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San Fernando

El más fiel amigo del hombre

COMENZARÉ diciendo para evitar cualquier tipo de duda, que me considero por naturaleza, amante y defensor de los animales en general y de los perros en especial.

He tenido hasta ocho ejemplares; unos de raza y otros no. Y creo que a todos los he criado responsablemente y por igual, transcurriendo la mayor parte de sus cortas vidas, eso sí, en el campo y a veces en la ciudad.

Dicho esto, mi objetivo no es otro que manifestarme en favor de la especie en detrimento de -algunos de sus propietarios- matizando no obstante, sus actuaciones, pero respetando profundamente tanto a los que aman a estos apreciados animalitos, como a los que no. Y también a los que les resultan molestos o indiferentes.

No cabe la menor duda de que el perro, sobre todo como mascota, está de moda y de rabiosa actualidad. Y ya nadie cuestiona que -éste- no sea el más fiel y mejor amigo del hombre, y que por sus cualidades e inteligencia, solamente le falte hablar.

Sin embargo, no podemos descuidar ni perder de vista que se trata de un animal, que aunque doméstico es irracional, y como tal, en ocasiones puede reaccionar por imperativo de su propio instinto, de lo cual, tenemos noticias ciertamente desagradables.

Un perro es siempre fiel a su amo como quizás éste no lo sea recíprocamente con él. Y su comportamiento: bueno o malo, dependerá del carácter y del estado anímico de su dueño; en función de las relaciones de complicidad que mantengan entre sí. Por eso su educación y adiestramiento, resultará vital para la convivencia cívica y pacífica que se genere por y para ellos, y por extensión hacia los demás.

En este estadío de conjunción y por razones obvias, el factor dominante de esta relación, debe corresponderle por su propia naturaleza y racionalidad, al dueño (el hombre) y jamás al perro (el animal). En cambio, tenemos claros ejemplos que suceden a diario en la calle -en la casa de todos- donde salvo escasas y honrosas excepciones -que las hay- ocurre justo lo contrario y el factor dominante, lo ejerce el perro; llevando éste a su amo y no el amo a aquél. O lo que es lo mismo salvando las distancias, el animal conduce al hombre y no al revés, escena ésta, que se repite tristemente ante la pasividad y la ausencia de autoridad del hombre sobre el animal.

Y como consecuencia de esta inhibición; los orines, los excrementos y otros episodios lamentables que se producen indiscriminadamente en cualquier lugar de la vía pública (no confundir lo público); -se realizan- sin reparos y con el consentimiento, la tolerancia y el beneplácito de su dueño a la vista de todos.

Qué hacer o qué decir ante esta situación, si no hay voluntad de corregirla. Hacer, supongo que poco. Y decir, menos aún. Ni siquiera razonadamente, porque hoy día, nadie acepta una sola palabra correctora o una breve insinuación modificadora, en pos del bien común. Ésta es la cuestión.

Por otra parte, creo que hemos cambiado los roles y evidentemente la figura del perro, ha alcanzado cotas insospechadas. Pero no podemos olvidar, que todos los seres creados ocupan un espacio en el mundo y un lugar en la sociedad; con las mejores condiciones de vida ajustadas a su especie. Y naturalmente, al perro le corresponde también.

Por tanto, es muy importante saber elegir el ejemplar más adecuado a nuestras necesidades o apetencias. Poseer un perro no se trata de un capricho, de un juguete o simplemente de un antojo que luego se abandona -como suele ocurrir-. Tenerlos, implica una responsabilidad para la que hay que estar bien dotado o suficientemente preparado.

No pretendo establecer pautas de comportamiento, ni señalar normas reguladoras que existen y no se aplican. Tampoco deseo educar a nadie. Cada cual es libre de actuar bajo su conciencia. Sólo apuesto por una relación amo-perro-ciudadano, que permita una convivencia más fluida, respetuosa y satisfactoria posible. Y así, seguramente la sociedad en su conjunto lo agradecerá. Sería más prudente no culpabilizar las actuaciones del perro, sin contemplar antes las de su dueño. Cada perro será lo que quiera que sea su amo: el más fiel y mejor amigo del hombre.

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