El colegio Las Cortes busca profundizar en una de las líneas de trabajo que sigue como ecoescuela, el cuidado de uno mismo, con la creación de un aula sensorial. Este nuevo espacio mejora además la atención de alumnos con necesidades especiales. "Tenemos tres niños desde el año pasado, para el próximo curso uno más", explica la directora, María Teresa García Sosa.

Aunque cuentan con un aula específica de Educación Especial, intentan que estos niños estén el mayor tiempo posible en un aula ordinaria porque así se trata mejor la comunicación. "Y si no es posible en el aula específica se aplican planes y programas más específicos. Tenemos un alumno que está en sexto que no se quiere ir del cole. Otro está en segundo de Primaria y está integrado desde Infantil de 3 años", cuenta la responsable de Las Cortes. El nuevo aula sensorial permite abundar en la estimulación sensorial de los menores.

El lugar ha sido pintado por el personal del colegio, con los rincones temáticos diseñados por ellos: táctil, visual, olfativo, sensitivo y auditivo, además de uno para relajación. En cada uno se trabaja con grupos pequeños, aunque se ha optado por dejar sin funcionamiento el panel táctil, "pensamos que con una desinfección continua se iba a estropear y decidimos no usarlo". Disfrutan del aula los más pequeños, de Infantil y primer ciclo de Primaria, también el aula de Educación Especial. Para los mayores se ha dispuesto la parte de mindfullness y se ha previsto una sesión a la semana si sus profesores lo consideran oportuno.

Piano de pie del aula sensorial del colegio Las Cortes.

"Hemos aprovechado un remanente del curso pasado y una partida de un programa de innovación educativa", detalla García Sosa. Además se han beneficiado del programa Proa Plus para reforzar la atención a la diversidad. "Los colegios de Primaria tiene un orientador para cada dos o tres centros, según los alumnos con necesidades educativas específicas. Con un orientador en el centro gracias al programa puedes tener una respuesta rápida a cualquier necesidad tanto con el alumno como con los padres”, expone la directora de Las Cortes. Respecto al aula sensorial la orientadora ha formado a las maestras para que sepan cómo desarrollar las sesiones, además de que tienen a tres PT (docentes de pedagogía terapéutica), una para el aula específica.

En este espacio se trabajan los sentidos: en el rincón auditivo hay un piano de pie o campanas chinas; en el rincón táctil y sensorial hay una caja sorpresa con elementos para que el niño los manipule o unas bandejas con arenas y piedras. Tienen unas lámparas de burbujas con luces led. "Transformas el espacio para crear algo motivador y que puedan aprender jugando", comenta García Sosa. Desde hace años trabajan por proyectos, de manera que el niño aprende con la experiencia y la investigación, además de la memoria. Para el trabajo emocional se cuenta con emoticonos y espejos que ayudan a que el alumno gesticule y aprenda las emociones, "porque les cuesta", aclara María Teresa, que habla de la reducción del tiempo dedicado por la familia a los niños que se traduce en una menor exteriorización de las emociones. "Qué consecuencias tienen ciertas emociones, cómo encausarlas, cómo reaccionas a algo. Por ejemplo, la empatía hay que educarla", matiza.