San Fernando

El jurado declara culpable al acusado por el crimen de la Casa Micolta en San Fernando

  • El veredicto, que ha sido unánime, se ha conocido en la noche de este miércoles y respalda la acusación por homicidio, malos tratos y hurto que había propuesto la Fiscalía en las conclusiones 

  • "Siento lo que hice": El acusado pide perdón a la familia de la víctima e insiste en su declaración inicial, en la que confesaba haber sido el autor de los hechos

  • Manuela Bravo murió asfixiada al taparle su agresor las vías respiratorias con una almohada mientras a la vez ejercía presión sobre ella en el tórax y el abdomen

El acusado, en el momento de llegar a la Audiencia Provincial para el juicio, el pasado lunes.

El acusado, en el momento de llegar a la Audiencia Provincial para el juicio, el pasado lunes. / Jesús Marín (Cádiz)

El jurado ha declarado culpable al acusado por la muerte de Manuela Bravo, cuyo cuerpo fue encontrado hace dos años en su domicilio de la Casa Micolta, en San Fernando, cuando ya llevaba varias semanas fallecida. 

El veredicto, que ha sido unánime, se ha conocido en la noche de este miércoles y respalda la acusación por homicidio, malos tratos y hurto y sin que se aprecien circunstancias atenuantes, tal y como había propuesto la Fiscalía en sus conclusiones. 

La decisión del jurado se ha conocido después de que, Miguel V., que fue detenido tras el hallazgo del cadáver y está en prisión desde entonces, se haya ratificado también en su declaración inicial, en la que confesaba y reconocía haber sido el autor de los hechos.  

En la última sesión del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial desde principios de la semana, ha tomado la palabra en su declaración final para pedir perdón a la familia de la víctima. "Siento lo que hice. No era yo, era otra persona", ha afirmado antes de que el jurado se retirara a deliberar tras recibir del magistrado la veintena de preguntas que han integrado el objeto de veredicto.  

La Fiscalía, no obstante, ha considerado en su informe final que, a pesar de la confesión, no concurren en el acusado circunstancias que merezcan atenuantes dado que, entre otras cosas, la confesión "es tardía" y no se ha producido hasta concluir las investigaciones que lo señalan directamente como responsable de la muerte de Manuela Bravo e iniciarse el proceso judicial. 

Eso sí, en sus conclusiones, el Ministerio Fiscal ha formulado contra el procesado una acusación por un delito de homicidio con la agravante de parentesco, cuando inicialmente -en el escrito de calificación provisional- apuntaba a un asesinato, lo que supondrá una rebaja de la pena (inicialmente planteaba 25 años y 4 meses de prisión) que tendrá que concretarse en sentencia tras el veredicto.

Durante el juicio -ha explicado el fiscal- se ha podido comprobar que el acusado no causó la muerte de Manuela con el propósito de robarle, como inicialmente argumentaba, sino que no fue hasta después de los hechos cuando pensó que podía llevarse algunos artículos de la casa para venderlos en una tienda de segunda mano y sacarse algún dinero. De la misma forma, se ha acreditado que la víctima intentó resistirse, lo que ha llevado también a la acusación particular -que se ha adherido a la propuesta del fiscal- a descartar la agravante de alevosía. Al procesado se le acusa también de delitos de malos tratos y de hurto, al haber sustraído de la casa algunos electrodomésticos. También el letrado de la Junta de Andalucía -que se persona en el juicio al tratarse de un caso de violencia de género- ha suscrito la petición de la fiscalía.  

La defensa, por otro lado, ha recordado que además de haber confesado la autoría de los hechos y de mostrar arrepentimiento, el acusado ha consignado y puesto a disposición de la autoridad judicial la totalidad de una herencia familiar recibida -más de 15.000 euros- al objeto de hacer frente a la indemnización que se reclama para resarcir a la familia de la víctima. Se trata, ha precisado, de la totalidad de su patrimonio. 

En la última sesión del juicio han comparecido también los expertos policiales y forenses para exponer ante el jurado las pruebas periciales que señalan igualmente al acusado como responsable de la muerte de Manuela. Entre ellas, siete huellas dactilares que fueron halladas en el cuarto de baño -en la pared, arriba del inodoro- que lo identifican sin ningún tipo de duda, así como ADN encontrado -a veces mezclado con el de la propia víctima- en una botella de cerveza que se encontró en la cocina, en la funda de la almohada que se utilizó para asfixiar a la víctima y en las colchas y sábanas en las que posteriormente se envolvió el cuerpo. 

Del mismo modo, se ha concretado de la mano de los forenses que Manoli murió asfixiada al taparle su agresor las vías respiratorias con una almohada mientras a la vez ejercía presión sobre ella en el tórax y el abdomen. Además, durante los 90 segundos que aproximadamente tardó en fallecer, la víctima intentó defenderse, según las conclusiones a las que han llegado los expertos.

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