La invasión pokemon llega a La Isla

San Fernando cuenta ya con todo un tropel de jugadores que han tomado las plazas de la ciudad El popular juego sitúa una 'pokeparada' en la fosa común del cementerio

Varios jóvenes juegan con sus teléfonos móviles a Pokémon Go frente a la Iglesia Mayor.
Varios jóvenes juegan con sus teléfonos móviles a Pokémon Go frente a la Iglesia Mayor.
María Esquivel San Fernando

31 de julio 2016 - 01:00

Desde hace unos días resulta imposible dar una vuelta vespertina por la Calle Real sin encontrar a grupos de jóvenes, móvil en mano llenando la Alameda, la plaza Iglesia, la del Carmen... En muchas ocasiones pasan largos ratos sin dirigirse al resto de la pandilla, concentrados en sus dispositivos móviles. El observador más atento puede comprobar que aparte de tener las caras a la luz de sus pantallas no tienen mucho más en común. Ni la edad, ni el tipo de vestimenta, ni la compañía coinciden. Probablemente, en lo único en lo que están de acuerdo es que quieren hacerse con los mejores pokemon que aparecen por la ciudad.

El juego para móviles Pokémon Go se ha convertido en un fenómeno global de dimensiones desconocidas hasta la fecha. Ha batido todos los récords de descarga y no deja de generar informaciones de lo más variopintas a lo largo y ancho de la Tierra. Y La Isla, evidentemente, no es ajena a esta caza de criaturas que pueblan las calles de San Fernando a través de la realidad aumentada.

Los usuarios de la App se cuentan por centenares en San Fernando. Tienen su propia página en Facebook en la que están registrados más de 350 personas y a través de esta plataforma los integrantes se han dividido en diferentes grupos de whatsapp, la App de mensajería móvil por excelencia, en los que se han dividido según el bando al que pertenecen; amarillo, rojo y azul. Así, además de conocer a gente pueden establecer sus estrategias para conquistar los gimnasios pokemon de la zona.

El juego contempla dos tipos de espacios. Los gimnasios, que son ocupados por varios miembros de uno de los tres equipos hasta que, alguno de los equipos contrarios se adueñe de él para conseguir objetos especiales, lo que lleva a algunos jugadores a estar pendiente de si el gimnasio más cercano a su casa sigue siendo de su color, o debe acercarse a conquistarlo. El segundo de los espacios son las llamadas pokeparadas, lugares donde los jugadores pueden acercarse a abastecerse de pokeballs, bolas con las que han de atrapar a los pokemon que encuentran por la calle; además de diferentes objetos que les ayuden a subir de nivel y mantener con vida a sus criaturas. En un primer momento se estableció que las pokeparadas serían lugares de interés, como monumentos, esculturas y demás puntos turísticos.

En La Isla se cumple a medias. El pórtico del antiguo hospital San Carlos aparece como uno de estas estaciones aunque también el vinilo de un castillo de una de las tiendas que se encuentran en el Plaza. Entre las paradas también se encuentra la fachada del cementerio municipal y si bien hay quien puede pensar que la tumba de Camarón es un punto de intés turístico que podría ser uno de estos lugares de peregrinación, dentro del camposanto, la citada parada se emplaza en la fosa común, con una descripción errónea en la que hace alusión a que sólo 15 cuerpos fueron enterrados allí. Esto se debe a que son los mismos jugadores los que han pedido a la empresa desarrolladora dónde debían ubicarse, dando ellos mismos las descripciones.

Las paradas no solo son utilizadas para obtener objetos. El motivo por el que tantas personas se concentran en sus alrededores es el uso de una herramienta que facilita la captura de los pokemon, el cebo. Se colocan en las paradas y durante 30 minutos todos los jugadores pueden hacerse en un único punto con una gran cantidad de estas criaturas. Estos cebos suelen colocarse en la Alameda, la plaza del Carmen o la Iglesia Mayor durante todo el día y hasta altas horas de la noche, aunque también es habitual encontrarlo a las puertas del cementerio durante la noche, quizás a la espera de conseguir algún pokemon fantasma que se supone, habitan en cementerios.

Pokémon no es flor de un solo día. En septiembre del 98 llegó Ash Ketchum junto a Pikachu a las pantallas españolas. Desde entonces, aquellos niños que compartían la edad de Ash quisieron salir a recorrer el mundo como entrenadores pokemon, un par de años más tardes esperarían la carta de admisión en Hogwarts. Al menos, 18 años más tarde, aquellos que querían seguir los pasos de Ash pueden hacerlo como hasta ahora no lo habían conseguido en el resto de videojuegos de la saga. La próxima ves que se crucen con alguien que va corriendo en busca del pokemon que acaba de aparecer la zona, recuerde que está cumpliendo con el sueño de su infancia, aunque sea por la Calle Real.

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