La calle Real cumple tres años de su nueva vida sin tráfico

En enero de 2009, el desarrollo de las obras del tranvía metropolitano de la Bahía de Cádiz obligó a restringir el tráfico rodado en prácticamente toda la calle Real, hasta entonces la principal vía de comunicación de la ciudad. Fue un cambio drástico, que obligó a los isleños a modificar sus costumbres y hábitos cotidianos a la hora de desplazarse por la ciudad.

Con no pocos detractores advirtiendo del error que se cometía, la semipeatonalización tuvo como consecuencia directa varios meses de auténtico caos circulatorio que, además, coincidieron con numerosas obras del Plan E que se pusieron en marcha en la ciudad (más de un centenar).

El Ayuntamiento tuvo que poner crear un plan de movilidad que incluyó varias actuaciones para facilitar y promover el uso de las rutas alternativas al cierre de la calle Real. Pero sobre todo -así se dijo entonces- era cuestión de tiempo. Había en juego un factor psicológico. Era necesario que La Isla, sus ciudadanos, se acostumbraran a esta nueva situación. Tenían que olvidarse de la calle Real cuando cogieran el coche, tenían que dejar atrás esa costumbre adquirida durante décadas que incluía la calle Real en su itinerario habitual a la hora de desplazarse por la ciudad.

La calle Real acaba de cumplir ahora tres años sin tráfico rodado. Y, aunque es cierto que los isleños se han acostumbrado a esa semipeatonalización de la calle Real y la mayoría de los conductores -la mayoría, no todos- evita la arteria principal de la ciudad, que ha conquistado el peatón, todavía -y desde enero de 2009- se arrastran grandes carencias en materia de tráfico que garanticen la movilidad, la fluidez del tráfico, y que favorezcan el uso peatonal del centro.

En otras palabras, moverse en coche por el centro de la ciudad continúa siendo problemático. La accesibilidad al centro de San Fernando constituye, hoy por hoy, el más grave problema que en materia de tráfico ha derivado de la semipeatonalización de la calle Real. Y el Ayuntamiento sigue sin dar con la tecla para poner remedio a esta carencia, a pesar de que figura entre sus mayores prioridades. Coger el coche para ir al centro de la ciudad sigue acarreando múltiples inconvenientes a los ciudadanos. La situación, además, ha sido denunciada por empresarios y comerciantes que se han visto perjudicados por este problema de movilidad, aun cuando -al menos, en teoría- la peatonalización de la calle Real les beneficia.

Con el tiempo, y gracias a las actuaciones complementarias llevadas a cabo a lo largo de estos tres años, el flujo de vehículos se ha ido derivando vías alternativas, que han cobrado gran protagonismo. El eje formado por las avenidas Al Ándalus-León Herrero-Arenal-Reyes Católicos y Ruiz Marcet ha sido decisivo en este sentido. La reordenación del tráfico en el entorno del Parque y en Reyes Católicos fueron claves para potenciar esta vía alternativa que, no obstante, se satura y queda colapsada -especialmente, en la rotonda de Reyes Católicos- a horas punta.

En el otro extremo de la ciudad, la calle San Marcos y la Ronda del Estero se han convertido en las rutas clave para desplazarse por la ciudad. Esta ultima, sin embargo, precisa de más accesos que faciliten la movilidad interior, como los que actualmente se están ejecutando desde el Callejón Nuevo (Santo Entierro) y la avenida de La Marina, que todavía no están disponibles.

Ademas, sigue pendiente otra actuación clave que favorecerá la semipeatonalización de la calle Real: el enlace entre la autovía de la CA-33 y la avenida Constitución por la trasera del Janer, que facilitará una ruta alternativa para el tráfico procedente de Cádiz.