Ni el esfuerzo tiene recompensa
Los recortes en becas están afectando a numerosos universitarios que ven peligrar sus estudios En La Isla también hay afectados
Estudiar una carrera se ha convertido para quienes tienen recursos económicos escasos en una completa odisea. Su esfuerzo y resultados, a lo que había ligado el ministro Wert (responsable de Educación) la concesión de becas para el presente curso, no se ha traducido en la cuantía económica necesaria ni a tiempo para disfrutar sin apuros de una propuesta universitaria correcta, efectiva y formativa. Los estudiantes conviven con la losa de no saber cómo podrán continuar: pagar la matrícula, libros y apuntes; sufragar los desplazamientos a los centros educativos y las comidas fuera de casa principalmente por cuestión de horarios; y, para quienes están fuera de sus casas, poder mantenerse día a día. En San Fernando no se libran de esta situación. Lo cuenta Antonio Jesús, implicado en la plataforma de afectados por las becas que ha surgido en España. Lo explica Carmen que proviniente de Barcelona estudia en Cádiz y vive en La Isla con su hermana. Su futuro, como el de otros compañeros que han tenido que dejarlo, está en el aire.
Resulta difícil concentrarse en aprovechar al máximo las clases, los libros, las prácticas, los estudios, cuando la incertidumbre se apodera de uno al no saber cómo podrá afrontar económicamente su futuro universitario. Cómo continuar concentrados, hincar los codos para aprobar los exámenes,y exprimirse para sacar buenas notas, porque la media alta es necesaria para tener una beca, si precisamente esa beca está en juego. Llega tarde, no es suficiente y no corresponde el trabajo desarrollado durante el curso anterior. "Tengo una media de 7,34. Es una nota buena, alta, lo que quería el ministro Wert, y ahora parece que no vale", lamenta Antonio Jesús, un joven que vive en San Fernando y que se desplaza todas las semanas a Cádiz porque estudia Enfermería. Su beca se ha visto reducida considerablemente este año. De 4.000 euros ha bajado a 2.800 euros. Eso cuando en su caso la renta familiar (tres miembros) apenas supera los 9.500 euros anuales.
La reducción no es el único problema que se está sufriendo, puesto que la cuantía fijada tampoco ha llegado a tiempo (el año académico está casi terminado). El curso pasado en torno al mes de febrero como muy tarde muchos estudiantes ya tenían ingresada la beca en sus cuentas. Este año, además, se implantó un modelo de ayuda en dos partes: una fija y una variable, que se establece con una baremación del expediente y la situación económica entre todos los estudiantes que solicitan la beca. La fija, cree Antonio Jesús, puede haberla recibido la mayoría, no así la variable.
Subsistir, sobrevivir, aguantar estudiando es complicado en estas circunstancias. Si tienes que trabajar o buscarte la vida para pagar tus gastos no dedicas todo tu tiempo a estudiar para sacar buenas notas y poder tener una buena beca el curso siguiente (que como se ha demostrado no supone una fórmula fiable de esfuerzo-recompensa). Es la pescadilla que se muerde la cola. Además el mercado laboral no se caracteriza por la flexibilidad horaria para compaginar dos actividades, el trabajo y el estudio. Y ni siquiera la situación económica acompaña (no hay muchas oportunidades). El horario de clase y las prácticas se lo hacen imposible a Carmen. "Tengo periodos de prácticas con turnos de mañana o de tarde según la semana y un horario de clase que va cambiando, así es complicado", comenta.
Carmen vive en La Isla. Aunque es de Barcelona decidió estudiar Enfermería en Cádiz. La cuestión económica fue la razón principal. "Allí es difícil estudiar si no tienes recursos y vives lejos de la universidad. Aquí estoy con mi hermana, si no no podría hacerlo", sigue explicando. Su hermana, dice, le da casa, pero todo lo demás se lo paga ella. Este año, sin que le haya llegado todo el dinero (sólo la parte fija), ya sabe además que serán 540 euros menos que el curso anterior, a pesar de tener una media superior de 7,54. Ya sea comer fuera, ya sea los libros, los apuntes, el material, ya sea el desplazamiento, son muchos gastos. Antonio Jesús recuerda que coge el tren todos los días, que hay días que tiene clases mañana y tarde por lo que no puede volver a casa, que los libros y apuntes son caros.
Con este panorama, muchos estudiantes tendrán que abandonar los libros, otros recurrir a sus familias o amigos para poder continuar, pocos pueden trabajar por todos los inconvenientes mencionados anteriormente.
Esta situación ha provocado que los estudiantes se unan. Se ha creado la plataforma de afectados por las becas, que cada vez tiene más seguidores, más implicados en un lucha con fundamento.
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