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Son soberbios, e inclinados a demostrar su superioridad a quienes no piensan como ellos, pero ayer el independentismo catalán encadenó distintas noticias que les impedirán seguir mirando por encima del hombro a sus adversarios.

Carles Puigdemont, el referente principal de los independentistas a pesar de ser tan cobarde que cruzó la frontera en el maletero de un coche dejando atrás a sus colaboradores, que pasaron años en prisión mientras él residía en un palacete cerca de Bruselas, ha mostrado su auténtico rostro. Ese hombre convertido en símbolo independentista, ha advertido de que si no consigue ser presidente de la Generalitat abandonará la política. Noticia que han recibido con júbilo sus adversarios, los que defienden España y la Constitución, pero que es un jarro de agua fría para el independentismo, sobre todo el de Junts.

El anuncio de Puigdemont tiene muchas interpretaciones: la primera, que ha comprendido que le va a ser muy difícil recuperar el Gobierno catalán. No es hombre de calentar el escaño, sino de mandar y decidir. Ha puesto la venda antes de la herida para no sentirse humillado, pero ha demostrado también que el proyecto independentista sólo le interesa si es él quien lo encabeza. En caso contrario, se busca la vida fuera de la política, lo que demuestra su escaso compromiso con lo que supuestamente era y es su objetivo vital: la independencia de Cataluña.

No es la única noticia inquietante para los independentistas: seis miembros del Consejo Fiscal –formado por nueve fiscales– han decidido redactar un informe en el que exponen su posición sobre la ley de amnistía. Lo había pedido el Senado, pero el fiscal general no atendió esa petición. La reacción de esos seis fiscales fue redactar el informe y hacerlo público. No lo han enviado al Senado, sino a los medios de comunicación. El dictamen es contundente: la ley no es constitucional. Nace como una necesidad del presidente del Gobierno de conseguir el apoyo de los partidos a su investidura. No cumple con los estándares europeos y no promueve “la justicia y la equidad”.

Una tercera noticia del día que ensombrece al independentismo: el Tribunal Constitucional suspende la iniciativa del Parlamento catalán de impulsar las iniciativas que lleven a la independencia, y que habían promovido partidos y movimientos decididos a proclamar la independencia de forma unilateral. No cuentan con el indispensable respaldo legal para hacerlo.

Más allá de las promesas y maniobras de Pedro Sánchez, están los jueces y fiscales, y está la división de poderes, Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

Día aciago para el independentismo.

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