El PP necesario

Ha llegado el momento de aplicar una oposición rigurosa, pero en la que los intereses del Estado tendrán que estar por encima de las estrategias de partido

El Partido Popular inicia hoy en Sevilla un congreso que, sin temor a caer en la exageración, se puede calificar de trascendental para esta formación política. Lo es porque se produce en un momento muy delicado de la vida española, en el que el principal partido de la oposición va a tener que dar la talla ante un Gobierno que claramente está desbordado por los acontecimientos. El PP, con Alberto Núñez Feijóo al frente, se ve obligado a dar un giro de ciento ochenta grados con respecto a la gestión que representó Pablo Casado. Ha llegado la hora de aplicar una oposición rigurosa y eficaz, que denuncie todo lo que Pedro Sánchez y su inestable coalición de gobierno hace mal, pero en la que habrá que anteponer los intereses de los ciudadanos y del Estado a cualquier estrategia cortoplacista de partido. Y eso es en lo que se equivocó Casado, enredado en estériles luchas de poder dentro de su propia formación. Por eso, aunque el congreso de Sevilla no sea propiamente de refundación, como lo fue el que se celebró también en la capital hace tres décadas, sí va a suponer el arranque de una nueva etapa para el partido que ha representado en la democracia española las posiciones de derecha y de centroderecha. En este momento histórico, la responsabilidad de Estado va a demandar del principal partido de la oposición un papel activo para buscar soluciones a los numerosos retos que tiene planteados el país, tanto por el deterioro de la situación económica, como de la política y la social. Es necesario que de este congreso salga un PP fuerte, unido y con un liderazgo claro. Núñez Feijóo ha demostrado en Galicia que los ciudadanos responden con su apoyo electoral cuando se hacen políticas que son eficaces. Ahora le toca trasladar esos principios al conjunto de España. Además, el hecho de que el PP se reúna en Sevilla no es baladí. El PP ha evidenciado en Andalucía que no hay realidades políticas inamovibles y que las cosas se pueden cambiar cuando hay fortaleza, proyecto y voluntad.

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