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Francisco de Paula García Barroso y Cristina García Guaita, libreros

Bozano, una librería centenaria en San Fernando: "A los cien años se llega trabajando día a día"

Francisco de Paula García Barroso y su hija, Cristina, en la centenaria librería Bozano de San Fernando.

Francisco de Paula García Barroso y su hija, Cristina, en la centenaria librería Bozano de San Fernando. / Jesús Marín (San Fernando)

A Paco le gusta contar que su padre –Francisco García Bozano, que abrió el negocio familiar en 1924– le ponía a limpiar el escaparate con un cubo con agua y papel de periódico cuando era apenas un jovencito. Él, por cierto, hizo lo mismo con su hija, Cristina, que ahora lleva la centenaria librería. "Todos aquí hemos empezado desde abajo", confirma. Pero el Bozano que dio nombre al veterano negocio también se preocupó por darle la mejor formación, "todo un máster" –cuenta– que en aquellos años le llevó a recorrer Barcelona, Madrid, Murcia... donde estaban las principales casas de los proveedores.

Con los años, además, Paco llegó a ser presidente del Gremio de Libreros de la Provincia de Cádiz, de la Federación de Libreros Andaluces, formó parte de la ejecutiva de la CEGAL, la Confederación Española de Libreros, y hasta se aventuró en la Cámara de Comercio "para luchar por los pequeños negocios". Hoy, a punto de cumplir los 88 años, sigue pasando muchas horas en la librería. "No sé estar en mi casa", admite.

Su hija Cristina se crio también entre los libros, la prensa y los artículos de papelería que venden allí. A excepción de un paréntesis de 7 años, en los que estuvo trabajando en la Casa del Libro en Sevilla, siguió el mismo camino que su padre y su abuelo que hoy llega a estos cien años.

Una librería no es un negocio cualquiera. Dedicarse a vender libros y hacer de esto una profesión siempre ha sido algo más. Cada negocio tiene lo suyo, no lo dudo, pero esto no es como vender zapatos, camisas o roscos de Semana Santa, si ponemos el ejemplo de otro comercio centenario de La Isla (La Victoria)... 

(Francisco) Tienen que gustarte los libros, tienes que emocionarte con ellos, conocerlos bien... Y el contacto directo con el cliente es distinto. No es el caso de uno que va a comprarse unos zapatos. Son lectores. Esto va más allá de unas condiciones comerciales y empresariales. El libro es algo emocional. Uno, además, llega a conocer perfectamente a su cliente: sabe los libros que le van a interesar, los gustos que tiene, su ideología...

Se dice que cuando una librería cierra es como si se perdiera parte del alma de una ciudad. Todo el mundo entona entonces el duelo. Así que si el negocio llega a cumplir los cien años esto debe ser toda una celebración...

(F) A mí cuando una librería cierra se me saltan las lágrimas, se lo aseguro. Por eso para nosotros llegar a los cien años es un acontecimiento bastante importante. Que consigamos llegar a esta edad, tal y como están las cosas y la racha que llevamos, que han cerrado librerías muy importantes en toda España... Detrás de estos cien años hay mucho sacrificio, mucha entrega. Ahora que nosotros llevamos tanto tiempo, le puedo asegurar que cuando una librería cae es porque ya no puede aguantar más y ha llegado al límite.

La librería Bozano, en la calle Rosario de San Fernando. La librería Bozano, en la calle Rosario de San Fernando.

La librería Bozano, en la calle Rosario de San Fernando. / Jesús Marín (San Fernando)

Bueno, librería... Y papelería y prensa

(F) Tenemos las tres cosas. Mi padre cuando abrió en 1924 empezó con la prensa. Se hizo corresponsal de toda la prensa nacional, que llegaba con un día de retraso en el tren. También se hizo distribuidor para el resto de puntos de venta que había en San Fernando. Es decir, que la prensa llegaba primero aquí y luego nosotros la repartíamos. Somos también el punto de venta más antiguo del Diario de Cádiz. Teníamos vendedores de prensa para la calle, repartidores... Suscripciones con todos los departamentos y dependencias de la Armada. ¡No se hace una idea de lo que era esto y de cuánto se vendía!

Recuerdo perfectamente cuando me levantaba a las 6 de la mañana para vender aquí la Hoja del Lunes con los resultados de los partidos. Esperaba la Carterilla en la plaza Iglesia, cargaba con 200 o 300 ejemplares, abría esto y comenzaba a vender a eso de las 7, que es cuando la gente empezaba a pasar para ir a La Carraca, a la Bazán... ¡Y lo vendía todo antes de las 9 de la mañana! Luego mi padre me decía: ahora todavía te da tiempo de barrer la puerta y limpiar un poquito (se ríe). Ahora no encuentras a nadie con menos de 60 años que compre un periódico.

(Cristina) Eso antes ayudaba, cuando la librería iba más baja se compensaba con la papelería, con la prensa... Pero ahora ha cambiado por completo: es la librería la que está arriba y tira del carro. 

Se ha dicho que es la librería más antigua de Andalucía, no lo sé exactamente. En todo caso está claro que está entre las más antiguas del país. Pocas llegan a cumplir el siglo. ¿Cuál es el secreto?

(C) No, no es la más antigua. Por lo que sabemos, hay dos anteriores a nosotros en Andalucía, una en Andújar y otra en Córdoba. Aunque en nuestro caso hablamos de un negocio familiar que va ya por la tercera generación, en otros ha cambiado de manos el negocio. Soy de la teoría de que a los cien años se llega viviendo y trabajando el día a día: que estamos en la campaña de Navidad, pues a luchar por ella; que vienen las ferias del libro, pues con eso... Estoy segura de que ni mi padre ni yo –que llevo ya en esto también 30 años– ha estado pensando en llegar a los cien años, sino en abrir el negocio cada mañana y trabajar el día a día.

Tres generaciones de la familia dedicadas a esto ya. Y un negocio que es especialmente representativo para San Fernando. Con más de cien años abiertos en La Isla, que ahora mismo recuerde, solo están La Victoria, La Mallorquina y El Siglo. Se dice pronto pero ha visto pasar la historia de la ciudad por delante del escaparate, desde la Guerra Civil a la pandemia...

(F) Así es, hemos pasado vicisitudes, sacrificios y glorias. También pasamos por los años de la censura, cuando venía la Policía a llevarse revistas, publicaciones y libros. Tengo todos los documentos ahí. De tanta prensa como requisaban llegó un momento en el que dijeron que no tenían más sitio en Comisaría. Al principio nos asustábamos, con la Policía todos los días aquí. Luego hasta cogimos confianza con ellos. Y como no tenían sitio tuve que alquilar un local en la calle Dolores para meter ahí todas las publicaciones requisadas, porque en las actas me decía que yo tenía que guardarlas. Cuando al fin nos dieron permiso para deshacernos de ellas, una vez que se asentó la democracia, tuvo que venir un camión para llevárselo todo. ¡Y se llenó entero! Eso fue en los años 70 sobre todo.

(C) No solo eran publicaciones políticas, claro. Eran también los años del destape. Yo recuerdo perfectamente que mi tía Mamen, que estaba en la otra librería, en esos años la mitad de las revistas no las sacaba (se ríe). Decía 'esta no sale', 'esta no la ponemos en la estantería'... Y mi madre, si bajaba y veía a un niño viendo la portada del Interviú, decía 'niña, quita esa revista de ahí' y al niño lo mandaba directamente para su casa. También en la Transición fue cuando empezó el auge de nuestra librería. Sobre todo entonces se vendían libros de política, claro.

Francisco y Cristina, en la trastienda de la librería Bozano, con algunos retratos familiares en los que se ve también al fundador de este negocio. Francisco y Cristina, en la trastienda de la librería Bozano, con algunos retratos familiares en los que se ve también al fundador de este negocio.

Francisco y Cristina, en la trastienda de la librería Bozano, con algunos retratos familiares en los que se ve también al fundador de este negocio. / Jesús Marín (San Fernando)

Y han tenido que lidiar con unas cuantas crisis

(C) Crisis hemos tenido que superar unas cuantas, desde luego, aunque creo que lo peor ha sido la pandemia. En el confinamiento, con todo el mundo cerrado, abríamos para vender la prensa. A mi padre, que ya tenía entonces 85 años, le prohibí que saliera de casa. Así que me encargaba yo de vender con mi mascarilla, mis guantes... ¡Y lo que me llamaba la atención era que todos los que venían a comprar los periódicos, por supuesto, tenían más de 70 y de 80 años! A todos los que venían les decía: ¡Vete para casa ya!

Dicen que estas Navidades se han vendido más libros que nunca

(C) Sí, se han vendido muchísimos libros. Ha resurgido el libro en papel, ha vuelto. Hasta el libro de bolsillo, que había bajado en ventas, ha vuelto a subir. Creo que con tanto móvil, tanto ordenador y tanta pantalla todo el día la gente está volviendo en su ocio al papel, en cierto modo para descansar un poco de todo eso. El libro en papel no es solo leer, es un disfrute, una opción. Tenemos clientes que empezaron con el ebook y han terminado por dejarlo porque prefieren el papel, el contacto con el libro.

No han cuajado entonces los libros electrónicos...

(C) Del todo, no. Funcionan muy bien con las publicaciones técnicas, son más cómodos para algunas circunstancias (se te vas de viaje, por ejemplo)... Los lectores lo compaginan con el papel, pero desde luego no ha supuesto el final del libro físico.

Es que además se publica muchísimo, hay más novedades literarias que nunca...

(F) Hay muchísimas novedades, es tremendo. Se edita mucho más que antes. Y yo diría que en un porcentaje del 50% no se lee todo lo que se edita. 

(C) Hay cientos de novedades cada mes. Hoy, además la gente se entera antes incluso que nosotros porque las editoriales lanzan sus campañas por redes sociales. Así que, según tu librería y conociendo a tus clientes, tienes que seleccionar muy bien las novedades que vas a traer. Evidentemente, hay novedades que todos sabemos que se van a vender, porque son autores súper mediáticos, porque son premios muy conocidos como el Planeta... Pero con tantas novedades hay que conocer muy bien a nuestros clientes y sus gustos a la hora de comprar nosotros.

O sea que la gente lee a pesar de lo que siempre nos han dicho. Sobre todo, parece ser, los jóvenes...

(C) Las jóvenes. Ahora mismo son más ellas que ellos los que leen. Hay muchísimas publicaciones juveniles, ha subido una barbaridad. No sabría decirle las causas exactas. Creo que han coincidido buenos autores, temáticas que venden bien... Me da un gustazo enorme cuando llega un viernes por la tarde o un sábado y ves en la tienda a las pandillas de chavales mirando los libros, los títulos... O llegas a las ferias del libro de los institutos y ves un nivelón de niños comprando libros. Es que dices: esto ha cambiado. Y el libro infantil sigue siendo, de hecho, el que más se vende. Las editoriales, que antes algunas no se preocupaban del tema, han visto que es una mina.

Francisco de Paula García Barroso, de la librería Bozano. Francisco de Paula García Barroso, de la librería Bozano.

Francisco de Paula García Barroso, de la librería Bozano. / Jesús Marín (San Fernando)

¿Y la venta on line?

(C) Hay cosas contra las que no se puede luchar. Sé que nuestra asignatura pendiente es tener una página web pero eso supondría una y hasta dos personas más y no es algo que nos podamos permitir. Estamos en una cultura de la inmediatez en la que la gente, sobre todo los jóvenes, lo quieren todo en el momento y sin esperar. Sinceramente, yo defiendo que hay que superar eso: que no pasa nada si el libro que quieres te tarda 48 horas en llegar... Y ahora que se habla tanto de ecologismo y todos somos tan verdes, pues seamos consecuentes: si compras el libro aquí vas a ahorrar desplazamientos en transporte, vas a gastar menos energía, vas a consumir menos papel y cartón que si mandas un paquetito a casa de cada uno de los compradores.

(F) Nuestra página web son los escaparates de libros, que siempre tienen a gente mirando. Mire, a mí una de las cosas que más me han emocionado es ver entrar aquí a un abuelo con su nieto de la mano mientras le decía que aquí se compraba los libros cuando era pequeño. O el que viene y le dice a a su hijo: aquí mi padre me compraba los libros...

(C) Eso es muy bonito. Y ver crecer a la gente también. Recuerdo a niños que venían cuando salieron los libros de Harry Potter y ahora ya son mayores y pasan por aquí con sus hijos. Hay familias de clientes que vienen a comprar desde hace cuatro generaciones. A la gente le gusta esa esencia. Y creo que hay que seguir manteniéndola. Le gustan nuestras estanterías de madera antigua, le gusta que tengamos cien años. Nos tienen cariño y nos respetan, les hace ilusión venir aquí, que les aconsejes, que les recomiendes... 

Cristina García Guaita, que actualmente lleva la librería Bozano. Cristina García Guaita, que actualmente lleva la librería Bozano.

Cristina García Guaita, que actualmente lleva la librería Bozano. / Jesús Marín (San Fernando)

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