En la colour run hortelana no hay cronómetro, tiempos ni medallas. Solo hay dos reglas: mancharse y manchar. Y ambas se resumen en una: pasárselo bien. De ahí el nombre escogido para el evento -solidario, además- que este domingo ha regresado a La Isla tras dos años de ausencia: la Carrera de la Felicidad. Y de eso, precisamente, ha ido la cosa.  

El uso de los polvos de colores holi, un ambiente festivo y un público eminentemente familiar -en la carrera ha participado un elevado número de peques disfrazados con sus capas de superhéroes- han caracterizado el regreso al parque Almirante Laulhé de esta cita organizada por la hermandad de la Sagrada Oración en el Huerto con la colaboración de la empresa C.I. Eventos de Color y el Ayuntamiento isleño. La recaudación, en este caso, ha ido a parar a la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).

El número de participantes ha rozado en esta edición de la Carrera de la Felicidad las 400 personas inscritas. La prueba ha dado comienzo a las 11.00 horas en el Parque y el recorrido -de apenas 5 kilómetros- ha discurrido por la avenida León Herrero y las proximidades del Barrero hasta llegar a la rotonda de La Ardila y volver. A lo largo del itinerario, además, se han instalado varios puntos de color en los que se arrojaban polvos holi a los participantes, lo que además ha dado más vistosidad a esta carrera que ha terminado de nuevo en el Parque con una fiesta que se ha prolongado hasta primeras horas de la tarde y en la que -por supuesto- no se ha escatimado en más polvitos de colores. 

Desde el escenario del auditorio del Parque, un DJ ha ambientado una fiesta por la que también, dado su carácter familiar, se han paseado algún que otro personaje de la Patrulla Canina, Spiderman y hasta Buzz Lightyear. Para los incansables hasta ha habido doble sesión de zumba.