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EBAU 2020

Preparación para la selectividad a pesar de la adversidad en los institutos de San Fernando

  • Los docentes han tenido que incorporar una rutina diferente sin formación en medios digitales que en el aula son limitados

  • Los centros reconocen el interés de los alumnos, conscientes de la situación y de lo que se juegan

Carteles sobre el covid-19 en el instituto Isla de León, antes del estado de alarma.

Carteles sobre el covid-19 en el instituto Isla de León, antes del estado de alarma. / Román Ríos

Queda menos de un mes para los exámenes de la Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EVAU), la antigua Selectividad, y los institutos de San Fernando pisan el acelerador para cumplir con la parte administrativa pero también para seguir complementando contenidos en las distintas materias para que los estudiantes acudan en las mejores condiciones a estas pruebas que se celebrarán del 7 al 9 de julio. Durante semanas las herramientas digitales y tecnológicas han sido esenciales, pero también un quebradero de cabeza, para continuar con la labor docente.

En unas semanas estos jóvenes se enfrentan a las pruebas de la EBAU, que no ha reducido el contenido del que examinarán. "No han quitado temario porque cada centro puede haber empezado por temas distintos. Se cambia el tipo de prueba dando más opciones a los alumnos para elegir", ahonda en este asunto el director del Wenceslao. A cada examen los estudiantes llegarán con los contenidos aprendidos en la primera y segunda evaluación, que se cerró ya en estado de alarma. "Se dieron instrucciones desde la Consejería que clarificaron las cosas. Así se dejó la tercera evaluación para recuperar las dos anteriores y para complementar contenidos de cara a la selectividad", expone Santiago Fandiño. A pesar de todo ha habido dudas de cómo evaluar a los estudiantes.

"El viernes 13 de marzo vinimos a clase pero los alumnos ya no iban a volver el lunes así que los profesores se marcharon cargados de libros, tareas, apuntes", recuerda Joaquín Rodríguez Ruiz, director del IES Las Salinas. Fueron previsores, en algunos centros los docentes no llegaron a llevarse todo el material. Unos y otros sin embargo han tenido que plantear alternativas para mantener las clases en modo no presencial. "Se ha hecho todo sin planificación previa y el esfuerzo del personal ha sido enorme, siempre en beneficio de los alumnos", destaca Jesús Utrera, el director del IES Isla de León.

Anuncio en la puerta del instituto Sancti Petri sobre el horario de atención para el proceso de admisión. Anuncio en la puerta del instituto Sancti Petri sobre el horario de atención para el proceso de admisión.

Anuncio en la puerta del instituto Sancti Petri sobre el horario de atención para el proceso de admisión. / Sonia Ramos

La adaptación del profesorado no ha sido sencilla. "Se han adaptado, aunque al principio le costara a los profesores de más edad, no acostumbrados a los ordenadores o los medios tecnológicos", reconoce el director del instituto Botánico. "Es que han tenido que incorporar una rutina diferente sin formación en medios digitales porque en clase son limitados", advierte el jefe de estudios adjunto del instituto Jorge Juan, Luis Carlos Guerrero. Tanto que en el Wesceslao Benítez optaron por la realización de cursos por parte de los docentes, "una formación interna" para el manejo de la plataforma online o la aplicación de mensajes Pasen. "Nadie se había preocupado de formar a los profesores y ha sido un sobresfuerzo porque nadie esperaba esto", lamenta Guerrero.

La mayoría de los institutos de San Fernando se han aprovechado de las herramientas dispuestas por la Consejería de Educación para mantener el sistema con clases por videoconferencia, en concreto la plataforma Moodle. Las Salinas le pone un pero: acostumbrados a usarla en la enseñanza semipresencial que ofrecen por la tarde, su apertura a todos los centros andaluces hizo obvio que no tenía capacidad suficiente. "No estaba preparada y daba problemas, por eso optamos por la plataforma Google Suite for Education. De hecho, también las modalidades semipresenciales se han pasado a ella”, explica Rodríguez Ruiz.

La diferencia de la competencia digital tiene su equivalente en los alumnos en los problemas de acceso a los recursos tecnológicos, es decir la brecha digital. Habla de ella el director del instituto Las Salinas que reconoce que ha sido uno de los principales obstáculos a los que se ha tenido que enfrentar parte del alumnado. "La Junta ha puesto a disposición tablets y tarjetas de datos pero esta ayuda ha llegado muy tarde, a pocos días del final del curso, fijado el 31 de mayo", señala Joaquín Rodríguez Ruiz. Por eso, se han servido de los teléfonos móviles, de mucha comunicación por Whatsapp "mañana, tarde y noche" para sacar adelante esta enseñanza no presencial a la que se han visto abocados. "Aunque el seguimiento es más complicado", matiza.

La segunda evaluación se cerró en el estado de alarma y la tercera se ha dejado para las recuperaciones y complementar contenidos para la EBAU

Para el director del Botánico lo ideal es que todos los alumnos hubieran dispuesto de un ordenador o una tablet, pero al menos, apunta, tenían móvil para seguir las clases online. El Jorge Juan ha cedido en estas semanas un equipo. Detectaron esta necesidad, "es algo de lo que han estado muy pendientes los profesores" aclara Luis Carlos Guerrero, y actuaron en consecuencia. También el Wenceslao Benítez cubrió la necesidad de un alumno de segundo de Bachillerato que no tenía internet en casa. "Le facilitamos una tarjeta de datos y un portátil", detalla Alejandro Hernández. Tampoco el Isla de León ha tenido grandes problemas en este aspecto en Bachillerato, aunque sí en Secundaria –un ordenador para tres hermanos, falta de conectividad–. Ocho portátiles y ocho tarjetas de datos del centro, también tablets y tarjetas de la Junta se ha puesto a disposición del alumnado de estos niveles inferiores en el Wenceslao.

El responsable de Las Salinas hace un apunte para referirse a las dificultades sufridas por el profesorado interino desplazado de otras localidades. "Puede ser en torno a un 30%. Muchos están en pisos alquilados, en algunos casos sin internet fijo, sin ordenador y sin impresora y lo han pasado mal", añade. "Ha sido el día y la noche", precisa el director del Botánico para referirse a la diferencia entre la docencia presencial y no presencial. "Se fueron cargados de material y a los dos días tuvieron que trabajar ya con medios digitales, con un gran esfuerzo, conectados todo el tiempo para atender las dudas, para corregir las tareas, hasta el estrés", deja claro Rodríguez Ruiz. La situación no ha sido solo dura para los jóvenes, con los que el centro ha trabajado la educación emocional. "El profesorado está agotado, quemado", insiste.

La razón es ese cambio de modalidad por las circunstancias, no el interés de los alumnos. "A estas edades son más maduros, responsables. Están ahí porque quieren la titulación o acceder a la universidad", describe Jesús Utrera. "Han seguido bien las clases", asegura el jefe de estudios adjunto del Jorge Juan. "Tenían clases por la mañana, tres, cuatro horas. Podían mandar correos a los profesores, las tareas se publicaban en la web cada dos semanas", señala Alejandro Hernández, sobre la organización de su centro. "Les preocupa la selectividad, saben que tienen esa prueba externa que no depende del centro, aunque en casa es complicado mantener la disciplina", comenta el director de Las Salinas.

Algunos institutos acaban de terminar las evaluaciones, otros lo harán en estos días, para dar las notas, aclarar dudas y definir con cada alumno de qué asignaturas se van a examinar en la EBAU. "Se registra, se ve cuánto cuesta, se pasa la carta de pago a las familias y con el resguardo se tramita para tener las tarjetas de la EBAU", cuenta el responsable del Botánico.

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