Viernes Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Viernes Santo en la Semana Santa de Cádiz 2024

El ocaso de Frankenstein

Sánchez creó a su monstruo de Frankenstein con el propósito de luchar contra la corrupción. Y en esas aparece Tito Berni

Tres circunstancias aparentemente inconexas hicieron posible que el monstruo de Frankenstein cobrara vida en la imaginación de Mary Shelley: la erupción de un volcán en una remota isla de las Indias Orientales, un verano singularmente frío y lluvioso -el verano helado de 1816-, y el hecho de que un grupo de poetas ingleses, con su séquito de parejas y amantes e hijos y criados, se instalara en una villa de Ginebra como si fueran los Rolling Stones en su exilio fiscal del sur de Francia, sólo que con 150 años de adelanto. Una noche, aburrido por la lluvia y el frío, Lord Byron propuso escribir una historia de fantasmas. Mary Shelley, que sólo tenía 18 años, la escribió en una larga noche de insomnio. De esa larga noche de lluvia surgió el engendro de Frankenstein, "aquel monstruo miserable que yo había creado", tal como lo definió su desconsolado creador, el joven Víctor Frankenstein.

Pues bien, mucho nos tememos que tres circunstancias aparentemente inconexas vayan a ocasionar el fin definitivo del monstruo de Frankenstein que llevó a Pedro Sánchez a la presidencia del Gobierno: una ley redactada con mucha ideología y muy poca inteligencia; los gatuperios de un diputado canario al que sus amigos calificaban de Tito Berni, y por último, la huida de una empresa que ha trasladado su sede fiscal a un país europeo más favorable a los beneficios empresariales. A primera vista parece que no hay ninguna relación entre esa ley pésimamente redactada, las cuchipandas de Tito Berni y el exilio fiscal de unos empresarios que huyen del "impuesto a los ricos", igual que no parecía haber una conexión entre la erupción del volcán, el gélido verano de 1816 y la larga noche de tormenta que dio origen al monstruo de Frankenstein. Sí, ya lo sabemos, pero la locura del azar es la lógica del destino, y todo indica que estas circunstancias incongruentes -y que nadie podía imaginar juntas- van a suponer el final de Pedro Sánchez. No olvidemos que creó a su monstruo (político) de Frankenstein con el propósito de luchar contra la corrupción, y que para hacerlo presentable -y hasta atractivo- lo vistió con los bellos ropajes del feminismo y de la lucha contra la desigualdad. Todo fue muy bien, sí, hasta que un buen día el monstruo empezó a actuar por sí mismo con una ley idiota, unTito Bernisuelto y la huida de los ricos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios