Los astilleros del pasado por los que debe luchar La Isla para su futuro

Juan Torrejón ofrece una conferencia sobre el Consejo Ordenador de Construcciones Navales y la empresa nacional Bazán

Conferencia de San Romualdo ofrecida por Juan Torrejón el pasado martes.
Conferencia de San Romualdo ofrecida por Juan Torrejón el pasado martes. / D.c.
Amaya Lanceta

San fernando, 25 de mayo 2017 - 02:02

Los asistentes a la conferencia de Juan Torrejón sobre el Consejo Ordenador de Construcciones Navales Militares y la empresa nacional Bazán salieron satisfechos. El historiador y académico de San Romualdo había sabido conectar con el público mezclando en su intervención datos, anécdotas, detalles, fotografías, cronologías... Pasado, pero también presente y futuro. La construcción naval y la Armada son fundamentales para la ciudad, por lo que hay, defendió, que luchar por recuperarlos: "Sigue siendo la mejor opción de futuro".

"No nos engañemos. Será muy difícil tener otra empresa donde se coloquen 4.000-5.000 personas, salvo que volvamos a nuestros orígenes: el servicio a la Armada y la construcción naval", había mencionado durante su alocución, en la que lamentó que se cometiera el error de cerrar Fábrica San Carlos. Torrejón había comenzado dando las gracias a Manuel Ruiz, jefe de personal durante muchos años de Bazán, que le había ayudado, "memoria viva de la compañía, y a quienes le habían cedido las fotos que fue proyectando en pantalla. Antes de centrarse en el Consejo y Bazán, hizo una cronología de la empresa, que en 1915 comienzo como Constructora Naval, antes de que el Consejo se hiciera con su actividad siguiendo las directrices del Estado. Fue un periodo transitorio porque en 1947 pasa a ser una empresa estatal autónoma, Bazán. En 2000 se fusionan todos los astilleros españoles, "una error", a juicio del historiador, y pasa a llamarse Izar. Cinco años después tomaría el nombre actual, el de Navantia. En ese repaso a la historia, el conferenciante apunta cómo La Carraca se queda pequeña en torno el año 23 para la actividad naval y la Constructora se hace con unos terrenos donde edifica una nueva fábrica. Será fundamental en el futuro para su supervivencia dado que con la creación del Consejo Ordenador, en septiembre de 1939, se ordena acabar con el régimen existente y quedarse con lo que estaba en manos de la Constructora Naval. "El contrato se denuncia y queda con un solo año de duración", matiza Torrejón. Esa decisión de crear una nueva planta fuera del arsenal fue fundamental para continuar su actividad en La Isla, puesto que sí sufrió en Ferrol y Cartagena.

Será difícil tener otra empresa como Bazán donde se coloquen 4.000-5.000 personas"

El Consejo, que se crea a continuación de la Dirección de Construcciones e Industrias Navales Militares, comienza a trabajar en el primer Programa Naval del Movimiento, que tenía un plazo de 11 años de duración, tiempo en el que debían construir 200 unidades, entre ellas acorazados. Su coste ascendía a 5.000 millones de pesetas. En 1941 asumen que la tarea es imposible y optan, explicaba el académico, por modernizar las unidades existentes. La situación económica, vino a decir, era la que era en la década de los 40, tras la Guerra Civil: la época del racionamiento y el estraperlo, de un planteamiento económico ultranacionalista -de autarquía-, de la falta de divisas y de capital privado. La creación del INI (Instituto Nacional de Industria) buscaba ayudar a la financiación del resurgimiento de las industrias. Emitía deuda pignorada en un ciclo que provoca que los precios suban, algo que se mantuvo hasta 1959 cuando se toman medidas de equilibrio.

Torrejón destacó el grado de formación de los trabajadores del astillero isleño. Primero, porque en los talleres de La Carraca estaba el ramo de ingenieros de la Marina, que ingresan en el Consejo. Segundo, porque personal de la Constructora se pasó al Consejo que ofrecía mejores salarios. "Es uno de sus éxitos: captar personal de primer orden", detalla.

La Isla se dejó para la artillería naval, frente a las grandes construcciones que hacían en otros astilleros. Pero la debilidad de estas instalaciones - por el escaso calado de los caños que impedía la navegación de acorazados- se convierte en fortaleza: la especialización en la construcción de unidades ligeras y rápidas. "Se pensó en ellas cuando se plantea entrar en guerra, para controlar el Estrecho", expone.

Es la época en la que se recomienda crear una empresa estatal autónoma, lo que no será efectivo hasta el 11 de julio de 1947. Bazán recibirá las instalaciones de Ferrol, Cartagena y La Isla en octubre. Tendrá, desarrolló en su intervención el conferenciante, tres secciones: la factoría naval que se encarga de las nuevas construcciones y de las repaciones de buques; la fábrica de artillería (FABA) y obras civiles hidráulicas. "Hicieron programas de viviendas, el cuartel de Marinería o el cubrimiento de la parte central del Panteón", añadió.

Torrejón destacó lo que supuso para el desarrollo de La Isla: "Era una ciudad productiva, generadora de trabajo y de dignidad personal; que sumó entre 1950 y 1981 más de 37.000 habitantes". Pero además llamó la atención sobre los aspectos sociales de Bazán: la escuela de aprendices, el colegio de La Salle y las becas para enseñanza media y superior de la empresa, la vivienda ("el mayor programa de vivienda que ha habido en La Isla lo desarrolla Bazán"), los economatos, las instalaciones deportivas (campo de la Bazán), la asociación Benéfica. "Era bienestar social".

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