Manual de disidencia
Ignacio Martínez
El Rey predica en el desierto
LA costumbre de cantar las alabanzas por el nacimiento de Jesús se remonta al siglo IV, cuando se compusieron himnos latinos de carácter navideño que aludían a profundos y solemnes temas teológicos. San Ambrosio de Milán compuso su Veni Redemtor Gentiumy el poeta español Prudencio el Corde Natus Ex Parentis, himnos de una gran belleza que todavía se interpretan en muchos actos de nuestra Navidad.
No obstante, habrá que esperar al siglo XIII y a la espiritualidad de San Francisco de Asís para conocer las primeras canciones populares de carácter sagrado. En la Navidad de 1223, San Francisco decidió conmemorar el Nacimiento de Jesús con un portal viviente en una gruta situada en el poblado de Greccio, muy cerca de Roma. Más tarde, en una pequeña capilla abovedada, se pintaron dos sencillos frescos: San Francisco Adorando al Niño y La Natividad, obras pertenecientes al maestro de Narni, del Quattrocento italiano.
Nueva espiritualidad, naturalismo, arte como búsqueda de Dios…a partir de San Francisco se humanizó la iconografía de Cristo y se generalizó el tema de la Virgen como madre de todos los hombres. Después de la muerte del santo de Asís, se interpretaron las primeras canciones navideñas diferenciadas de los antiguos himnos paleocristianos por su temática sencilla y familiar; dulces cánticos en alabanza al Niño Dios, a la Virgen María, a San José, a los Reyes Magos… como Adeste Fideles atribuido a San Buenaventura en el siglo XIII y uno de los más famosos del mundo escritos en latín. Cánticos que expresaron una nueva religiosidad donde ya no se veía el mundo como un lugar de pecado y perdición, sino como la obra bella creada por la bondad de Dios.
En lo que se refiere a las artes plásticas, será Giotto di Bondone quien mejor exprese este nuevo concepto. Sus frescos de la iglesia de Asís referidos a la vida de San Francisco y los de la Natividad, en la Capilla Scrovegni de Padua, supusieron la culminación de la pintura medieval y la llegada de un nuevo lenguaje formal, el Renacimiento, con unos planteamientos de perspectiva y composición, que tuvieron en Piero de la Francesca uno de sus más señeros representantes.
En España, la palabra "villancico" derivó del término villano, denominación dada a los habitantes de las villas medievales, por lo que también se conocieron con los nombres de "villancetes" o "villancejos". Su origen se encuentra en el zéjel y sus primeras fuentes, en el Cancionero de Stúñiga de 1458. En el siglo XV, Juan del Encina será uno de los autores más prolíficos de este género y, posteriormente, otros escritores como Gil Vicente, Jorge de Montemayor e incluso Santa Teresa de Jesús.
En este 2015, año de la conmemoración del V Centenario del Nacimiento de nuestra Santa de Ávila, basten unos versos de uno de sus villancicos, donde dialogan varios pastores que se encuentran en el Portal de Belén:¡ Ah, pastores que veláis/ por guardar vuestro rebaño, /mirad que os nace un Cordero, / Hijo del Dios soberano! / Viene pobre y despreciado, / comenzadle ya a guardar/ que el lobo os le ha de llevar/ sin que le hayamos gozado. / Gil, dame aquel cayado, / que no me saldrá de mano / No nos lleven al Cordero. / ¿No ves que es Dios Soberano?.../ Viene pobre y despreciado…
Sencillos versos dedicados a la pobreza del pesebre, a la bondad del alma y a la Luz de la Navidad.
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