Cuchillo sin filo

Francisco Correal

Qué tía la CIA

14 de mayo 2010 - 01:00

SE ha muerto 42 años y dos días después de que aquel trío mágico, los hermanos Ozores, perdiera a José Luis, víctima aquel mayo del 68 de tanta Sorbona años después tan sobornable de una entonces poco conocida esclerosis múltiple. Antonio Ozores compartía dormitorio con José Luis cuando eran niños y asistió a las grandes dotes de éste como inventor de cachivaches, incluido un futbolín de aire. El elenco era extraordinario: Antonio Buero Vallejo, José María Forqué, Alfonso Paso, Manolo Gómez Bur, Concha Velasco, Pedro Lazaga, José Luis Sáenz de Heredia. Se daban cita una vez a la semana en casa de José Luis Ozores, ya convaleciente, jugaban a las cartas y a doblar películas antiguas con ocurrencias en un juego, cuenta su hermano Mariano Ozores en sus memorias, en el que siempre ganaba Antonio.

Cuando el cine de verano era un género cinematográfico, Antonio Ozores era arte y ensayo, el eufemismo de los que buscaban en las llamadas películas de culto lo que les avergonzaba encontrar en las llamadas españoladas. Una frase televisiva, No, hija, no, la convirtió Mariano Ozores en película en la que su hermano Antonio interpretaba a un candidato a la Alcaldía. Cuando la película se estrenó en 1986, Emma Ozores, hija del actor fallecido, el psiquiatra de El erótico enmascarado, el falso difunto de El liguero mágico, estaba en el festival de teatro de Guanajuato haciendo entremeses de Cervantes, y Adriana, su sobrina, formaba parte del reparto de la Compañía Nacional de Teatro Clásico haciendo Don Gil de las Calzas Verdes, de Tirso de Molina.

No quiero echar por la borda mis años de cliente del Be Bop, pero una noche estival fui con una amiga a ver una actuación del mítico Miles Davis. Se agarraba a la trompeta como una columna salomónica, de espaldas al público, y propuse salir de aquel recinto y meternos en un cine de verano en el que ponían Qué tía la CIA. Antonio Ozores encarnaba a un detective y la dirigía su hermano Mariano, que propuso como título original Desde Murcia con amor.

Cuando estrenaron Cuarenta grados a la sombra, rodada en Benidorm, había tres películas de los Ozores en la Gran Vía. Cuenta Mariano que los productores siempre le exigían que estuviera su hermano Antonio en el reparto. Un nepotismo a la fuerza. Era el rey de la onomatopeya, que con 12 años se incorporó a la compañía familiar cogiendo un tren con trasbordo en Alcázar de San Juan para debutar en un teatro de Ronda. Cuatro noches de bodas fue su primera película después de separarse. Y su hermano Mariano lo convirtió en el rey del qué: Qué gozada de divorcio, ¡Que vienen los socialistas! El éxito de Felipe fue su mayor fracaso.

stats