Maite Chueca, logopeda: “Con la pandemia hemos visto muchos problemas de fluidez”

TARTAMUDEZ

Existen técnicas para llegar a controlar los problemas de fluidez en la comunicación, pero es muy importante intervenir cuanto antes

Tartamudez: Solo un poco más de tiempo

Centro de Logopedia MChueca en Jerez

Consultar con un especialista que ayude a solucionar los problemas de retraso en la comunicación es fundamental en edades tempranas. Maite Chueca, es logopeda experta en trastornos del habla, el lenguaje y la comunicación, responsable del centro MChueca (Jerez), que ofrece un programa de tratamiento de la tartamudez infantil.

La profesional explica que, hasta no hace mucho tiempo, cuando se veía que un niño tenía problemas para comunicarse o que “se atascaba”, se entendía como algo normal. Se creía que era mejor esperar a ver cómo evolucionaba. Un tiempo que ahora, la evidencia científica, ha demostrado que juega en contra. “Es verdad que el 80% de las personas que tienen bloqueo consiguen una fluidez verbal, pero hay otro 20% que necesitan tratamiento y la atención temprana es primordial”, explica la logopeda. “La evidencia nos dice que hay que intervenir cuanto antes para que evitar que se consoliden las disfluencias, los miedos o conductas de esfuerzo. Actuar pronto es vital”, apunta.

Los problemas de fluidez en el habla afectan a los niños en toda su vida social, familiar y escolar. “Muchos padres y madres que acuden a consulta nos cuentan que se cohíben, no hablan, no expresan, no cuentan… limitan sus palabras a lo justo para comunicarse. También dejan de articular y realizar movimientos amplios orofaciales: es como si hablasen entre dientes para que se les note lo menos posible”.

Cuando la tartamudez o bloqueos son conscientes, se agrava el problema desencadenando esfuerzos musculares como tics (cerrar los ojos, doblar la cabeza, tensar el cuello…) todo ello para intentar salir del bloqueo y, de forma contraproducente, generando mayor tensión muscular.

Tampoco hay que olvidar que la vida escolar está llena de exposiciones orales, preguntas en voz alta, respuestas al profesor y comunicación con otros alumnos, por lo que en muchas ocasiones un niño con una dificultad como la tartamudez evita completamente cualquier circunstancia como esta, acomplejándolo y bajando su rendimiento escolar.

“Se trabaja con ellos, pero también con los padres y madres mediante juegos, creando situaciones en las que facilitemos la comunicación. Hay que trabajar para que los niños aprendan a comunicarse y nosotros a comunicarnos con ellos, pero siempre de una forma lúdica y divertida”.

En general, reconoce que las familias suelen llegar tarde y que, a veces, se hace con la angustia de haber esperado demasiado tiempo. Es habitual que cuando lleguen a la consulta ya lleven un problema de ansiedad en la familia. Maite Chucea apunta además a que, durante la pandemia y el confinamiento, “hemos visto muchos problemas de fluidez y de retraso del lenguaje por la falta de comunicación y por otros factores como las mascarillas, que han quitado mucha información visual.

Existen técnicas que pueden ayudar a controlar el habla y su fluidez. Lo aconsejable es realizar una evaluación inicial para valorar si las disfluencias son típicas o atípicas, el número de bloqueos por minuto, su severidad y enfocar el tratamiento a sus mayores dificultades. “Una vez aprendidas las técnicas y controladas en consulta se ayuda a generalizar lo aprendido en contextos reales. La rehabilitación no es eficaz hasta que lo aprendido en la clínica no se naturaliza en su habla”, dice Chueca. Y es que, generalizar y automatizar los contenidos aprendidos en la clínica y llevarlos a la vida diaria permitirá que se sientan más seguros en cualquier situación. La duración del tratamiento es variable en función de la severidad de la tartamudez

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