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Tito / Valencia

Un puzzle que busca solución

LA grave crisis económica que nos está afectando no nos deja espacio alguno. Basta ver o leer las noticias para darnos cuenta de la gravedad de la situación por la que estamos pasando. Quizás, más grave de lo que nos podemos o queremos creer. Una crisis que si de algo carece es de un líder mundial que ponga freno a este desenfreno económico, donde la reducción del déficit está poniendo en peligro el estado de bienestar que tanto trabajo ha costado conseguir.

Escuchaba hace unos días a Antonio Banderas decir que la política está en manos de los que no han sido votado por el pueblo. Efectivamente es así, hoy el mundo, la política mundial, está dirigida por los poderes económicos que no se han presentado a las urnas. Y los que más están sufriendo esta crisis son los ayuntamientos. Es verdad que también son los que más han despilfarrado el dinero público, pero la crisis municipal va a afectar muy seriamente a la vida cotidiana de los ciudadanos. Nuestro Ayuntamiento debe más de 100 millones de euros entre entidades de créditos y acreedores. A esto le tenemos que sumar los ocho millones del robo de la caja. Y lo que nos queda por enterarnos si el nuevo gobierno local (el de verdad) se decide a hacer pública la situación económica de nuestra ciudad, si es que el pacto no lo impide.

Pero lo cierto es que este nuevo gobierno (aunque parecido al anterior es nuevo) no ha heredado solamente una gran deuda económica, sino que esta ciudad tiene la complejidad de un puzzle. Un puzzle de edificios carísimos e inservibles algunos que tiene muy difícil solución. Las grandezas del anterior equipo de gobierno han dejado una muy mala herencia que nos puede costar muchos millones a los contribuyentes. La Isla es un museo itinerante de edificios ruinosos de gran valor, pero que la dejadez o la mala gestión hacen muy difícil su rescate para la ciudad. El Parque de la Historia, Casa Lazaga, Ayuntamiento, Fadricas (por cierto, me sumo a la petición de Bien de Interés Cultural, BIC, para la zona de los Polvorines), Cruz Roja, Polígonos, etc. es un puzzle al que el nuevo gobierno tendrá que ir colocando las piezas para buscarle una solución.

Pero hay un problema que es prioritario solucionar. Me refiero a la calle Real. Tres años de obras sin terminar reafirman la sensación de que esta ciudad nunca termina lo que empieza. Las obras, los proyectos, son eternos en La Isla. Pero la calle Real, que nunca se debió diseñar como se hizo, tiene que tener un final. Esta vía se ha convertido en un auténtico desorden que no beneficia a nadie. La ciudad tiene que girar alrededor de esta calle. Ésta se tiene que convertir en un corredor cultural y turístico de primera necesidad. Toda iniciativa turística, todo lo que se quiera decidir sobre el Centro Comercial Abierto, tiene que girar sobre la calle Real. Y todos coincidimos (los que estuvieron antes de acuerdo con la obra y los que no estuvieron) que esta situación no conduce a nada y no puede continuar así. La competencia es de la Junta, pero el Ayuntamiento debe decidir sobre que le conviene a la ciudad. Ahora mismo, todo es caótico. Circulan coches, bicicletas, motos, todo con peligro para los ciudadanos. Los coches que vienen de fuera no saben cómo llegar al centro. La suciedad sobrepasa lo permisible, los postes de madera crían raíces, y todo esto cumple ya un trienio.

Por lo tanto, queda demostrado que el modelo que se escogió tiene muchos errores. Es necesario hacer el estudio que antes no se hizo, para ver las mejores opciones de aprovechamiento de lo que hay y dotarla de los complementos necesarios para su mejor utilización. Museo Camarón, Museo Naval, Museo de la Ciudad, Casa de la Cultura, recuperación del Cine Alameda, Centro de Congresos. A todo esto hay que unirle la recuperación de la Plaza del Rey como espacio público, aparcamientos en los alrededores y una buena señalítica. Sin todo esto, será imposible que la calle Real sea el centro neurálgico de la recuperación de la ciudad. Es un proyecto que para conseguirlo, hace falta más imaginación que dinero. Además, el gobierno actual, que está ayudado por el anterior, sabía de la existencia de este puzzle y que había que darle solución. Pero en las campañas electorales todo es realizable. Y luego cuando se gobierna aparecen los problemas. Todo no es cuestión de dinero, es política y ésta se basa en la imaginación.

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