalarle a la Virgen una saya de esa índole, y se ha hecho.

-¿Y a partir del 14 de agosto qué va a pasar en La Palma?

-FJL. A título personal, a partir del 14 de agosto el hermano mayor convocará el cabildo de elecciones, evidentemente. Imagino que algo echaré de menos, porque han sido muchos años muy intensos, pero ya me toca terminar aunque estaré siempre a disposición de la hermandad.

A nivel de hermandad, para mí es fundamental que siga el camino que se ha marcado porque le ha venido bien; ahora no le vale dar una marcha atrás en todo esto.

-JJL. Yo creo que la hermandad tiene el reto dificilísimo de continuar en ese listón que antes mencionaba y elevarlo aún más manteniendo el patrimonio que tenemos y adecentando toda la casa. Estos años hemos trabajado de cara afuera, ahora nos toca hacerlo hacia adentro para asentar los cimientos que se han colocado. Ese es el trabajo de los próximos años.

-RV. Siempre hay retos y debe de haber proyectos, aunque luego se puedan o no realizar. Como una hermandad no tenga proyecto, desaparece. La gente tiene que ir a la hermandad por algo, tenemos que estar activos.

-¿Habrá entonces Ramón Velázquez para rato?

-RV. Vamos a intentarlo, sí sí. A lo mejor más retiradito, dosificando más el trabajo; pero esto es mi hobby, es lo que me gusta hacer. Tendré que hacer como con el tabaco, no quitármelo de sopetón. Aunque sé que poquito a poco tengo que ir dejándolo.

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