Dos sumas

En las multitudes está la representación de cómo responden los españoles a las mentiras de un presidente

El músculo estaba en la capacidad de sumar voluntades. Pedro Sánchez lo logró. Sumó partidos, intereses, cosas. Lo difícil: ciruelas, manzana y peras. Por supuesto con un precio. Lo satisfizo, al parecer. O la satisfará en los plazos convenidos. La garantía no existía, se trataba de que si no se cumplía lo acordado se cortaba el hilo, se cerraba el grifo en las votaciones o se cambiaba el signo en una hipotética moción de censura. No se podía pagar la entrada de la compra. En el caso de la amnistía, el nódulo de todo el entramado, si se abortaba no era por la voluntad de Sánchez, sería un imponderable en forma de Tribunal Constitucional o alguna imposibilidad legal, nunca de la “voluntad política” del presidente investido. Pese a que, como es sabido, se ha llevado años diciendo todo lo contrario de lo que ahora patrocina, exactamente lo contrario. O sea, mi Reino por un caballo, como en Shakespeare, el autor de los grandes dramas. Borrado el momento indigno de un presidente de la Generalidad camuflado en el interior oculto de un coche mientras cruza la frontera para aparecer en Bélgica, prófugo de la Justicia. Para qué repetir lo que es más que sabido. La vuelta tiene que ser en coche descubierto y una multitud de otros vehículos partidarios haciendo sonar el claxon, Ja soc aquí de nuevo, un momento delirante en la frontera, en la llegada a Gerona, en las escaleras del Palau de gobierno. Como cuando el Elcano llega al puerto de Cádiz pero sin puerto de Cádiz, sin el Buque-Escuela, sin todas las embarcaciones bajo el sol luminoso de la bahía que lo acompañan a sirena limpia mientras espejea el mar. Pero ya le han hecho la otra suma, los cientos de miles que se han manifestado en Madrid y las otras capitales de España, o los que se acercan a Ferraz para gritarle traidor y sinvergüenza, no sé cuántas cosas más. Los vemos en las calles cuando la Policía obedece la orden de disuelvan o como se llame la orden que los envía contra los manifestantes con gases y con porras, con los escudos y la contundencia misma que otras veces, otras circunstancias. El PP está en estas sumas. La mayoría de los diversos del Congreso frente a la mayoría de los manifestantes de las plazas y las calles de España. Evidente que en la carrera de San Jerónimo está la representación de la Nación pero en las multitudes está la representación de cómo responden los españoles a las mentiras de un presidente que nos dijo que la amnistía era ilegal hasta necesitó la suma de Puigdemont y los otros indepes.

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