Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

El turismo, ¿solución o problema?

Cambiar el modelo turístico requiere talento e inversión y en Andalucía se prefiere ir al beneficio inmediato

Basta echarles un vistazo a las declaraciones de las últimas semanas de los candidatos a alcalde de las principales capitales andaluzas para confirmar que el turismo, o por lo menos cierta forma de entender el turismo, se ha convertido en un problema. Pasa en Granada, Málaga, Cádiz o Sevilla, donde los aspirantes del PP y el PSOE compiten por cuál va a aplicar más y mejores medidas para atajar, por ejemplo, la proliferación de viviendas turísticas en zonas que ya llevan un montón de años saturadas, como podrán comprobar los cada vez menos ciudadanos locales que se atreven a pasear por sus calles. Cómo hemos convertido el maná que nos proporciona empleo y renta en un motivo de descontento y de frustración es para dedicarle una pensada. No lo hicimos durante la pandemia que nos dio la oportunidad de repensar algunas cuestiones en las que claramente nos habíamos pasado de frenada. Todo lo contrario, en cuanto se pudo recuperar la llegada de visitantes volvimos a lo anterior corregido y aumentado. No creo que tampoco estas elecciones municipales vayan a encauzar el debate. La razón es muy simple: de algo hay que comer y a falta de otras alternativas económicas esto es lo que hay. Cambiar el modelo sería largo y costoso, con poco rendimiento a corto plazo.

De modo que, o mucho nos equivocamos, o vamos a seguir pagando un precio muy alto: alquileres por las nubes para cualquier economía normal y no digamos ya para los jóvenes, centros históricos convertidos en áreas sin población local y monocultivo turístico, terrazas de veladores que ocupan todo el espacio disponible y más si pueden, fines de semana con hordas de gritones que despiden la soltería de un amigo o amiga, invasiones a cuenta de un partido de fútbol o cualquier otro acontecimiento que se celebre en la ciudad... La pregunta no es si merece la pena o no. Evidentemente esta es una cara de la moneda. La otra es la creación de riqueza y empleo y la proyección internacional de una marca que logra, como en el caso de Sevilla, que se celebren Goyas, Premios MTV o los Grammy Latinos. Y eso no lo puede negar nadie con dos dedos de frente.

La cuestión es cómo quedarse con lo bueno e intentar minimizar todos los efectos negativos. Ello requiere talento e inversión. De ninguna de las cosas, aplicadas al turismo, hemos andado sobrados en los últimos años en Andalucía. Sí se puede partir de una evidencia: o se hace algo o el fenómeno incipiente de rechazo social al turista que está empezando a aflorar puede convertirse en un problema serio. Que empiecen a tomar nota los candidatos a regir las capitales andaluzas donde se está llegando al límite.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios