Obituario

Muere a los 92 años el histórico capataz gaditano Enrique Pérez-Figuier

  • Formó la cuadrilla de hermanos del Cristo de la Misericordia y también estuvo al frente de la Virgen de La Palma y el Cristo de la Buena Muerte

  • Aficionado al cante, también llegó a ser novillero y toreó en la plaza de toros de Cádiz

Enrique Pérez-Figuier, en una entrevista realizada en este periódico hace unos años.

Enrique Pérez-Figuier, en una entrevista realizada en este periódico hace unos años. / DC

El histórico capataz gaditano Enrique Pérez-Figuier García ha fallecido en San Fernando a los 92 años de edad. Este hombre estuvo al frente en los años 80 de los pasos del Cristo de la Misericordia, donde formó la primera cuadrilla de hermanos, de la Virgen de La Palma de la misma archicofradía viñera, y del Señor de la Buena Muerte. No obstante, a lo largo de su extensa vida Pérez-Figuier perteneció y procesionó en numerosas cofradías gaditanas como Sentencia y Piedad.

Asimismo, como cargador perteneció a las cuadrillas de Manuel Pájaro padre, Manuel Merello el 'Rubio del Aceite' y José Berea, donde en una entrevista que concedió a este periódico hace unos años contaba que él mismo cantaba saetas debajo del paso. Y es que Enrique Pérez-Figuier era un apasionado del cante e incluso hizo sus pinitos como aficionado, llegando a grabar un disco.

Pérez-Figuier era una persona con un gran porte y un enorme carisma, algo que trasladaba también en la calle cuando estaba delante de sus pasos. Con este capataz hay multitud de anécdotas, la mayoría de ellas con el Cristo de la Misericordia, como cuando subió de espaldas y de cara al público la rampa de la Catedral. Otra que cuentan sus allegados es que un día desvió el paso del recorrido oficial de la cofradía para llevarlo frente a la casa de un amigo, Paco Virgili, que estaba pasando un mal momento y que además colaboraba de manera muy estrecha con la cuadrilla.

En aquella entrevista realizada ya por el ya desaparecido Emilio López, demandaba sobre todo “que no sepierdan las horquillas ni el mecido, que es nuestro estilo propio desde hace siglos” y dijo que mantenía fresca “la emoción que se siente yendo de manigueta cuando una persona se acerca al paso para pedirle o rezarle a una imagen, como si estuviera sólo frente a la misma”.

Además del flamenco, también estuvo unido al mundo de la tauromaquia, ya que formó parte de la Escuela Taurina de Cádiz, que estaba situada en la calle Mateo de Alba, donde coincidió entre otros con Pepe Manteca, al que le unía una gran amistad, y los hermanos Villodres. Pérez-Figuier llegó a novillero y pudo incluso torear vestido de luces en la plaza de toros de Cádiz.

Profesionalmente fue un poco de todo, desde una joyería que montó, a vendedor de coches pero lo que más se le recuerda es en el Banco Vizcaya.

Con una familia muy numerosa, este gaditano es lo que se llama en Cádiz "un auténtico personaje", un hombre que tenía una gracia natural, pícaro y con una multitud de vivencias a sus espaldas. Los que más lo conocieron recuerdan que estar junto a él era sinónimo de pasarlo bien. También era asiduo al Casino Gaditano aunque en los últimos años, debido a su avanzada edad, cada vez eran más esporádicas sus apariciones, debido a que también fijó su residencia en San Fernando.

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