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Tribuna

Víctor J. Vázquez

Léxico para unas elecciones anticipadas

Léxico para unas elecciones anticipadas

Léxico para unas elecciones anticipadas / rOSELL

Disolución. El artículo 115 de la Constitución reserva, dentro de nuestro sistema parlamentario, un contrapeso a favor del presidente del Gobierno, al facultarle para la disolución anticipada de las cámaras. Es su responsabilidad, pero exige una previa deliberación en el Consejo de Ministros que ayer no se produjo antes del anuncio. El Gobierno de coalición ha sido también anticipadamente desacreditado en ese acto comunicativo del presidente.

Responsabilidad política. El marco mental de las últimas elecciones municipales y autonómicas ha sido nacional. Un plebiscito a aquello que se ha subsumido como “sanchismo”. Ni el presidente del Gobierno ni su partido han podido o querido reubicar el sentido de las elecciones en su significado propio, el local. La disolución de las cámaras puede leerse así como un ejercicio de responsabilidad. Una interpretación estricta de las exigencias de legitimidad de nuestro sistema democrático. A esta lectura ingenua se opone la tesis pragmática. La disolución opera, en la práctica, como instrumento de supervivencia gubernamental.

176 diputados. La cifra de votos obtenida en las municipales extrapolada a las elecciones al Congreso no garantiza que el Partido Popular y Vox sean capaces de alcanzar la cifra de los 176 diputados que muy probablemente necesite Núñez Feijóo para su investidura. El sistema de partidos español se ha alterado y mientras no se recomponga la posibilidad de diálogo entre el Partido Popular y el nacionalismo conservador vasco y catalán, puede darse la circunstancia de que el Partido Popular sea la primera fuerza en el Congreso y disfrute de mucho poder municipal y autonómico, pero que no alcance, junto a Vox, una cifra suficiente para la investidura de su candidato a presidente.

Hipotético retorno de lo viejo. CiU ha vuelto, a su manera, en Barcelona. Para el PNV podría no ser mala noticia la recuperación del partido conservador español en Euskadi. Otro PSOE, en 2016, ya permitió una vez la investidura del candidato popular con su abstención. Fue el fin, aparente, de Pedro Sánchez.

Vox. El partido reaccionario español ha sido asimilado como normal actor del sistema. La “alerta antifascista” se ha demostrado, hasta ahora, ineficaz, incluso contraproducente, en el ámbito local y autonómico. Ahora bien, si las negociaciones municipales paralelas a la campaña electoral hacen plausible la idea de un gobierno de coalición con una vicepresidencia para el partido de Abascal, es muy probable que, en la izquierde se active una movilización utilitaria del voto.

Podemos. Nació para terminar con el PSOE. Ha sido un partido populista impopular. Convertido en gueto ideológico ha servido como sostén de su contrincante originario y también como apoyo dialéctico para un populismo de derechas de amplio espectro. No ha creado referentes imaginarios colectivos para el país ni para la propia izquierda. En su ocaso es una organización auto-paródica y ahora mismo un lastre electoral para el PSOE. Esta disolución anticipa su liquidación.

10 días. Es el tiempo que según el 44.3 de la Loreg tienen Sumar y Podemos para establecer un pacto de coalición para concurrir conjuntamente a las elecciones. El dilema no es sólo cómo articular dicho pacto en un plazo tan exiguo sino otro puramente aritmético ¿Es superior lo que ahora mismo suma Podemos a lo que resta?

Socialdemocracia. La palabra sin dueño que está enterrada tras las disputas sobre el sólosí es sí, la inutilidad de las raíces cuadradas frente a la educación sexual, las cancelaciones, los seres menstruantes, o las fosas de Camboya… Es una bandera conservadora que remite mejor que cualquier otra al núcleo del pacto constitucional. A la seguridad material del ciudadano en tiempos inciertos. Es un paradigma político de identidad y de racionalidad. Un concepto antirrevolucionario. El PSOE podría retomar esa bandera ahora que el Partido Popular, con éxito, la arroja al suelo en Madrid. Madrid es una España dentro de España.

Puritanismo. Seña de identidad de la coalición gubernamental. Ha generado una cultura pop en su contra exitosa electoralmente.

Economía. En julio no habrá recesión en España y se creará empleo.

España. Es una idea que no se puede omitir o humillar sin castigo electoral.

Cataluña. El Partido Popular obtuvo dos escaños de los 48 que se disputan en Cataluña en las últimas generales. Son cifras que casi te incapacitan como partido de gobierno. Más de 200.000 votos de Ciudadanos no tienen aún allí dueño.

Pedro Sánchez. La competición política entendida como eliminatoria a doble partido. Fe en el minuto yugoslavo. No ha querido una liga hasta otoño. Antes de un cercano partido de vuelta tu propio equipo no se te rebela.

Recedere invictus. Hipótesis remota. Pedro Sánchez no tiene por qué ser el candidato del PSOE a la Presidencia el Gobierno. Todo ego puede sucumbir a la tentación de retirarse Invictus.

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