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HUELGA decir que la disculpa en este caso se acepta. Se debe aceptar, y de buen grado, porque cuesta creer que el desafortunado comentario de Jesús Álvarez fuera malintencionado. Lo escuché en la duermevela de la sobremesa y aunque sonó chirriante no le di ni más ni menos importancia que al melocotón semimaduro al que trataba de hincar el diente. El caso es que el desliz -o relliscada en catalán- del presentador de deportes del informativo de la Primera se convirtió ayer en la carnaza de los medios privados, enfrascados en la guerra del fútbol ya no sólo entre ellos, sino todos contra TVE, a la que acusan de haber jugado éticamente sucio para hacerse con los derechos de la Champions poniendo sobre la mesa cantidades ingentes de dinero público -incluso se dice tras estos desembolsos excesivos está el cese de Javier Tola como director del área-.
El caso es que Álvarez se ha colocado en el centro de esta diana al comentar que hubo "mala suerte para los equipos españoles" en la pasada jornada de Liga, en referencia a la abultada derrota del Atlético y el empate del Real Madrid. ¿Para qué quieres más? Como recordarán, estos resultados se produjeron contra el Barcelona y el Español, lo que ha desatado la ira, y todas las suspicacias del mundo, de catalanes y catalanistas. Ayer Álvarez se excusó y aclaró que se refería a equipos "madrileños". Parece absurdo pensar que TVE vaya a utilizar canales o métodos de este tipo para lanzar una campaña "anticatalanista", sobre todo conociendo el poder de la sutileza como arma de manipulación -además de asignatura pendiente de Urdaci y Aguirre-. Más bien parece una mala pasada del subconsciente, muy propia de los madrileños -nativos y residentes-, que tienen demasiado interiorizado eso de ser la capital del Reino, se envuelven en su ombligo de gran orbe y, ven periférico, distante todo lo que ocurra más allá de la M-40 ó M-50 ó M-60 (ya no sé por cuál se llegan). No tiene porqué ser altivez o desprecio; sólo el común catetismo local inflado y multiplicado por ocho millones.
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