Especialistas en la recuperación de patrimonio histórico y profesionales de la arqueología han alertado del estado de abandono en el que desde hace meses se encuentran los cañones de la Guerra de la Independencia que salieron a la luz durante los trabajos del tranvía y que custodia el Ayuntamiento isleño.

Las 17 piezas de artillería que en 2009 fueron descubiertas mientras se trabajaba en la desembocadura del caño de Sancti Petri llevan más de medio año en el recinto exterior del castillo de San Romualdo, depositadas a la intemperie en el suelo de tierra y sujetas a las inclemencias del tiempo.

Los cañones, de hecho, son apreciables a simple vista desde el exterior. Una simple valla metálica -la de la obra- es la única medida de seguridad con la que cuentan estas valiosas piezas de artillería del siglo XVIII.

Las piezas -un hallazgo espectacular que en su día acaparó la atención de los medios- están cubiertas por lonas como medida de protección. Sin embargo, ése es precisamente el problema porque dicha cubierta -advierten- podrían haber generado acumulaciones de agua durante las pasadas lluvias que afectarían de lleno a la conservación de los cañones.

Sus condiciones no son las más adecuadas, lamentan. La sucesión de temporales del pasado invierno y comienzos de la primavera así como los cambios de temperatura sufridos pueden haber tenido efectos en esta veintena de cañones. Su estado ha sido denunciado sin resultado en foros especializados y a través de las redes sociales.

Así llevan unos siete meses estas 17 piezas de artillería que, sin embargo, tras salir a la luz en septiembre de 2009, fueron sometidas a un proceso de restauración que costeó la Consejería de Obras Públicas (responsable de las obras del tren-tranvía).

Más de 138.000 euros se emplearon en la recuperación y puesta a punto de los cañones -un arduo proceso del que se encargó una empresa especializada, Aula 3, y que se prolongó durante catorce meses- que hoy yacen en el suelo y, al fin y al cabo, sin que nadie pueda disfrutarlas.

La intención del Ayuntamiento era exhibir los cañones en el Sitio Histórico del Puente Zuazo y en el conjunto de baterías defensivas del entorno. Sería un atractivo más tras la rehabilitación del conjunto, un gancho para atraer visitantes, se dijo entonces. Para ello incluso se llegó a un acuerdo con la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura una vez finalizada su intervención. No se quería que los cañones salieran de San Fernando porque el hallazgo podría perderse para siempre.

Las obras del Sitio Histórico, sin embargo, están completamente paralizadas y la segunda fase ha sido descartada dado su elevado coste (a 19 millones de euros asciende el presupuesto que recoge el proyecto que se terminó de redactar en 2011). En realidad, la recepción del Real Carenero -la parte que ya está recuperada- plantea serios problemas dados los costes de mantenimiento que supone cuando ni siquiera tiene un uso este histórico inmueble. De ahí que la exhibición de los cañones haya quedado en el aire mientras que la actuación estrella del 2010 -el Puente- queda bloqueada, presumiblemente por varios años.

Lo cierto es que, actualmente, el Ayuntamiento no sabe qué hacer con estas 17 piezas de artillería, que siguen depositadas en el suelo, junto al castillo de San Romualdo, a la espera de que llegue una solución.