Alicia Vallina se encontró con la historia de Ana María de Soto cuando llegó a San Fernando como directora técnica del Museo Naval. “Cuando por primera vez recorro sus salas me llama la atención la ausencia de personajes femeninos dentro del discurso expositivo del museo y me parecía importante y relevante investigar si había mujeres que hubieran intervenido de manera directa en forjar la historia de la Armada española”, explica la periodista e historiadora, autora de Hija del mar, que se presentará hoy jueves en San Fernando (a las 19.00 horas) y mañana viernes en el Ateneo de Cádiz.

En su investigación descubrió la “enormemente interesante” vida de Ana María, a la que se considera primera mujer infante de Marina y que en el siglo XVIII rompió moldes para alistarse en la Armada haciéndose pasar por Antonio de Soto, y estando nada menos que cinco años.

El rey Carlos IV llegó a concederle el sueldo vitalicio como soldado. Después de una dura preparación y adiestramiento como parte de la Sexta compañía del 11º Batallón de Marina, embarcó en la fragata Mercedes, participó en las operaciones en la costa nororiental catalana contra los franceses en la defensa del castillo y plaza de Rosas, también en la defensa de Cádiz con las cañoneras y las fuerzas sutiles, en la Batalla del Cabo San Vicente y finalmente se embarca en la fragata Matilde, donde permaneció más de un año hasta que en un reconocimiento médico se descubrió que en realidad era una mujer.

“La información real que teníamos de ella era suficiente para novelar a un personaje con el que cualquiera de nosotros puede sentirse identificado. Valerosa, llena de coraje y voluntad, pero que además tenía miedos y sufría el dolor de la pérdida como veremos en la novela”, añade la autora y ahora coordinadora técnica de la Unidad de Museos de la Subdirección General de Publicaciones y Patrimonio Cultural del Ministerio de Defensa que entra de lleno por primera vez en este género literario. “Creo que es un libro muy ameno, emotivo, sin límite de edad, para quien quiera acercarse a la vida de esta mujer y quien quiera reconocerse en todos estos personajes que forjaron su leyenda”, apunta, desvelando una parte “muy emotiva” en la provincia de Cádiz y sus lugares, que es donde surge esta historia.

Y es que las páginas acompañan a Ana María Soto en su viaje, físico e interior, desde Aguilar de la Frontera (Córdoba) hasta la Real Isla de León de San Fernando, donde se alistaban, en los años que se construye la población militar de San Carlos, pasando por el Real Observatorio o la Carraca o por la ciudad de Jerez, y recordando “grandes héroes y marinos que dio la provincia a lo largo de la historia de la Real Armada”.

Porque a la vez que se descubren las motivaciones y vicisitudes de la protagonista, que además “era granadero, los que manejaban la pólvora de las granadas y a los que se le presuponía un gran valor”; la novela “también cuenta las vivencias de esos hombres que le acompañaron, que formaron parte de su vida y que se jugaron su honor y su prestigio, incluso el propio rey Carlos IV, por defender su figura”.

Certificado de bautismo y defunción de Ana María de Soto en el Museo Naval.

Más historias de mujeres

Hija del mar rescata así el papel de mujeres que han quedado sepultados a lo largo de la historia y que merecen ser rescatados. Se conocen algunos más como Isabel Barreto. primera mujer almirante de una flota, o la conocida como ‘la monja alférez’, Catalina de Erauso, que como Soto se creó una identidad masculina, se embarcó rumbo a América y se enroló en el Ejército español. O el de Inés Suárez, que la escritora Isabel Allende contó en ‘Inés del alma mía”.

El de Ana María de Soto tiene ya su libro para recordarlo y desde el paso de Alicia Vallina por el Museo Naval de San Fernando un lugar en su exposición permanente. En la sala dedicada a la Infantería de Marina se puede ver un acrílico recreando la imagen de la que llegó a ser sargento y sus partidas de bautismo y defunción.

Sobre el presente y futuro de la mujeres en las Fuerzas Armadas dice Vallina que se ha avanzado mucho y dado grandes pasos, “pero solo hace 33 años que podemos acceder en igualdad de condiciones. “Nos queda mucho por avanzar y trabajar y seguir superando esas barreras”.