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Tribuna

Ezequiel martínez

Periodista y escritor

Primavera revuelta

Primavera revuelta Primavera revuelta

Primavera revuelta / rosell

Aante la primavera revuelta que acabamos de estrenar ¿dónde fijar nuestra atención? Sin duda, el asunto más preocupante para Europa y el mundo occidental es la invasión de Ucrania por parte de Vladimir Putin, ese megalómano que sueña con ser el nuevo zar del siglo XXI con deseos de anexionarse no sólo Ucrania, sino los territorios perdidos tras la Guerra Fría, para reeditar la Gran Rusia. Creo que en su delirio Putin tiene esa idea entre ceja y ceja. Vemos las imágenes en TV y no damos crédito a lo que nos muestran si no fuera porque los corresponsales de los medios nos informan del horror que se vive en buena parte de Ucrania. Imágenes que muestran la destrucción de objetivos militares, pero también, y es lo grave, de edificios civiles, de escuelas, hospitales, estaciones de tránsito y movilidad, o el caso de la mayor central nuclear de Ucrania, cuyas inmediaciones fueron bombardeadas, sin que afortunadamente fuera dañado el núcleo. Cadáveres abandonados en las calles, más de un millar de civiles muertos, cuando esto escribo, y miles o quizá decenas de miles de militares muertos en los bandos contendientes. Un éxodo de millones de personas que huyen de sus casas, de su país, porque un asesino genocida anda suelto y está dispuesto a exterminar a un pueblo, el ucranio, al que hasta hace meses llamaba hermano y anhelaba su sometimiento mintiéndoles sobre las verdaderas razones de su invasión. No soy tan ingenuo como para echar toda la culpa del horror sólo a Putin y su camarilla asesina. También hay que buscar responsabilidades en EEUU y la OTAN, por no haber buscado soluciones diplomáticas a las exigencias del dictador ruso. Tampoco ayuda que el presidente Biden pierda los papeles llamando a Putin carnicero, aunque lo sea, en su gira por Polonia. Pero que se puede esperar de quien invadió por la fuerza la península de Crimea en 2014, y la anexionó a la Federación Rusa. Ganará esta guerra, a pesar de la heroica y numantina defensa ucraniana, pero Putin tendrá que ser juzgado por una Corte internacional por crímenes de guerra de lesa humanidad. Mientras gozo con la llegada de la lluvia, oigo el Concierto para piano nº 2 de Rachmaninov.

La primavera está revuelta con estas lluvias persistentes que llegaron y alejan el fantasma de la sequía, aunque los embalses en el Sur siguen bajos. La primavera ha venido revuelta también en lo político y económico. En julio de 1988, viajé a los campamentos saharauis en Tinduf. España entonces, con Hassan II reinando en Marruecos, se mostraba favorable a la autodeterminación. Hoy la decisión de Pedro Sánchez, asesorado por su ministro de Exteriores, José Manuel Albares de apoyar la propuesta de Marruecos para crear una autonomía ha provocado que casi todo el arco parlamentario se haya posicionado en contra del Ejecutivo. En una carta del presidente Sánchez a Mohamed VI, para mejorar las relaciones entre ambos países tras una crisis diplomática de diez meses, señala "la propuesta marroquí de autonomía presentada en 2007, como la base más seria, creíble y realista" para resolver el conflicto. Tras la carta, Marruecos ha restablecido a su embajadora en Madrid, aunque Argelia ha retirado al suyo. Y de Argelia recibimos el gas tan necesario, ahora que peligra el que llega de Rusia. En Sevilla, varias organizaciones políticas, civiles y sindicales convocaron una protesta contra el cambio de postura del Gobierno sobre el Sahara, que fue secundada por un millar de personas.

Y la primavera revuelta nos ha traído también protestas por la subida de la electricidad y del gasóleo. El presidente Sánchez consiguió, plantándose en Bruselas, una excepción ibérica, España y Portugal, para que el precio del gas no prime en la factura de la luz. La subida del gasóleo y el malestar acumulado de los transportistas originó la huelga, con miles de camiones tomando las carreteras y reclamando mejoras para el sector. La ministra de Transportes se equivocó al no reunirse al principio con la Plataforma de los afectados, que paralizaron el transporte de mercancías. La Ministra sí llegó a un acuerdo con las Asociaciones del Comité Nacional de Transporte por Carretera y, aunque tarde, recibió a los representantes de los huelguistas, que no satisfechos con los acuerdos anuncian seguir con la huelga que está originando cuantiosas pérdidas económicas, el cierre de algunas empresas, y el desabastecimiento de materiales y alimentos, así como piensos e insumos para la ganadería y la agricultura. El detonante es la subida de los combustibles que afecta a toda Europa, dando lugar a protestas de agricultores, ganaderos, y pescadores, que han amarrado la flota por no compensarles salir a faenar. El Gobierno ha anunciado ayudas económicas y rebajar 20 céntimos los carburantes, como han hecho otros países. Para llegar a un acuerdo en una negociación las partes deben saber ceder y conceder. Reconociendo las reivindicaciones y el malestar de los trabajadores, esperemos que los camiones y los barcos vuelvan a faenar por el bien de las partes y del conjunto de la sociedad. La pandemia sanitaria está casi controlada. No permitamos que otra pandemia destroce nuestra economía. Y usted, lectora , lector, puede preguntarse: ¿y no hay ninguna buena noticia? Sí, les respondo: la lluvia que llegó del cielo y la que se anuncia que rellenará los embalses, que buena falta nos hace.

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