Hay citas que permanecen inalterables en el tiempo, encuentros que abren un paréntesis en el bullicioso día a día, en agendas inabarcables que sí dan un respiro tan señalado día, una mañana, una tarde, unos minutos tan solo. Todos los caminos del primer viernes de marzo conducen a Santa Cruz, y todas las miradas y oraciones se clavan en la morena tez del Cautivo y Rescatado, Medinaceli que es icono de la devoción de toda la ciudad y más allá de sus murallas.

Con túnica lisa aguarda este año el Cautivo el contacto con sus fieles, el beso de su pie. A los pies de la Virgen de la Trinidad, ataviada de hebrea, y de San Juan Evangelista recuerdo imborrable del querido José Luis Ruiz que tanto dio a las cofradías de Cádiz. Flanqueado por dos faroles de su paso de plata, con los candelabros de cola del palio a su espalda. Así se presenta este viernes el Señor de Medinaceli al fondo de la iglesia de Santa Cruz, centro de peregrinación, de devoción y de oración mañana, tarde y noche.

El bullicio entra y sale de la Catedral Vieja de manera constante. Pero el silencio en el interior es sonoro, llama la atención, sorprende. La gente va a lo que va, no hay turismo cofrade ni visitas gratuitas. Todo tiene un por qué, todos van al encuentro del Señor. El goteo es incesante, continuo. Un joven con el pañuelo presto a limpiar el pie tras cada beso. Una estampa para cada devoto que se acerca. Una oración. Una mujer que apenas puede sostenerse en el andador. Un "vamos a aprovechar que no hay cola ahora".

Los velarios (hasta tres) apenas dejan ver una luz apagada, muestra del constante ajetreo de personas. A la derecha del altar varios cubos se llenan de las ofrendas de flores que muchos acercan a los pies de la imagen. Y a la izquierda, muchos son los que plasman su súplica, su lamento, su agradecimiento, su petición, en un trozo de papel que insertan en una urna que posiblemente constituya uno de las mayores joyas (y la más desconocida) de la cofradía de Medinaceli.

Las imágenes del primer viernes de marzo de la Cuaresma 2023.

Mientras los devotos van pasando ante el altar, frente al Cautivo se mantienen quietos, absolutamente estáticos, otro buen número de fieles que lo contempla, que le reza, que se emociona. Muchas miradas clavadas en la hierática imagen que tallara Láinez Capote a semejanza de la devoción madrileña, muchos fieles en los últimos bancos de la iglesia que se han girado para facilitar el encuentro y la oración. Porque si de algo sabe Santa Cruz y el primer viernes de marzo es de oraciones.

A las doce del mediodía aparece el párroco, Rafael Fernández, revestido con capa morada para rezar el vía crucis, como antes se ha hecho con el rosario y con las distintas misas que a lo largo de la jornada están marcadas en la agenda, hasta culminar con la que preside el obispo a las ocho de la tarde, que a su vez es la función del tercer día del triduo a los titulares.

Las imágenes del primer viernes de marzo de la Cuaresma 2023.

Santa Cruz es templo de referencia en la Semana Santa, con cinco cofradías y once pasos procesionales que pueden contemplarse desde unos días antes del Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección (como debería ser normal en todas las iglesias). Y también lo es de la Cuaresma con días tan señalados como este primer viernes de Cuaresma que ha vuelto a convertir la Catedral Vieja en centro de peregrinación ante un Jesús de Medinaceli que ha vuelto a cautivar todas las miradas y oraciones de tantos centenares de devotos que, un año más, no han faltado a su cita con el primer viernes de marzo.